Conflictos en el Báltico y el NE. Los repartos de Polonia
La Gran Guerra del Norte (1700-1721)
Resultado de la nueva relación de fuerzas frente al predominio sueco, comenzó cuando Augusto II de Sajonia, rey de Polonia, formó una coalición con Rusia y Dinamarca. A comienzos del s. XVIII los daneses invadieron Gottorp, Augusto II atacó Riga y los rusos Narva. En respuesta, Carlos XII de Suecia marchó sobre Copenhague obligando a Federico IV a separarse de la coalición, derrotó a Pedro I de Rusia en Narva, levantó el sitio de Riga y se apoderó de Curlandia. A continuación, en 1702 invadió Polonia, derrotó a Augusto II en Klissow y puso como rey a Estanislao Leczinski. Luego invadió Sajonia, forzando a Augusto II a dejar la coalición y a renunciar a la corona polaca.
Entre 1701 y 1705 el zar había arrebatado a Suecia Ingria, Carelia, Estonia y Livonia, buscando salida al Báltico y fundando San Petersburgo en 1703. El mayor error de Carlos XII fue marchar sobre Moscú en 1707, pero los rusos recurrieron a la táctica de tierra quemada y derrotaron a las debilitadas fuerzas suecas enPoltava, en julio de 1709. La derrota reactivó la coalición antisueca (Rusia, Polonia y Dinamarca) → Augusto II recuperó Polonia, los daneses ocuparon Escania y los rusos Riga, Reval y Viborg, 1719. La Pomerania sueca fue invadida y los coaligados recibieron la adhesión de Prusia (1713) y de Jorge I de Inglaterra y Hannover (1715). Tras su fuga de prisión, Carlos XII decidió conquistar Noruega (salida al Atlántico y debilitamiento de Dinamarca) e inició un acercamiento antibritánico a Rusia. Pero en 1718 murió en el sitio de Friedrikshald → Suecia debiófirmar la paz con Hannover, Prusia y Dinamarca (tratados de Estocolmo, 1719-1720) y con Rusia (tratado de Nystad, 1721):
- ESTOCOLMO: Suecia cedió a Dinamarca Schleswig, a Prusia buena parte de Pomerania occidental con Stettin, y a Hannover los territorios de los obispados de Bremen y Verden.
- NYSTAD: Suecia recuperó Finlandia meridional y Rusia fortalecía su presencia en el Báltico con Ingria, Estonia y Livonia, una parte de Carelia con Viborg, y las isas Dago y Ösel.
Estos repartos del Imperio sueco dieron lugar a una situación de equilibrio en el Báltico → siglo XVIII bastante pacifico, pese a la inquietud británica frente a la aparición de Rusia. La mediación diplomática francesa no logró acercar ambos países, pero, cuestiones comerciales aparte, la realidad es que el Báltico vivió un siglo XVIII bastante pacífico, sólo interrumpido por las repercusiones tangenciales de los grandes conflictos europeos: la guerra suecorusa 1741-1743, que fue un conflicto menor en el marco de la Guerra de Sucesión de Austria, y la intervención de Suecia en la Guerra de los 7 Años, dentro del bando francés entre 1757 y 1762, o bien el conflicto de Suecia con Rusia entre 1788 y 1790, aprovechando una de las guerras ruso turcas.
Rusia pasó a ser la potencia en la zona. Alianzas con la pacifista Dinamarca y con Prusia, tutela sobre Polonia y ocasionalmente sobre Suecia. La Alianza del Norte entre Prusia y Rusia de 1764 tenía como objetivo regular la zona sin intervención de potencias occidentales, comprometiéndose a mantener la situación en Polonia y Suecia, ya que los dos objetivos en la zona eran la estabilidad polaca, amenazada con cada nueva ascensión al trono, y mantener el statu quo en Suecia. Dicho acuerdo fue continuado por la posterior alianza de Catalina II con José II en 1781.
Primer tratado de reparto de Polonia (1772)
Dado el interés en el territorio polaco de Rusia, Prusia y Austria, este fue utilizado como base de un acuerdo entre las tres, a costa de dividírselo.
