viernes, 19 de abril de 2024

PENSAMIENTO Y CULTURA A FINALES DE LA EDAD MEDIA

El nacimiento de una cultura laica: humanismo y renacimiento

Durante casi toda la Edad Media la Iglesia dominó el campo artístico e intelectual, custodiando en sus monasterios todo el legado de la antigüedad. En un principio, la Iglesia, a través de las órdenes mendicantes, controla e imparte el saber, pero, a partir del siglo XIII, con el auge de las ciudades y la expansión comercial, las enseñanzas y los estudios se harán accesible también a los laicos. El redescubrimiento del derecho romano abrió el campo de los estudios superiores a numerosos laicos. la decadencia de la escolástica abrió paso al planteamiento de nuevos temas en Occidente, a través del Humanismo, con el Hombre como tema principal.

Con el renacimiento, la literatura y el arte alcanzan el auge. Dante y Petrarca son los pioneros del renacimiento, con los que nace un cultivo del individuo por la fama y posteridad siguiendo como modelo las vidas de personajes antiguos como César o Alejandro.

Una vez superado el enfrentamiento por el dominium mundi entre Iglesia y Emperador, las nuevas formas de pensamiento traen grandes cambios en el ideal político y en las ideas democráticas reflejadas en el fortalecimiento de los Parlamentos.

El siglo XIV se caracteriza por acabar en crisis de la Iglesia y por el triunfo de una nueva mentalidad laica que se extendió por Europa: estas ideas sobre la supremacía del poder laico sobre el religioso son iniciadas por Dante y reforzadas por Marsilio de Padua. con estos y otros autores, se inicia una viaje sin retorno que acabará con la llegada del protestantismo y el anglicanismo.


El mundo del saber en la Baja Edad Media

Los orígenes de la educación pública

Uno de los rasgos más definitorios de este periodo es, sin duda, la salida de la enseñanza del ámbito meramente religioso y su generalización al ámbito laico. Fueron los gobiernos municipales los que se involucraron en la gestión financiera de las escuelas catedralicias primero, pasando a la implantación posterior de la escuela pública. la creciente riqueza de la aristocracia y burguesía urbanas contribuyeron a ello.

Pronto, cada población importante dispuso de escuelas elementales donde se enseñaba a leer y a escribir, y de escuelas de gramática donde se seguía el orden clásico del Trivium (gramática, retórica y dialéctica) como preparación para la entrada a facultades de derecho y artes notariales. se reconoció el beneficio que aportaba la formación de la comunidad y apareció la figura del maestro a través de la integración en nómina del concejo de los bachilleres de gramática; se revitalizaron las escuelas, y se estableció una política de exención de impuestos u otros beneficios para los enseñantes (usufructo de la vivienda o exención de acudir a las guerras). a través de esta nueva formación, se conseguían funcionarios para la administración, y se daba acceso a los Estudios Generales.

Triunfaron otras escuelas privadas como las de "matemáticas y ábaco" y las comerciales de Florencia, de Venecia, Lübeck y Hamburgo, donde se enseñaba aritmética, latín y técnicas mercantiles. Se mantuvieron las escuelas catedralicias y las ligadas a las órdenes mendicantes para preparar para el futuro ejercicio de su actividad misionera y predicadora: este apogeo de la escuelas pública llevó al aumento de la continuación de estudios superiores: la universidad.


El desarrollo de las universidades

Tras la fundación de las principales universidades (Bolonia, París y Oxford), el nominalismo de Ockham produjo, a comienzos del siglo XIV, una ruptura ideológica frente al tradicional método escolástico del siglo XIII. A finales de la Edad Media, se van a producir una serie de cambios en la universidad. En primer lugar, pierde su carácter internacional y cosmopolita, por la entrada de los mecenas que controlarán las enseñanzas. Las nuevas fundaciones proliferarán enormemente en los territorios germánicos (Praga, Colonia, Heidelberg, Leipzig, Viena, etc), así como en la Europa del norte: Polonia, Dinamarca, Suecia, Escocia y Hungría. En general,se impuso el regionalismo, con la apertura de varias universidades dentro de cada Estado, salvo en Inglaterra, que mantendrá la exclusividad de Oxford y cambridge, añadiendo solamente nuevos colleges a los ya existentes.

