jueves, 3 de marzo de 2016

Matanza del 3 de marzo 1976

En Vitoria, desde el mes de enero de 1976, cerca de treinta empresas se habían ido declarando en huelga coordinando sus acciones, eligiendo democráticamente en asamblea a sus propios representantes, cuestionando así la falta de libertades. Los trabajadores exigían una subida lineal igual para todos de 6.000 pesetas al mes, cien por cien del salario en caso de enfermedad o accidente, jubilación a los 60 años con el jornal real, reducción de la jornada laboral, ni un despedido, ni un represaliado, no al Sindicato Vertical, etc.
Lo que caracterizó el movimiento de Vitoria fue la coordinación de las empresas en lucha a través de la elección en asamblea de comisiones representativas de fábrica que, junto a los jóvenes, las mujeres, los barrios, crearon una estructura de poder obrero que dirigía y organizaba la lucha, las cajas de resistencia, etc. A medida que fueron saliendo más empresas a la huelga, la antigua COV fue modificándose y adaptándose a la nueva situación. La COV convertida en Coordinadora de Comisiones Representativas era el germen de una nueva estructura que trascendía el marco de la empresa. El debate entre las distintas tendencias fue intenso. Arturo lo refleja en el capítulo dedicado al 3 de Marzo. Esa etapa significó un impulso en la lucha ya que se consiguió aprobar la realización de una primera asamblea de todos los trabajadores en huelga el 22 de enero. El régimen, que se sentía arrinconado y herido de muerte tras cuarenta años de dictadura, de dominación y de opresión, sólo podía morir matando.
LOS SUCESOS DE VITORIA
Lo ocurrido aquel 3 de marzo de 1976 en Vitoria pasará a la historia como uno de los mayores actos represivos acaecidos durante la Transición Española.

Dentro del marco de reivindicaciones laborales y políticas que sacudían la España del momento, en Vitoria, miles de trabajadores iniciaban en enero de 1976 una huelga en contra del decreto de topes salariales y por mejores condiciones de trabajo. El 3 de marzo, con un masivo seguimiento, tenía lugar en la ciudad la tercera huelga general consecutiva. La respuesta policial fue intervenir la asamblea de trabajadores que se celebraba en la Iglesia San Francisco de Vitoria. Tras llamar al desalojo y sin dar tiempo al mismo, se lanzaron contra los trabajadores gases lacrimógenos dentro de la iglesia. Esta acción produjo la estampida de los manifestantes que fue respondida con cargas policiales, disparos de pistola y ráfagas de metralleta.

La Agresión

La policía “premeditadamente” dejó que se llenara la iglesia con alrededor de cinco mil personas, permaneciendo en el exterior un número similar, y fue en ese momento cuando mandó desalojar la misma. La multitud allí congregada ante el temor de ser aporreada y agredida en su salida, se negó al abandono del recinto religioso. Hay que recalcar que los templos estaban protegidos por el Concordato, por lo cual no podían actuar ni acceder a su interior las Fuerzas Armadas, salvo urgente necesidad.

Para proceder al desalojo, la policía atacó y asaltó la iglesia con gases lacrimógenos y material antidisturbios, por lo que presos del pánico y la asfixia, los allí congregados comenzaron a salir huyendo, momento en el que los policías procedieron a golpear y disparar indiscriminadamente tanto sobre los que intentaban escapar, como sobre los que desde el exterior atraían su atención para dejar vía libre a los que abandonaban aquel infierno.

Conversación de los Policias que ejecutaron la Orden dada por Manuel Fraga, el fascista y asesino responsable de Interior aquel 3 de marzo de 1976. Murieron muchos inocentes. Esos policías continuaron trabajando en democracia sin sufrir sanción alguna y siendo ascendidos por los Gobiernos de UCD y PSOE

“Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos?
-Si hay gente ir por ellos!
-¡Vamos a por ellos!”
“J-3 a J-1 Estamos en la iglesia. ¿Entramos o qué hacemos? Cambio”. “...-Entonces lo que te interesa es que los cojan por detrás. -Exacto”
“J-1 a J-2 Haga lo que le había dicho (acudir en ayuda de Charlie a Zaramaga).
-Sí me marcho de aquí, se me van a escapar de la iglesia.
-Charlie a J-1. Oye, no interesa que se vayan de ahí, porque se nos escapan de la iglesia.
-Mándennos refuerzos, sino, no hacemos nada; sino, nos marchamos de aquí sino, vamos a tener que emplear las armas de fuego.
-Vamos a ver, ya envío para allí un Charlie. Entonces el Charlie que está, J-2 y J-3, desalojen la iglesia como sea. Cambio.
-No podemos desalojar, porque entonces, entonces ¡Está repleta de tíos! Repleta de tíos. Entonces por las afueras tenemos rodeados de personal ¡Vamos a tener que emplear las armas! Cambio.
-Gasead la iglesia. Cambio.
-Interesa que vengan los Charlies, porque estamos rodeados de gente y al salir de la iglesia aquí va a ser un pataleo. Vamos a utilizar las armas seguro, además ¿eh?
-Charlie a J-1. ¿Ha llegado ya la orden de desalojo a la iglesia?
-Sí, sí la tiene J-3 y ya han procedido a desalojar porque tú no estabas allí.
-Muy bien, enterado. Y lástima que no estaba yo allí”.
“Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones.
-¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros.
-¿Cómo está por ahí el asunto?
-Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo.
-¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio!
-Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre. Cambio.
-De acuerdo, de acuerdo.
-Pero de verdad una masacre”.