- RUSIA: parte de la Livonia polaca y la Rusia Blanca hasta el Dvina y el Dniéper. Catalina II
- AUSTRIA: Galitzia oriental y la Pequeña Polonia (excepto Cracovia). María Teresa y José II
- PRUSIA: Prusia occidental (menos el puerto de Danzig) y el territorio polaco hasta el rio Netze. Federico II
La situación de Suecia
Rusia se oponía al absolutismo de Gustavo III y alentaba la oposición contra él. En 1788, aprovechando el conflicto rusoturco, el monarca sueco ataco San Petersburgo. En 1790, mientras Suecia obtenía algunos éxitos, se creaba una alianza antirrusa (entre Gran Bretaña, Prusia y las Provincias Unidas), ante la que Catalina II hubo de firmar un acuerdo de paz ese mismo año, sin cesiones territoriales, pero por el cual se comprometía a no intervenir en la política interior sueca. En 1791, Gustavo III estableció una alianza con Rusia que le asegurara protección ante posibles movimientos revolucionarios como el de Francia.
Segundo tratado de reparto de Polonia (1793)
El temor a que los movimientos revolucionarios franceses estimularan a los nacionalistas polacos llevó a Catalina II a pactar con Prusia un segundo reparto de Polonia:
- RUSIA: Podolia, Ucrania occidental y el oeste de Bielorrusia (gran parte de Lituania).
- PRUSIA: Danzig, la región de Thorn y Posnania.
Tercer tratado de reparto de Polonia (1795)
El general Tadeus Kosciusko recogió el malestar y proclamó el Acta de Insurrección → intervención de Rusia, Prusia y Austria → tercer y último reparto de Polonia, que hizo desaparecer al país:
- RUSIA: Curlandia y el resto de Lituania.
- AUSTRIA: Polonia meridional, con Cracovia.
- PRUSIA: el territorio restante, que incluía Varsovia.
El retroceso internacional de Turquía
La victoria de Pedro I sobre los suecos en Poltava creó un cierto paneslavismo que le llevó a intervenir en la zona para expulsar a los turcos. Sin embargo, la derrota del río Prut en 1711 lo obligó incluso a devolver Azov a los turcos. El sultán entregó entonces los principados autónomos de Moldavia y Valaquia a griegos del barrio ortodoxo de Fanar, en Estambul, que en adelante serían conocidos como los príncipes fanariotas. El contraataque turco en 1715 para reconquistar Morea (cedida a Venecia en 1699), provocó la alianza austriaco-veneciana y una nueva guerra tras la que Turquía, merced a la paz de Passarowitz (1718), recuperaba Morea, pero perdía territorios e iniciaba su decadencia. Austria, la gran beneficiada, recibía Temesvar, que completaba su dominio sobre Hungría, así como parte de Bosnia, el norte de Serbia con Belgrado, y la pequeña Valaquia.
A partir de ese momento, los rusos (con apoyo austríaco) y los turcos (con apoyo diplomático francés) se enfrentaron a menudo en la zona, especialmente en torno a Crimea:
- 1735-39: Los rusos recuperaron Azov, invadiendo Crimea en 1736. El emperador invadió la Serbia en poder turco, Valaquia y Bulgaria. Los turcos reconquistaron Nis e infringieron varias derrotas al ejército imperial, mientras obligaban al ejército ruso a retroceder hasta Ucrania. Por los tratados de paz de 1739 firmados en Belgrado y Nis, Rusia devolvió sus conquistas, las provincias del Cáucaso serían independientes, quedando el mar negro cerrado a los barcos rusos. Austria devolvía la ciudad de Nis y las posesiones arrebatadas en la paz de Passarowitz de las que Carlos VI únicamente conservaría el banato de Temesvar (Timisoara, frontera hasta 1914).
- 1768-1774: Rusia invadió de nuevo Crimea y avanzó por Besarabia, Moldavia y Valaquia, infringiendo una derrota naval a los turcos en el Mediterráneo, 1770. Tras la petición de armisticio por los turcos y el reparto de Polonia, Rusia volvió a atacar los Balcanes, llegando hasta Bulgaria y obligando a Turquía a capitular en 1774. Por la paz de Kütchük-Kaynarda, Rusia devolvió Valaquia, Moldavia y Besarabia, pero a cambio, logro importantes concesiones: la libre circulación por el Mar Negro y los estrechos de Dardanelos y el Bósforo, el derecho a proteger los ortodoxos del Imperio turco y la independencia de Crimea, que se anexionó en 1783 y donde fundó Sebastopol. Su posesión le fue reconocida por la convención de Edirne de 1784.