Muchos de los nuevos centros se limitaban a impartir los estudios de artes como preparación para los más importantes, que se mantenían en las universidades originales. París para teología, Bolonia para leyes y Montpellier y Salema para medicina. las universidades de París y Bolonia influyeron enormemente en la creación del pensamiento sobre el gran cisma papal y el enfrentamiento entre la corona francesa y el papado, o en la definición del poder público de los nuevos Estados: La de París era la más cosmopolita, pero, conforme se fue separando de la influencia religiosa, sus privilegios se vieran amenazados.

La financiación de la universidad constituyó otro cambio importante, ya que dejó de ser patrimonio de la Iglesia y las matrículas de los alumnos del área geográfica circundante no era suficiente para sufragar los gastos de enseñanza. la intervención de los patronos, que pagaban a profesores y concedían becas, ejercieron un mayor control sobre los contenidos de la enseñanza y los profesores: los patronos consiguieron hacer de la enseñanza una forma de ascenso social, dándoles acceso a las élites urbanas.



Ciencia, técnica y experimentación

La actitud científica cambió durante el siglo XII, con la traducción de importantes obras matemáticas árabes que presentaban el sistema numérico árabes y que, a finales del siglo XV, había desbancado a los numerales romanos. En el siglo XV empezaron a emplearse los signos + y- para las operaciones. Los métodos de Euclides aplicados a las Tablas Toledanas supusieron un avance en la trigonometría: en estos siglos, las matemáticas se emplearon para el perfeccionamiento de la óptica, apareciendo las primeras gafas para la miopía: a mediados del siglo XV, Fray Luca Paccioli inventó la contabilidad por partida doble. 

La ciencia se iba separando del mundo eclesiástico. La cuestión del movimiento fue tema principal en descubrimientos científicos como el del movimiento de la Tierra (no el de los cuerpos celestes) o la rotación de la Tierra: las innovaciones técnicas tendrían también repercusión en importantes obras arquitectónicas como la cúpula de la catedral de Florencia y se concedieron las primeras patentes.

En esta época destacaron importantes humanistas como Leonardo da Vinci (1452-1519), cuyas innovaciones eran reflejo del complejo universo científico de finales del siglo XV.

Otro campo en el que se consiguieron grandes avances fue el de la ingeniería y la industria armamentística con la invención del granulado de la pólvora y nuevos experimentos de mejora en el campo para dar paso a los cañones o a la artillería de gran calibre. también se produjeron mejoras en las armaduras: todos estos avances fueron acompañados de tratados técnicos sobre las nuevas armas.



Nobles, caballería y la influencia del ideal romano

El ideal caballeresco cambió profundamente a lo largo del siglo XV debido a factores como la decadencia de los tradicionales vínculos feudales y la evolución de la nobleza hacia una nueva institución: el mayorazgo. La mentalidad del caballeros se hizo menos guerrera. Entre las obligaciones del caballero figuraba frecuentar las cortes de reyes y príncipes, acompañar a nobles extranjeros; participar en torneos, justas y otro tipo de juegos, empleados para mostrar su poderío y que se reflejó en la literatura caballeresca y cronística. Otros objetivos fueron la peregrinación a un lugar santo o sagrado, las negociaciones diplomáticas y la participación en campañas militares.

Otra manifestación del nuevo espíritu fueron las órdenes de caballería, que surgen como la versión laica de las órdenes militares religiosas fundadas en los siglos anteriores, todavía activas. las órdenes de caballería, con diversas características, tenían en común la elección de una divisa que daba su nombre (orden de la Jarretera en Inglaterra, o la del Dragón en Hungría). Entre las más distinguidas se encontraban aquellas fundadas y presididas por el rey y sus herederos para premiar los servicios realizados a la corona y, en última instancia, primaba el juramento de fidelidad al rey. La primera de ellas fue fundada por Alfonso XI de Castilla con el nombre de la Banda en 1330. Otro tipo de asociaciones caballerescas caballerescas eran las confraternidades (cofradía devocional) o las hermandades o fraternidades temporales, que unían a miembros de la alta y media nobleza regional mediante juramentos de lealtad y ayuda mutua para un asunto concreto (ej: la guerra).

El ideal caballeresco también cambió a título individual o incluso en la nobleza femenina, que sirvió a grandes mujeres para labrarse una imagen semejante a las de las virtuosas damas y santas de la historia pasada.