Las consecuencias

Aquel día 3 de marzo de 1976, en Vitoria, la represión policial ocasionó la muerte de 5 manifestantes y más de 150 sufrieron heridas de bala. Los autores y responsables de aquella matanza nunca fueron condenados ni las víctimas suficientemente reconocidas. La matanza no fue el principio del fin de la represión sino momento álgido de una realidad en la que trabajadores siguieron muriendo en las calles, que el entonces Ministro de la Gobernación, Manuel Fraga, consideraba suyas.

En un primer momento, a resultas de los partes hospitalarios enviados al juzgado por ser las personas atendidas, tanto fallecidos como heridos, a consecuencia de disparos y agresiones, se abrieron diligencias previas. Los sumarios abiertos, después de varios recorridos por diversos juzgados y tribunales, acabaron finalmente en la jurisdicción militar, la cual, aun reconociendo que los hechos considerados, eran en principio constitutivos de delitos por homicidio, dictó auto de sobreseimiento por no haber motivos suficientes para acusar de ellos a personas determinadas. Posteriores reclamaciones al Estado por responsabilidad civil, efectuadas por algunos afectados, tampoco fueron atendidas.

Los culpables

MANUEL FRAGA IRIBARNE, era el ministro responsable de la fuerzas del orden durante los sucesos de Vitoria de 1976. Fraga se encontraba en Alemania participando en una campaña diplomática (para vender internacionalmente una reforma avalada por la monarquía), cuando tuvo lugar la masacre y le sustituía en sus funciones el Ministro Secretario General del Movimiento ADOLFO SUÁREZ GONZÁLEZ.

Fraga junto con Rodolfo Martín Villa, Ministro de Relaciones Sindicales, y el General Campano, director de la Guardia Civil, intentaban, visitando a los heridos, reducir el impacto de su decisión.

Rodolfo Martín Villa fue uno de los principales actores del franquismo durante los años 60 y 70. Fue jefe nacional del SEU, secretario del Sindicato Vertical, Gobernador Civil de Barcelona y finalmente ministro de Relaciones Sindicales y de Interior con los gobiernos de Arias Navarro y Suárez. Martín Villa está relacionado con distintos actos de represión (Vitoria, Madrid, Málaga, Barcelona o Pamplona, entre otras ciudades) y ha sido imputado en aplicación del principio de Justicia Universal ante el Juzgado Nacional de lo Criminal y Corrección Federal número 1 de la República Argentina como autor de crímenes contra la humanidad.

Todavía prohibidos los derechos de reunión, manifestación y de huelga, los sindicatos, ilegales también, convocan huelgas en toda España. La respuesta del gobierno fue la habitual represión policial. Los altercados se multiplicaron y las huelgas generales de protesta se sucedieron durante varios meses.

Gasteiz amanece hoy con nubes negras que lloran
por cinco obreros asesinados en las calles y avenidas
por balas de infame jauría que perforan
el cuero y la carne, segando la vida

tanta sangre derramada por la libertad
con campanas que tocan a muerte
de un régimen agonizante, echada y perdida su suerte
que agonizaba matando en las calles. No olvidéis ¡Recordad!

Cambios regados por la sangre y la lucha del pueblo obrero y trabajador 
que luchó para romper los grilletes y cadenas que le oprimían
en una historia ya pasada, pero cercana marcada por el dolor,
la lucha y los gritos clamando Pan, Trabajo y Amnistía

Asesinos de razones y de vidas,
que nunca tengáis reposo a lo largo de vuestros días
y que en la muerte os persigan nuestras memorias
nada ni nadie ha sido olvidado. Siempre presentes en la historia




2 comentarios:

  1. TAMBIÉN PUBLICADA AQUÍ http://canarias-semanal.org/art/22221/3-de-marzo-de-1976-a-los-42-anos-de-la-matanza-impune-de-vitoria-video-

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  2. TAMBIÉN PUBLICADA AQUÍ https://www.federacionanarquista.net/matanza-del-3-de-marzo-en-vitoria/

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