- 1787-92: Turquía declaró de nuevo la guerra a Rusia, que recibió el apoyo de Austria, cuyas operaciones militares resultaron un fracaso y acabó abandonando la guerra. Con la paz de Jassy (1792), Rusia adquirió los territorios entre los ríos Dniéster y Bug, consolidando así su dominio sobre la costa norte del Mar Negro (donde funda Odessa en 1794), y dificultando una alianza turco-polaca.
El de Dinamarca-Noruega (ambos reinos pasaron a estar en pie de igualdad, Reinos Gemelos) fue el principal ejemplo de absolutismo ilustrado en el mundo báltico que se mantendría hasta 1848. Los monarcas de la casa Oldemburgo se apoyarían en una nueva nobleza de servidores civiles y militares extranjeros, y también en la burguesía danesa, manteniendo al margen a la anteriormente poderosa aristocracia terrateniente danesa. El rey gobernaba con su Consejo o Gabinete, por debajo del cual se situaban diversos colegios (Kollegier) encargados de la administración.
Federico IV (1699-1730), Cristian VI (1730-46) y Federico V (1746-66)
Los primeros reinados fueron de recuperación económica, gracias a la ausencia de conflictos bélicos tras la Gran Guerra del Norte, que agravó sin embargo la situación en el campo. Lo cierto es que, pese a figurar entre los vencedores, apenas logró compensaciones en el tratado de paz de Estocolmo, y aunque consiguió en ellos cesiones importantes, no logró su aspiración de incorporar la totalidad de los ducados de Schleswig y Holstein, que garantizaban su seguridad. El mayor problema, que arrastraría hasta 1773, procedía de su enemigo y anterior vasallo el ducado de Holstein-Gottorp, vinculado habitualmente a la política sueca y, más adelante, a Rusia, a cuyos tronos accederían sendos miembros de dicha casa. En 1702 Federico IV había abolido la servidumbre y la fijación del campesinado a la tierra, pero el despoblamiento del campo llevó a Cristian VI a restablecerla parcialmente en 1733, fijando a la tierra a los campesinos mientras pudieran ser reclutados (de los 14 a los 36), lo que garantizó el trabajo en el campo y el suministro de soldados.
Se tomaron otras medidas de corte mercantilista: compañías privilegiadas, apoyo a la marina, promoción de manufacturas, el Banco de Copenhague de 1736, etc. Asimismo, y con el ánimo de reforzar la instrucción popular y facilitar la lectura de la Biblia, en tiempos de Federico IV se promovió la creación de 240 escuelas rurales en los dominios pertenecientes a la corona. En estos años tuvo lugar también la construcción de Copenhague tras el incendio sufrido en 1728.
Con Federico V la alta nobleza volvió a la dirección de los asuntos públicos, en la que intervinieron también algunos alemanes, como Johann Bernstorff, que mantuvo a Dinamarca fuera de los conflictos entre las potencias. Si durante la Guerra de los Siete Años permaneció en la órbita francesa, el debilitamiento posterior francés le llevaría a la alianza con Rusia (1765).
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Federico IV (1699-1730), Cristian VI (1730-46) y Federico V (1746-66) |
Cristian VII (1766-1808) y regencia de Federico VI (1784-1808)
Aunque el rey no participó por su enfermedad mental, su reinado vivió dos grandes periodos reformistas:
- Johann Friedrich Struensee (1770-72) disolvió el Consejo y prescindió de los colegios de la administración, e impuso autoritariamente medidas reformistas basadas en ideas ilustradas, para lo que emitió miles de decretos: libertad ilimitada de prensa y expresión, abolición de la tortura, tolerancia religiosa, reducción de fiscalidad campesina, asistencia pública, protección a la infancia… → oposición generalizada → caída, proceso y ejecución →abolición de la mayoría de sus medidas.
- Ove Hoegh Guldberg (1772-84), gobierno conservador con tintes nacionalistas y contrario al reformismo. Se reinstauró el Consejo y gracias a la mediación de Rusia, se logró por fin incorporar el ducado de Hosltein-Gottorp.
A finales de siglo diversos factores, como la Revolución Francesa, pusieron fin al reformismo.