Los orígenes del Humanismo

Los inicios del Humanismo en Italia

El Humanismo corresponde al movimiento cultural cuyo fin era recuperar la cultura, la lengua, la literatura y los valores de las antiguas Grecia y Roma. En el campo de la historia, sin embargo, el humanismo hace referencia a los hombres conocidos como humanistas en los siglos XV y XVI: era el hombre que los estudiantes daban familiarmente a los profesores de humanidades, en contraposición a los de teología, derecho o artes. El humanista, el cual era un laico, se había formado como hombre completo y dedicaba su tiempo "Libre" a los estudios cultos y literarios y a la contemplación de la verdad: el diálogo y las cartas eran sus géneros literarios preferidos.

En el triunfo del humanismo renacentista contribuyó el estudio de la gramática latina, poesía y prosa, como base de la educación escolar y el estudio de la retórica: a finales del siglo XIV se suscitó un nuevo interés por la cultura y lengua griega clásica, añadida por la cultura latina del momento.

El Humanismo surge en las ricas ciudades estado italianas con una intensa actividad política que contribuyó al desarrollo del pensamiento: las rutas comerciales establecidas por los mercaderes italianos, los libros y las instituciones educativas favorecieron la difusión del humanismo: ambas líneas de pensamiento pervivieron juntas y se mezclaron.

Entre los grandes autores humanistas, destacaron Francesco Petrarca, considerado por sus propios coetáneos como el verdadero fundador de la nueva forma de pensamiento, Giovanni Bocaccio, discípulo suyo, como gran influyente del nuevo pensamiento.

Petrarca y Bocaccio

El humanismo cívico florentino

En el siglo XIV, la república de Florencia era un buen lugar para el cultivo de las ideas humanistas y su cancillería contaba con los más grandes pensadores del momento: Salutati, Leonardo Bruni o el aretino, fueron grandes defensores de las libertades de la ciudad. Bruni fue autor de la primera historia humanista de una ciudad italiana, Florencia, cuya visión era ampliada por su compatriota Alberti, el cual establecía la teoría política de la ciudad y su gobierno. La aplicación práctica de su teorías se materializó en las realizaciones arquitectónicas urbanas más importantes del periodo. Surgió el interés por las civilizaciones antiguas y el antiguo Imperio Romano.

El humanismo cívico florentino entendía la república como una comunidad de todos los hombres libres encaminada a la realización de todos los valores cívicos que tuvieran consistencia por sí mismos. Tal humanismo político, si quería establecerse de una manera justa y estable, necesitaba un cuerpo
de teoría constitucional que fuera también una filosofía. Pues bien,resultó que el único modelo disponible que se adaptara a tales exigencias era la teoría aristotélica de la polis y su estructura constitucional. De esta suerte, el aristotelismo político se convirtió en una referencia crucial para la empresa intelectual del humanismo cívico, en su pretensión de conferir universalidad y permanencia a la auténtica ciudadanía.

Otros personajes humanistas importantes fueron Lorenzo Valla, que desarrolló, en la primera mitad del siglo XV, la crítica filológica como forma de entender y situar las obras literarias y Nicolás Maquiavelo, aficionado a la historia antigua, que fue secretario de la república florentina. tras su destitución por los Medici, escribió varias obras importantes. Maquiavelo veía la política de Estado como algo secularizado, en donde el príncipe debía recurrir a la violencia, en caso necesario, para poder doblegar la maldad de sus súbditos.

Lorenzo Valla y Nicolás Maquiavelo

El humanismo platonizante

A partir de mediados del siglo XV, surge una nueva corriente humanista basada en las ideas de Platón sobre la evasión del mundo, la contemplación y el ascetismo: la política y el gobierno de la ciudad dejaron de ser uno de los temas favoritos de los humanistas, y el arte para disfrute privado sustituyó al concepto público del mecenazgo. Marsilio Ficino tradujo la obra completa de Platón y a Plotino, además de escribir sobre la relación entre filosofía y fe en sus obras de teología. su discípulo, Mirandola, defendía también al hombre intelectual y libre, dedicado a la vida de contemplación, en busca de la sabiduría divina, pero no a través de las letras y la filosofía, vacías de contenido, sino de los principios del cristianismo.

