domingo, 26 de mayo de 2024

MAD MAX Y LA CRÍTICA AL CAPITALISMO SALVAJE

En un futuro apocalíptico signado por las escasez de combustible y el desorden social, las pandillas de motociclistas dominan las carreteras de Australia. Se puede apreciar un entorno desordenado y distópico. Mientras la sociedad se desmorona, una patrulla de policías conocidos como la Patrulla de Fuerza Central (MFP, Main Force Patrol en inglés) se encarga de mantener la seguridad vial. En ella se encuentra Max Rockatansky (Mel Gibson), considerado como el mejor de los patrulleros de su división. Max trabaja en un edificio de Juzgado arruinado por dentro y por fuera, que a la vez es el cuartel central de la Patrulla.

Mad Max: The Fury Road no es una secuela sino un homenaje al clásico del cine distópico, repleto de guiños hacia la primera versión.


MAD MAX: LA CRÍTICA AL CAPITALISMO

Sin civilización, tenemos depravación. Sin orden, tenemos caos. Y sí, ese es un tema común en el cine apocalíptico, quizás incluso más que las franelas de leñador. Nos volvemos primarios. 

La acción se sitúa en una ciudadela poblada de hombres y mujeres apodados "media vida" por las secuelas sufridas por la radiación de las guerras nucleares que derrumbaron a la humanidad, gobernada por un caudillo militar apodado "Immortan Joe" que controla los escasos recursos como el agua, el combustible y la leche materna.

Mad Max: Fury Road es la redefinición del imaginario de Miller para el fin del mundo, una suerte de capitalismo gore con soldados leucémicos kamikazes, prisioneros que se inyectan en vena y ninfas del desierto con cinturones de castidad dentados al son de una endemoniada banda de tambores acompañados de un ciego guitarrista con lanzallamas.

La imagen del capitalista, ridiculizada en un obeso acaparador de combustible con elefantiasis -que a bordo de un camión carrozado con una limusina Mercedes Benz desentona vestido de ejecutivo y piercings en sus pezones- completan a ese mundo como un espejo deforme de la actualidad, donde la transformación de la sociedad sobre la base social de los explotados se presenta hasta en las más adversas condiciones.

Parece que un sujeto adulto en esta distopía alcanza una edad equivalente o menor a la que estaban condenados los varones proletarios de nuestro siglo XIX. Aquellos andrajos deshumanizados desfilaban hacia las catacumbas de la tierra, donde arrancaban con su mirada de insecto la materia prima que hacía mover el mundo industrial. Su propia dignidad era a su vez expoliada para servir a los medios de producción burgueses. La esperanza de vida era un lujo diametralmente opuesto al valor de su fuerza de trabajo. Esta funesta imagen corresponde al capitalismo diagnosticado por Marx (El Capital, 1867); capitalismo como generador de muerte que encubre la explotación de los seres humanos. Se presenta como un aparato vampírico que encubre la desigualdad y cuyo alimento son los exangües cuerpos que él mismo flagela. De igual forma, el fascismo de Immortan Joe parasita vidas. Al esclerotizar la vida, gestiona la muerte, dándole un propósito mítico, una proyección trascendental que canaliza el relato político y que justifica la ideología. Joe funda un imperio justificado por la teología, que da sentido primero y último a la existencia más allá de los tormentos terrenales. Luego, dispone para la muerte, relata sobre muerte. Naturaliza la muerte por explotación y legitima el poder. No en vano su nombre referencia la inmortalidad; codicia el fascismo eterno.

Mientras Joe fecunda a las que atesora como mujeres-laboratorio, muestra asimismo exhaustivos esfuerzos por el cultivo de plantas. Una vida verde en pleno crecimiento que se opone a los arenosos fotogramas de estériles dunas y moribundos famélicos. El ominoso invernadero se instala en sus antecámaras palaciegas, corazón de la ciudadela. En este bioma baldío, Immortan Joe arma un botánico que beneficia, sin metáfora, el florecimiento y regeneración del eterno fascismo. Botánica y esclavas son para él la misma cosa, atenida a una razón instrumental y totalizadora. El sujeto ideal que ansía radica en la supervivencia de su dinastía. No podemos olvidar, como decíamos, que este caudillo dota de sentido al mundo, confecciona un relato de sentido, verosímil en este mythos distópico. Los gestores simbólicos del saber se extinguieron en algún momento indeterminado del pasado mítico. No hay espacios para la construcción crítica. La tradición cultural previa, la de un presunto estado de derecho, se extingue para dar paso a otra tradición autoritaria. El holocausto nuclear muta el propio cuerpo político. Obviamente, la filosofía solo aparece cuando unas condiciones de riqueza material se ven saciadas. La brutal desolación que presenta el filme imposibilita esta o cualquier otra práctica del pensar distante. En semejante páramo solo subsisten los analfabetos, los lumpen, la prole. Aquellos testigos de otro tiempo mejor han sido devorados por la senectud, las enfermedades o la hambruna.