Suecia, entre el parlamentarismo y el absolutismo
Tras la derrota en la Gran Guerra del Norte, la política sueca del siglo XVIII se centró en el gobierno interior. La larga ausencia de Carlos XII por las campañas militares y el gran esfuerzo militar y financiero aumentaron la oposición al absolutismo, y su repentina muerte sin descendencia permitió al Parlamento (Riksdag) asumir la mayor parte de los poderes y crear los tres instrumentos que darían paso a un sistema más parlamentario: la Forma de Gobierno (1719), la Constitución (1720) y el Reglamento (1723) → Frihetstiden, o Era de la Libertad, que duraría hasta 1772, periodo complejo por los desacuerdos entre los 4 estados del parlamento (nobleza, clero, burguesía y campesinado libre), con un claro predominio del primero.
Entre las diversas comisiones que nombraba el Riksdag, destaca el Comité Secreto, auténtico centro del poder por su condición de Diputación Permanente en el intervalo entre las sesiones del Riksdag, que se reunirá al menos cada 3 años. Lo componían 50 nobles, 25 eclesiásticos y otros tantos burgueses, quedando fuera de él los campesinos.
El rey presidía un Consejo integrado por 18 consejeros nombrados y responsables ante el Riksdag, el principal de los cuales era el presidente de la cancillería, que hacía las veces de primer ministro. La pequeña y mediana nobleza de servicio monopolizaba los cargos civiles y militares a costa de la aristocracia terrateniente → tensiones entre los diversos sectores nobiliarios.
Para el trono vacante había dos candidatos: Carlos Federico de Holstein-Gottorp (hijo de la hermana mayor de Carlos XII) y Federico (príncipe heredero de Hesse y esposo de la hermana pequeña de Carlos XII, Ulrika Leonor).
No fue elegido ninguno de los dos, sino Ulrika Leonor (1718-20), a quien se exigió renunciar a sus derechos hereditarios y jurar la forma de gobierno. Pero por sus tendencias absolutistas fue obligada a abdicar 14 meses después en su esposo Federico I, que carecía de derechos sucesorios.
Federico I (1720-1751) y los gorros y sombreros
Gobierno de Arvid Horn (1720-38)
Partidario de la paz como sus contemporáneos Walpole y Fleury. Recuperación económica gracias al proteccionismo mercantilista, y al saneamiento de la hacienda pública. En su época se forman los dos partidos que lucharán más tarde por el poder:
- SOMBREROS (hattarna), por el sombrero militar. Formado por oficiales del ejército, aristócratas de servicio y burgueses, que se constituyen en torno a la idea de una revancha con Rusia con apoyo francés, y una restauración como gran potencia con una política económica mercantilista más agresiva.
- GORROS (mössorna), partidarios de Horn, compuestos por nobleza terrateniente, dignatarios del clero y clase media. Apoyados por Gran Bretaña, Dinamarca y Rusia.
Suecia se enfrentó con Rusia (1741-43) dentro de la Guerra de Sucesión de Austria, al término de la cual hubo de cederle parte del sur de Finlandia y la sucesión de la Casa de Holstein-Gottorp, emparentada con los Romanov. Adolfo Federico I (1751-71) fue el primero de esa familia y el ultimo de la Era de la Libertad. Intentó un fallido golpe de estado en 1756 para aumentar su limitado poder. Tras su alineamiento con Prusia en la Guerra de los Siete Años, los sombreros salen del poder y entran los gorros.
Predominio de los gorros (1765-1769 y 1771-1772)
Política menos mercantilista y más centrada en la agricultura, la iniciativa privada, la libertad de prensa y la eliminación de privilegios. Esto alarmó a la nobleza y no obtuvo resultados, trayendo de nuevo a los sombreros al poder en 1769. Tras su victoria electoral en 1771, los gorros plantearon la igualdad de nobles y plebeyos en el acceso a las funciones públicas.
Gustavo III (1771-92)
A la muerte de Adolfo Federico I subió al trono Gustavo III, que dio dos golpes de estado (en 1772 y 1789) acabando con la Era de la Libertad. El primero le permitió asumir totalmente el poder ejecutivo y la dirección de gobierno, compartiendo el legislativo con el Parlamento. En los años siguientes, hasta 1786, los rusos favorecieron la oposición al rey y el separatismo finlandés, y hubo varias reformas: libertad del comercio de grano, tolerancia religiosa, abolición de la tortura, orden y eficacia en la administración... Pese a que la política fue en general favorable a la nobleza, el Rey no logró su apoyo, deseosa de un mayor poder y descontenta por la postergación del Riksdag, que no fue convocado hasta 1778.
En 1789, la nobleza censuró en el Parlamento al rey por haber entrado en guerra con Rusia sin su autorización.