Aportaciones culturales del Humanismo

Latín, traducciones y lenguas vernáculas

Los eruditos humanistas recuperaron las obras de los autores clásicos como las de Cicerón y buscaron textos y obras en las bibliotecas monásticas, haciéndose con más discursos de Cicerón o las obras completas de Quintiliano, entre otras.

Bocaccio hacía traducir las obras de Homero, y el canciller Salutati conseguía que se enseñara griego en Florencia, desde donde comenzaron a difundirse los estudios helénicos por Europa. Algunos viajeros se desplazaron a Constantinopla para conseguir manuscritos de las obras de Platón; Aristófanes, Esquilo, Demóstenes y Jenofonte y, a raíz del concilio Florencia-Ferrara entraron otros manuscritos que se copiaron, imprimieron y se tradujeron al latín, el lenguaje común. todas las nuevas fuentes antiguas produjeron una revolución en materia filosófica, pudiéndose leer obras de las escuelas estoica, epicúrea o escéptica. posteriormente, muchas de estas obras fueron traducidas a la lenguas vernáculas de las cortes europeas.


Las bibliotecas públicas y particulares

Petrarca defendió el principio de que los libros se debían considerar un bien público, al ser la cultura patrimonio común. De esta forma, los humanistas promovieron la apertura de bibliotecas públicas para poner a disposición de los estudiosos el mayor número de obras posible y para facilitar su conservación y corrección por parte de los bibliotecarios. Fueron los grandes mecenas los primeros creadores de grandes bibliotecas, inicialmente en monasterios y catedrales. así, los Medici, por ejemplo se centraron en la biblioteca del convento dominico de San Marcos de Florencia, que se conformó con donaciones de tipo testamentario y una política de nuevas adquisiciones asesorada por el futuro para Nicolás V, quien a su vez puso las bases de la Biblioteca Vaticana. La biblioteca del cardenal bizantino Besarión sería legada su muerte a la República de Venecia, que le había acogido al huir de la captura de Constantinopla.

El nuevo ideal caballeresco fomentó también la creación de bibliotecas privadas de las grandes casa nobiliarias, con ricos manuscritos y con primeras ediciones de obras importantísimas.


El impacto de la imprenta

La imprenta de Guttemberg (1450) supuso una innovación tecnológica, aunque, ya se conocían artilugios que permitían la impresión de una imagen en papel. El nuevo invento combinaba varias características como el poder montar las páginas, en lugar que tener que tallarlas sobre madera; la potencia de la prensa utilizadas para labores agrícolas, aplicada a la impresión; la mejor calidad de las tintas, que garantizaba la perdurabilidad de los impresos, y la difusión de la fabricación de papel, que abarató los costes y sustituyó definitivamente al pergamino.

La imprenta provocó la necesidad de establecer una normativa que regulase el libro como producto comercial e intelectual. Los tipógrafos llevaban las letras góticas consigo a Italia, Francia y Alemania, homogeneizando así la escritura de toda Europa. el saqueo de Maguncia (1462) facilitó la expansión del negocio a otras ciudades alemanas (estrasburgo, Bamberg, y desde allí hasta 50 ciudades a finales del siglo XV). De allí se expandió a Italia o a Francia, donde la Universidad de la Sorbona, en París, instaló la primera imprenta francesa. Más tarde se instaló en Basilea o en Westminster.

La rápida difusión de ideas, gracias al avance de la imprenta y consecuente internacionalidad del marcado, conllevaron problemas de herejía religiosa o de disensión política. En las grandes potencias impresoras del momento, Alemania, Italia, Francia y Holanda, la mayor parte de la producción se hacía en lengua vernácula; los mismo ocurrió en españa. con una mayoría de obras en castellano y catalán. los libros tenían tres vías de financiación: los mecenas; los impresores, que anticipaban los costes de producción y vendían después los libros y los ricos comerciantes.

Guttemberg

Difusión del humanismo en el Norte de Europa 

La teoría de la difusión del humanismo en la Europa septentrional tiene dos posiciones. por una parte, aquellos que defienden su primitiva influencia en el reino de Bohemia-Hungría, bajo el cetro de Carlos IV (1346-1378), y con centro principal en la nueva universidad y en la corte, y que fueron difundidos por el movimiento de laicos y religiosos de los "hermanos de la vida en común", que practicaban la devotio moderna y que fundaron numerosas escuelas.

