lunes, 18 de julio de 2022

LA COLUMNA MINERA DE RIOTINTO

El 18 de julio de 1936 llegaba a Sevilla desde la cuenca minera onubense, la Columna Minera de Rio Tinto. Unos 500 hombres que acudieron solidarios a auxiliar a la resistencia sevillana, que defendía valerosamente la legalidad republicana frente al golpe fascista, comandado por el genocida Queipo. No pudo ser. En La Pañoleta, fueron traicionados por el funesto Haro Lumbreras y sus guardias civiles que suponían leales. Allí se vertió mucha sangre minera. Posteriormente, fueron apresados y juzgados en un juicio sin las mínimas garantías y condenados a muerte 68 de ellos. Los asesinaron el 31 de agosto de 1936, en diferentes lugares públicos de la ciudad, para escarmiento e insuflar miedo a la población.

Con Sevilla ya tomada por las fuerzas de Queipo de Llano, el inspector general de la Guardia Civil Sebastián Pozas (ministro de Gobernación de la época) ordenó a un grupo de guardias civiles, comandado por Gregorio Haro Lumbreras, sofocar la rebelión y luchar contra las tropas de los golpistas. Por detrás, una columna civil, formada en un 90% por mineros y encabezada por los diputados Luis Cordero Bell y Gutiérrez Prieto, intentaría ayudar en la medida de lo posible. Gregorio Haro ya había participado en el golpe del general Sanjurjo en agosto de 1932 y había destacado en la fallida revolución de Octubre de 1934 por su dureza en la represión. Sin embargo, acató las órdenes de Madrid y juró fidelidad a la República. Fidelidad que ya había traicionado.

El 31 de agosto de 1936, 68 de ellos fueron ejecutados en seis sacas diferentes tras un Consejo de Guerra celebrado en la Plaza San Francisco (Sevilla). Sólo se libró un menor de edad y dos hombres que en ese momento pasaban por allí pero que no tenían nada que ver con el enfrentamiento.

Pero, su ejemplo de lucha, su defensa del gobierno de la República, siguen imperecederos en el corazón de los demócratas.

Siempre leales a la democracia y la libertad acudisteis a su llamada
sin pensarlo dos veces en la fría madrugada donde la muerte afilaba su guadaña
donde felones militares sembraban sus semillas por los pueblos y ciudades
expandiendo su reino por las tierras de España 

mineros forjados y templados por el frío y el tiempo, bautizados en aguas rojizas
aguas que llevan el legado de vuestras familias, de generaciones enteras
de trabajadores explotados durante décadas, legado que forja la conciencia obrera
la conciencia de clase, la empatía, la resistencia y la solidaridad

La tierra llora en en silencio cuando el barro rojizo se mezcla con la sangre derramada
de aquellos que cayeron traicionados mientras la muerte y el terror cabalgan por las tierras de España
cada negra noche las estrellas lloran y se apagan recordándoos, mineros onubenses, siempre leales
al pueblo y a vuestra clase ¡No olvidéis! ¡Recordad su historia! ¡Contad sus hazañas!

a pesar de la muerte y la derrota, vuestra historia sigue en las arrugas y los ojos ancianos de la llama convertida en ceniza
ceniza mezclada con vuestra sangre que transportan los ríos rojizos de la cuenca minera
que dará nuevo calor y nuevas fuerzas a la tierra para que broten nuevas semillas con la primavera
mientras brillan las estrellas del cielo, recordando vuestra historia de resistencia y lealtad

Llegada de los mineros onubenses a Sevilla
donde serían condenados a muerte

1 comentario:

  1. mi abuelo fue uno de ellos , era dirigente de la C.N.T. en la mina de rio tinto ---mina de los ingleses .

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