Gustavo III reaccionó haciendo que el Riksdag aprobara en 1789 el Acta de Unión y Seguridad, que le otorgaba plenos poderes, iniciando una etapa más absolutista. Los privilegios nobiliarios se redujeron, aboliéndose los derechos feudales del campo; los campesinos pudieron acceder a la propiedad de la tierra y sus representantes tuvieron acceso al Comité Secreto. Esto, unido a las malas finanzas por la guerra llevó a varios nobles a asesinar al rey en 1792 → regencia de su hermano menor, el duque Carlos (1792-96), hasta que subió al trono su hijo Gustavo IV Adolfo (1792-1809), que sería depuesto por un golpe de estado, poniendo fin al absolutismo en Suecia.
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Gustavo III (1771-92) |
El fortalecimiento de Rusia
Pedro I (1689-1725)
En el siglo XVIII Rusia y Prusia serían los grandes poderes emergentes europeos. Para ello fue esencial el reinado de Pedro I. Realizó un viaje de incógnito por Europa que fue fundamental para su formación, e hizo que apostara por la occidentalización y se interesara por la construcción naval. Hubo de interrumpirlo por la conjura de los streltsi(cuerpo militar de elite que pretendía el retorno de su hermanastra Sofía), con cuya derrota afianzó su poder, asumiendo el título de emperador en 1721. Consiguió una salida al Mar Negro en Azov y en el norte fundó San Petersburgo y la cercana base de Kronstadt, que le permitía una salida al Báltico.
Su política reformista pretendía superar los atrasos del país, apoyado en su gran poder autocrático, de base sagrada. Debió afrontar resistencias, sobre todo de los Antiguos Creyentes, y del pueblo contra las reformas occidentales (calendario juliano, ropa, afeitado, etc.), la fiscalidad, las prestaciones forzosas de mano de obra o el reclutamiento. Afrontó también revueltas como la de los cosacos de Bulavin en el Don o Iván Mazepa en Ucrania.
- REFORMAS ADMINISTRATIVAS Y POLÍTICAS: Disminuyó el poder de la Duma con la creación en 1700 de una Cancillería dependiente del Zar, formada por 8 prikazy y encargada de dirigir el gobierno y las finanzas. Estos fueron convertidos en colegios al estilo sueco tras la creación de un Senado en 1711. El Reglamento General de 1720 organizaba el territorio en varios gubernii, y estos en provincias.
- REFORMAS MILITARES: Fortaleció el ejército a imagen de los occidentales, y creó una marina de guerra, lo cual estimuló el desarrollo de la siderurgia de los Urales y de diversas manufacturas estatales, arsenales, astilleros, etc.
- REFORMAS RELIGIOSAS: La oposición del patriarca Adriano a su política absolutista lo llevó a dejar vacante el patriarcado a la muerte de aquel, aboliéndolo finalmente en 1721. Dio un nuevo estatuto a la Iglesia ortodoxa, situando a su frente al Santo Sínodo (14 eclesiásticos elegidos por el zar), sometiendo la Iglesia al poder real, situación que duraría hasta la Revolución de 1917.
- REFORMAS SOCIALES: Introdujo el principio de primogenitura (1714) (similar al mayorazgo castellano) y la Tabla de Rangos (1722), que mantenía la preeminencia de las antiguas familias de boyardos, convertía el servicio al rey en la única vía posible de ascenso social y que iba en la dirección de crear una élite burocrática, civil y militar, profundizando su separación respecto a la masa popular.
- REFORMAS EDUCATIVAS: Se creó el Colegio de Matemáticas y Náutica de Moscú, tanto para la armada como para la sociedad civil y, posteriormente, varias academias militares. Para la enseñanza primaria ordenó la creación en cada provincia de escuelas de números (por la importancia que se le daba las matemáticas), y escuelas episcopales vinculadas a la iglesia. En 1718 financió la academia de Ciencias, que se inauguraría poco después de su muerte.
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Pedro I (1689-1725) |
Período de inestabilidad (1725-1762)
El enfrentamiento de Pedro I con su hijo Alexis (encarcelado y muerto en prisión en 1718) lo dejó sin heredero. Cambió el sistema sucesorio para que el zar pudiera elegir su sucesor, pero no llegó a hacer uso de tal prerrogativa, y al morir 3 años después se inició un periodo de inestabilidad con varios zares y zarinas intrascendentes, con poder de la nobleza y las camarillas, durante el que se suprimieron algunas reformas (primogenitura, e.g.). Los dos únicos periodos de cierta estabilidad fueron los de las zarinas:
- ANA (1730-40): hija de Iván V y duquesa de Curlandia. Dominio político de la nobleza del Báltico.