Otros autores defienden la difusión del humanismo por la vinculación con el norte de Italia a través del valle del Rin. Así, el humanismo italiano afectó a Alemania, los Países Bajos e Inglaterra. Los territorios del Imperio Germánico mantenía importantes vínculos políticos, comerciales e intelectuales con Italia. Los dos centros de difusión más importantes en Alemania fueron Constanza y Basilea, donde celebraron concilios importantes.

Este humanismo se centró en el estudio del nuevo testamento, potenciado por estudios de gramática hebrea junto con el griego y universidades y monasterios actuaron como difusores. En los Países Bajos, las escuelas de gramática humanísticas se implantaron primero en la ducado de Brabante, donde se precedió también a la agrupación de las escuelas de artes en la nueva universidad de Lovaina. Los maestros seglares del siglo XV enseñaban en estas escuelas en lenguas vernáculas, en vez de en latín. En Inglaterra, la expansión comercial motivó una demanda de escuelas públicas de gramática que, a partir de 1390 se nutrieron de maestros de Cambridge: el propio rey Enrique VI se educó en una escuela palatina inspirada en un modelo humanista italiano. Las universidades de Oxford y Cambridge tuvieron un importante papel en la difusión de las ideas humanistas y los viajes de estudio entre Islas Británicas e Italia, favorecieron la formación de la élite intelectual británica: el duque de Gloucester, regente de Enrique VI, fue el más famosos mecenas, el cual se encargó de traducir la República de Platón al latín, y donó a la universidad de Oxford importantes libros y manuscritos de obras clásicas de Dante, petrarca y Bocaccio. Finalizada la Guerra de las Dos Rosas, y durante el reinado de Enrique VII (1485-1509), se hicieron las primeras traducciones de obras médicas de Galeno del griego, y este idioma comenzó a enseñarse en Oxford.


El Humanismo en la Península Ibérica

La introducción del humanismo en la Península Ibérica se apoyó más en la cultura cortesana que en las universidades, reacias en principio a abandonar la escolástica como método. El Humanismo italiano se difundió a través del reino de Nápoles, que formaba parte de la corona aragonesa,y a través del cual legó la influencia italiana a la corte. El canciller Pedro López de Ayala realzó la formación humanística en Castilla: era conocedor de la obra de Tito livio, Valerio Máximo, San Agustín, Boecio, Gil de Roma, Vegecio o Bocaccio y de la literatura legal de su momento y escribió diversas obras.

Los Trastámara fueron importantes patrocinadores de humanistas y la élite nobiliaria participó activamente en su difusión. la imprenta española fue de importación, y en muchos casos estuvo vinculada a la Iglesia o a la universidad: se formaron también talleres de editores con sucursales por toda la Península Ibérica. uno de los mercados más importantes para la imprenta fue el de la impresión de bulas eclesiásticas, y los ingresos que generaban permitían a su vez imprimir otros textos menos ventajosos económicamente.



Arte y sociedad en el Renacimiento

Arte y mecenazgo

Durante el siglo XV, el mecenazgo se amplía de los círculos cortesanos y eclesiásticos tradicionales al patronazgo de los ricos aristócratas y mercaderes. En Italia, la cultura cívica se transformó con la eclosión de dinastías principescas de origen comercial o militar, como los banqueros Médici en Florencia, los Sfroza en Milán, los Gonzaga de Mantua, los Montefeltro de Urbino o los Este de Ferrara. a ellos se unía el mecenazgo pontificio desde Roma. En el resto de Europa, el Humanismo y los nuevos estilos artísticos se difundieron a través de las cortes reales y del mecenazgo nobiliario.

El mecenas podía optar por dos posibilidades. financiar, alto coste, una obra privada o pública que demostrara su capacidad económica y su prestigio, o encargar una obra de arte mueble, más pequeña asequible generalmente para su propio disfrute o para su donación a alguna institución eclesiástica, como acto que le abriese las puertas del cielo. Así nace también el inicio del coleccionismo de obras de arte para su contemplación, muy en la línea del humanismo platonizante.

Otra posibilidad eran los encargos controlados por grandes instituciones y encargadas a escultores y arquitectos, como en el caso de Donatello, que participó en las obras de la catedral de Florencia. no siempre las grandes familias aristocráticas tenían suficiente capacidad económica para financiar obras de gran envergadura.