Miller es fastidioso casi hasta el extremo al describir la interrelación de la Ciudadela, Gastown y la tercera ciudad fortaleza productora necesaria de Wasteland, Bullet Farm. , y la economía cruda pero efectiva que ha surgido en la interrelación del uso del agua por parte de la Ciudadela para producir alimentos hidropónicos y proteínas orgánicas con las granjas de insectos y el material producido por las otras fortalezas para construir el poder militar de Joe. Miller hace un guiño a Mad Max Beyond Thunderdome (1985) y Happy Feet en su mordaz retrato de los líderes sociales: People Eater (John Howard), un aliado de Joe con una nariz postiza y un traje andrajoso, es una sátira de la idea. de un político como fachada maligna del poder real de Joe y su culto.

El agua como base de la dominación

Desde su ciudadela, Immortan Joe ha cambiado el nombre del agua a "Aqua Cola". Se pone de pie en lo alto, la liberación de una cantidad insuficiente de agua potable a una multitud harapienta de ciudadanos desposeídos y desfigurados.

Durante el siglo XX, la población del planeta Tierra ha aumentado en casi un 400%. El costo de tener agua lista para el consumo en nuestros hogares es muy alto, debido a que el planeta tiene sólo alrededor del 3% del agua dulce y no toda el agua puede ser utilizada por el hombre, ya que gran parte se encuentra en glaciares e icebergs. Otra razón por la que el agua es un recurso limitado es su mala distribución en todo el mundo. Hay lugares con una escasez del producto y otros en los que aparece en abundancia. Con el rápido desarrollo de la tecnología, el hombre empezó a interferir con la agresividad en la naturaleza. Para construir una represa, desvía el curso de los ríos, mantiene una cantidad elevada de agua e interfiere en la temperatura, en la humedad, en la vegetación, en la vida animal y en las personas que viven en las proximidades.


 Mad Max y el feminismo

En esta entrega, además de la gasolina y el agua, hay otros dos recursos muy preciados que escasean: la sangre (especialmente del grupo O-, como la de Max) y la leche materna. Immortan Joe es el líder de una multitudinaria secta formada en su mayor parte por seres deformes y estúpidos. Por eso utiliza a sus cinco mujeres con el único fin de procrear, para tener más hijos, a ser posibles hombres y sanos, lo cual no dista mucho de cualquier religión y secta al uso.

Si bien el patriarcado surgió mucho antes que apareciera el capitalismo, es precisamente con la aparición del último donde se refuerza y profundiza la división sexual del trabajo: el trabajo para el mantenimiento de la vida (trabajo reproductivo o del cuidado) atribuido a las mujeres, y el trabajo para la producción de los medios de vida atribuido a los hombres. Cuando aparece la producción excedentaria surge la necesidad de la acumulación de la riqueza y la división del trabajo en la familia sirvió de base para distribuir la propiedad entre hombre y mujer, como sostiene Engels “el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino” .

Por un lado se visibiliza la esclavitud sexual a la que son sometidas las jóvenes que incluso llevan un cinturón de castidad con una vagina dentada, puro marcaje patriarcal, que dejan tirado en el desierto. Cuando Furiosa las ha liberado tras una alianza entre mujeres, huyen no sin antes dejar escrito en las paredes que no son cosas, que no son meros úteros inseminables para que el Gran Jefe tenga una descendencia sana. 

Capitalismo y patriarcado, en última instancia forman un pareja letal para la mujer, ya que el techo de cristal económico, político y social se ve reforzado por el factor dominación del hombre, auxiliado por el capital y patriarcado. Lo que se ve, en cambio, es que las relaciones sociales han regresado a lo que podríamos identificar como sociedades tribales (pre-mercado), en algunos casos, o a formas de despotismo en otras, que se concentran en lo que parece ser alguna especie de “ciudades estado”, o “granjas” basadas en la producción de algunos valores de uso (la granja de la gasolina, la granja de las balas, la granja de la leche), que después son intercambiados por sus patriarcas a través de ciertos rituales; sociedades, en suma, en las que es evidente la esclavitud y la servidumbre.