- ISABEL PETROVNA (1741-61): hija de Pedro I, restableció la administración central frente al incremento de autonomía de provincias y municipios, abolió las aduanas interiores, creó el Banco de Empréstitos de la Nobleza y avanzó en la occidentalización de la cultura rusa. Nombró sucesor a su sobrino Pedro, duque de Holstein-Gottorp, que se casaría con la princesa alemana Sofía Federica Augusta de Anhalt, Catalina al convertirse al cristianismo ortodoxo.
Pedro III fue obligado a abdicar en su esposa por una facción de la nobleza, esperando que ella proclamara zar a su hijo Pablo y se quedara como regente. Pero esta decidió reinar, rodeándose de aliados como los hermanos Orlov. Pedro III e Iván VI fueron asesinados. Catalina sería uno de los monarcas europeos más importantes del s. XVIII.
Continuó con la centralización y engrandecimiento de Rusia basándose en los principios del despotismo ilustrado autocrático. Su reinado tuvo dos etapas: unos primeros años de proyectos reformistas, que se abandonaron en su mayoría tras la revuelta de Pugachov, para reforzar la unión con la nobleza en la que se apoyaba su poder →Absolutismo ruso = equilibrio entre nobleza, burocracia y trono.
Pretendió crear una especie de absolutismo constitucional, basado en El Manifiesto (1762), en que animaba a extranjeros a asentarse en Rusia, y la Instrucción (1767) para la codificación del derecho por parte de una Comisión Codificadora, demasiado heterogénea en su composición, que se disolverá a los 2 años. Concentró el poder en el Senado formado por 25-30 dignatarios, a costa del Consejo Imperial, y creando seis departamentos que se repartían los asuntos de gobierno. En 1758 creó el Consejo de la Alta Corte con gentes cercanas a ella, como Potemkin. En lo religioso, acabó con la poca autonomía de la Iglesia, suprimiendo conventos y quedándose con sus bienes.
En el terreno religioso su política fue una clara continuación de la de Pedro I, pues no solo acabó con los resquicios de autonomía de la Iglesia, sino que suprimió conventos y utilizó los bienes de la Iglesia para financiar su política.
No obstante, con ella cesaron las persecuciones a los disidentes ortodoxos y acogió a jesuitas expulsados.
Asimismo, permitió que los musulmanes de los territorios conquistados a los turcos mantuvieran sus mezquitas.
Tras los repartos de Polonia, varios millones de súbditos católicos, tanto de rito latino como rutenos, es decir, de rito bizantino, pasaron a depender de Rusia. Aunque en menor medida, también las iglesias de rito latino padecieron la intolerancia rusa, si bien en 1783 la zarina creó para todos los católicos de Rusia la archidiócesis de Moguiliov en la actual Bielorrusia.
Tras la rebelión de Pugachov, ejecutado en 1775, avanzó en la centralización de la administración y la elevación del número de gobernaciones a 50, con gobernadores dotados de amplios poderes, divididas en distritos, al frente de los cuales puso a la nobleza local. Su política social fue favorable a la nobleza que formaba parte del aparato burocrático. La Carta de la Nobleza (1785) reafirmaba su autonomía, dignidad y privilegios; dándoles el monopolio de la posesión de tierras con siervos y el dominio del subsuelo y las actividades industriales y mercantiles. Todo ello en detrimento del campesinado. También promulgó una Carta de las Ciudades que reglamentó el gobierno urbano y los derechos de sus habitantes.
Favoreció el libre comercio, las manufacturas y la industria, liquidando monopolios y basándose en ideas de la fisiocracia → Gran crecimiento económico. También favoreció las instituciones y sociedades científicas y culturales, así como el teatro y la música. Inició la colección artística que decoraría el Palacio de Invierno, origen del museo del Hermitage. Promovió la enseñanza elemental estableciendo una escuela pública principal en cada ciudad cabecera de los guberniya (1786, Estatuto de Escuelas Públicas).
Los ecos de la Revolución Francesa frenaron el reformismo y originaron un cierto aislamiento y represión.