En toda Europa, el cliente establecía las características e incluso el tema del trabajo a realizar, y pagaba por las materias primas empleadas y por la labor del artista: era fundamental también la agrupación en talleres o escuelas, en los que los aprendices realizaban parte del trabajo del pintor, aunque la obra fuera luego firmada por el artista prestigioso. Generalmente los pintores y artistas se encuadraban en corporaciones como es el caso de los pintores en Florencia, que estaban dentro del gremio de los médicos y boticarios; los escultores en piedra, en el gremio de los picapedreros y carpinteros; los escultores en metal y orfebres, en el gremio de la seda y las manufacturas de lujo: su competencia no solía limitarse a un campo estricto.

La firma del contrato suponía para el artista una forma de servidumbre respecto al patrono: se especificaba el trabajo a realizar, la forma de pago, la fecha de entrega e incluso los materiales a utilizar: la especialización técnica y temática de los artistas hizo que su consideración social se elevase, aunque su supeditación al patrono y los retraso en los pagos de sus salarios no contribuyesen a una verdadera promoción social.



Las artes y la ciudad

La arquitectura de los siglos XIV y XV se caracterizó por una coexistencia entre el estilo gótico y el incio del estilo renacentista. por una parte, se continuó en toda Europa con la financiación de grandes iglesias en el estilo gótico, con variantes basadas en el afinamiento de las formas, la multiplicación de arcos, nichos, columnas y nervaduras, y un aumento de todas las complejidades técnicas que pudieran dar mayor capacidad decorativa. Palacios, mansiones y las lonjas comerciales, son las principales muestras de arquitectura civil en este estilo.

El arte italiano utilizó poco los elementos góticos.creó un tipo de arquitectura que hundía sus raíces en el arte clásico y tiene en el arco de medio punto, opuesto al apuntado, típico del gótico, su principal referencia. esta arquitectura tiene sus principales manifestaciones en la amplia serie de edificios religiosos y civiles del Renacimiento.

Las ciudades llegaron a planificarse de nuevo, siguiendo los postulados de los tratados arquitectónicos escritos por los humanistas. la ordenación de los espacios públicos pasaba por su decoración, reglas formales de proporción de los órdenes clásicos.Llas iglesias y palacios privados de las grandes familias iban a  reconstruirse en el nuevo estilo.

También el Humanismo afectó a la ingeniería civil aplicada a grande puentes, canales de aguas, pavimentación de las calles o fortificaciones de ciudades y castillos, contrastando el ladrillo decorativo con la piedra, mucho más resistentes: En el siglo XVI, estos cambios se consolidarían, dando lugar a un nueva imagen de la arquitectura europea.

En Castilla y parte de Aragón, triunfa la arquitectura mudéjar, caracterizada por la utilización del ladrillo, mampostería, arcos de herradura y decoración de yeserías. El influjo del arte nazarí, cuyo ejemplo más logrado es La Alhambra, tuvo en la España cristiana, su reflejo en el alcázar sevillano de Pedro I.

En pintura y escultura, se diferenciaron la norteña o flamenca y la italiana. La primera se caracteriza por el dramatismo y el realismo de las figuras, que se puede apreciar algunas vidrieras de  catedrales o en los numerosos Ecce Homo y Descendimientos. El realismo flamenco se verá reflejado en los grandes retratistas como Juan van Eyck, y en los miniaturistas. Se desarrolló el arte de la tapicería. en italia se nos presenta, tal vez por influencia franciscana, un dulce naturalismo, impregnado de humanidad, siendo Cimabúe y Giotto,sus artistas más señalados.

En España, se distinguen los territorios de la Corona de Aragón, en torno a la órbita del arte provenzal-italiano, y los territorios de Castilla, con una mayor influencia flamenca borgoñona: en el campo artístico del siglo XIV, destaca Cataluña con la consagración de la catedral de Barcelona y otros edificios civiles, con un goticismo muy marcado. El siglo XV, por el contrario, es castellano, con la influencia realista y decorativa flamenca representado en el Palacio de los Duques del infantado, en Guadalajara; el monasterio de San Juan de los Reyes, en Toledo,o la capilla del Condestable, en la catedral de Burgos.

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