jueves, 14 de marzo de 2013

LA PERSUASIÓN EN EL DISCURSO POLÍTICO


Los griegos definieron la política como " el ordenamiento de la ciudad". Aristóteles proponía un enfoque científico de la política, donde el análisis social se hiciera tomando en cuenta elementos psicológicos, culturales y sociales y estableciendo relaciones de causa y efecto. Además, manifestaba la necesidad de crear una clase media que atenuase la brecha existente entre los más ricos y los más pobres, mientras que su maestro, Platón, creía que la forma en la debía gobernarse un pueblo era a través de la observación de la realidad y la puesta a prueba de cambios y mejoras idealistas y que dicho trabajo debía estar a cargo de los seres más sabios de esa sociedad.

Aristóteles en su obra La Retórica sostiene que la dialéctica y la retórica son partes inseparables del discurso político: Mientras que la dialéctica se encarga de explicar la realidad a la gente, la retórica busca la adhesión de los receptores (pathos) a través del discurso (logos). Por tanto, la retórica es "la facultad de conocer en cada caso aquello que puede persuadir. La retórica puede ser cultivada, pero se deben conocer sus principios".

La idea principal del discurso político es la persuasión: A través de argumentos y persuasiones se debe convencer y emocionar: Convencer a través de la fuerza lógica de los argumentos, utilizando técnicas propias del orador, quien a través de ejemplos, refuerza su propio razonamiento, y a través de las técnicas ya existentes como las  leyes, los juramentos, los testigos, los contratos y las confesiones. Las técnicas son las inventadas por el orador, a partir de su propio razonamiento. Se debe recurrir a ejemplos o epítemas.
El ejemplo es el sistema de inducción-deducción: el ser humano observa la realidad y obtiene los conocimientos a través de ella (inducción) y puede elaborar una respuesta que satisfaga sus necesidades (deducción).

Para los griegos, la política tenía un gran prestigio social, pues era fundamental para el funcionamiento de las ciudades ya sea por motivos económicos y comerciales o bélicos y defensivos.  La política era el grado más alto de la escala social, por lo que dieron una gran importancia a la retórica y el arte de hablar en público.
A través de la oratoria, se trataba de convencer a la gente, de persuadirla, es decir, de hacerla cambiar de opinión .Por tanto, es deber de todo político tener un correcto uso de la retórica con el fin de persuadir a la gente, es decir, de modificar su conducta para que el político consiga sus objetivos ( el político debe ganarse la adhesión del público presentándose como una persona digna de confianza y creíble. La otra alternativa, es fomentar las pasiones, apelando a los sentimientos de los que los escuchan).

Algunas claves para hacer un buen discurso político son: determinar el lugar y el orden de los argumentos, apelando a la parte sentimental del receptor al principio y al final del discurso y utilizando la narración y la exposición de los argumentos en el cuerpo de dicho discurso.

Por tanto, hay tres factores importantes en un buen discurso: la personalidad del orador, las personalidades de los oyentes y sus respectivos caracteres y pasiones. Como explicó el propio Aristóteles, “La retórica se reviste con el atuendo de la política”.

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