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Catalina la Grande (1762-96) |
El final de Polonia
El fracaso de Polonia se debió a su incapacidad de crear un poder político centralizado, debido a su enorme extensión (850.000 km2), la carencia de fronteras naturales y sobre todo a la resistencia de la nobleza a aceptar un poder monárquico fuerte. Polonia era de hecho una república aristocrática sometida al poder de las grandes familias, que contaban con ejércitos privados y dominaban la media y pequeña nobleza, slachta. El poder de veto de cualquiera de los miembros de las dos cámaras de la Dieta (sejm) era la demostración de la ineficacia del sistema que conduciría a la desaparición de Polonia a finales del siglo. El gobierno provincial estaba en manos de las asambleas de nobles (dietinas).
Augusto II (1697-1733) y Augusto III (1733-63)
Tras la muerte de Juan III Sobieski, la Dieta eligió rey al elector de Sajonia Federico Augusto I, que reinaría como Augusto II.
Los primeros años de su reinado estuvieron marcados por los desastres económicos y políticos ocasionados por la Gran Guerra del Norte, con la nobleza dividida entre los partidarios de Suecia y de Rusia. De hecho, Suecia le depuso y entronizó a Estanislao Leczinski (1704-09), y sólo pudo recuperar el trono tras la Batalla de Poltava. Tras la paz, Rusia mantuvo guarniciones en Polonia, confirmando su dependencia, y respaldó a la Dieta para debilitar aún más el poder del rey. A la muerte de Augusto II, la guerra de sucesión, y la intervención extranjera volvió a poner de manifiesto la dependencia polaca, y aun más con la entronización de Augusto III apoyado por Rusia.
Augusto III demostró escaso interés por el poder, permaneciendo en Dresde, la capital de su electorado de Sajonia.
Curiosamente la economía agraria y latifundista polaca vivió una fase positiva a partir de los años 30 por la buena coyuntura y la poca intervención en las guerras.
Estanislao II (1764-95)
Al morir Augusto III, accedió al trono el candidato apoyado por Rusia, el noble polaco Stanislas Augusto Poniatowski, como Estanislao II. Fue un monarca ilustrado que trató de frenar la anarquía y el declive exterior con medidas del absolutismo ilustrado, pero su poder estaba muy lejos del absolutismo, lo que frustró muchas de sus iniciativas. En sus primeros años creó una especie de Gabinete, con ministros dependientes de él, eliminó el veto de la Dieta sustituyéndolo por el voto de la mayoría y restringió las atribuciones de esta a la economía y administración.
Estanislao II (1764-95) |
La Dieta aceptó la libertad de culto y acceso de los no católicos a cargos públicos, pero los desórdenes internos contra Rusia llevaron a la intervención militar de Catalina II en 1767 y Rusia pasó a tutelar Polonia, deshaciendo las reformas absolutistas. Federico II propuso el primer reparto de Polonia (1772), entre Rusia, Prusia y Austria, por el que Polonia perdió el 30% de su territorio y el 35% de su población.
En lo siguiente fue la nobleza la que impulsó reformas, a través de la Dieta de la Partición (1773-75), tratando de reorganizar el poder en beneficio propio, para lo que se creó un Consejo Permanente, encargado del gobierno y dividido en 5 ministerios. Pero la oposición interna conservadora y la intromisión del embajador ruso limitaron su éxito.
Una última iniciativa reformista, con el objetivo desesperado de salvar el país de la crisis, fue impulsada por el Partido Patriota en la Gran Dieta (1788-1792), aprovechando la guerra de Rusia con Suecia y Turquía. Se elaboró la Constitución de 1791, que establecía la soberanía nacional, la separación de poderes y el carácter hereditario del poder real, que reforzaba. Al mismo tiempo se reunía un ejército de 65 mil hombres. Despertó una reacción interna conservadora y pro-rusa, la contrarrevolución de Targowica, y provocó que las tropas de Catalina II invadieran Polonia y anularan la Constitución.
En 1793 Rusia y Prusia impusieron un nuevo reparto por el que se apoderaron de 3/5 de lo que quedaba de Polonia, dejándola en un pequeño protectorado ruso. La reacción fueron una serie de revueltas, que trataron de aglutinar el general Tadeus Kosciusko, quien proclamó el Acta de Insurrección, estableciendo una especie de jacobismo radical confuso que sirvió de excusa para que Austria, Rusia y Prusia invadieran el país y procedieran al tercer y último reparto, y a la desaparición de Polonia (1795)
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