Así, lo que queda de la humanidad ha aceptado la restauración de relaciones sociales autoritarias, verticales, basadas en un (hiper)patriarcado, donde los sujetos, para poder vivir dentro de lo invivible, tienen que recurrir al opio de la religión, al fanatismo del culto a la personalidad falocéntrica, que adora como deidad al motor V8, excelente metáfora de como las cosas producidas por lo hombres dominan a éstos porque algunos de ellos dominan de manera privada a las cosas (Brecht). Ello es lo que devela el culto cuasi-religioso al Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne), déspota patriarcal que domina “la ciudadela”, lugar desde el cual se desencadenará toda la acción del drama de Miller.

La forma en que mujeres y hombres se relacionan entre sí a lo largo de la película señala la eterna tensión humana entre individuo y comunidad: las mujeres viven dentro del círculo de la vida; los hombres en un paisaje árido, lineal y finito. Mad Max recuperará la esperanza y retomará el telos de la lucha por la sobrevivencia pero con un sentido profundamente comunitario vía el amor-filial-afectivo-sexual, asumiendo un sentimiento de comunidad con las otras mujeres, que es afianzado en una alianza entre sexos. Todos los principales personajes pasarán por un trance similar.

En medio del caos y la matanza que esparcen cuerpos y metal (engranajes y tripas) por los caminos del páramo, Furiosa se erige como contrapunto a Dementus. Representa la familia, la camaradería y la posibilidad del amor. Aunque ella lleva más acción de la que le corresponde, en última instancia elige la nutrición y el renacimiento.

La propia Furiosa se abre camino entre estos campos, negándose a convertirse en una orquídea cuidada en el invernadero de Joe; sabe, después de haber visto a una de las esposas de Joe dar a luz a gemelos siameses nacidos muertos y, por lo tanto, ser relegada a una vaca para ser ordeñada, que tal nominal La bendición no es permanente, incluso si ella estaba dispuesta a ser utilizada sexualmente por monstruos malformados. Ella ya ha probado ese tratamiento, en uno de los comentarios alegremente grotescos pero peculiarmente sensatos de Miller, cuando el Mecánico Orgánico a veces extraía su sangre para hacer morcilla para Dementus: una variación relativamente sutil pero sombríamente divertida del motivo recurrente de Miller de personas convertidas en ganado en el último reino del capitalismo darwiniano. 

Las mujeres, en especial Imperator Furiosa, tendrán que asumir su utopía de manera racional (E. Bloch) y no de manera ingenua, lo que de ninguna manera supone una renuncia a ésta sino su radicalización: no hay tal tierra prometida, no hay otro mundo, sólo éste. Correr, huir, resistir sólo alargará el momento de la muerte. Si quieren realmente vivir y no sólo sobrevivir un día más, deberán asumir que la salvación no puede ser en un más allá y que no podrá ser sólo individual, aun cuando esa individualidad sea una “pequeña comuna de mujeres en rebeldía”. Deberán asumir el viejo apotegma brechtiano: “o nos salvamos todos o no se salva nadie”. Las madres del paraje verde devienen en mujeres sabias y viejas. Han resistido a los continuos secuestros y aunque hayan perdido el paraje verde, mantienen las semillas. Nueva referencia al futuro que pasa por la feminidad. Pero no son sabias y apacibles ancianas que guardan con celo la vida y las plantas. Son aguerridas guerreras y moteras, procedentes de viejas estirpes, alguna de ellas, como Furiosa, incluso del clan de las perras. Pura genealogía guerrera.


Furiosa: su precuela

Arrebatada de un lugar seguro (el Paraje Verde), Furiosa (interpretada por Ayla Browne cuando era niña y Anya Taylor-Joy como adulta) se cría entre un culto a la muerte de motocicletas, liderado por el profeta loco Dementus (Chris Hemsworth, luciendo una impresionante prótesis). Con el tiempo, ella es cambiada por Immortan Joe, el gran villano de Fury Road , y aprende a sobrevivir y prosperar entre su clan de cultistas con caras pintadas y inhaladores de aerosoles. Construyendo el mundo de Fury Road , Furiosa rastrea la frágil dinámica comercial entre tres líderes fuertes, cada uno de los cuales acapara un recurso clave: agua dulce, combustible y balas. Mientras Furiosa navega por estas violentas rutas comerciales, trama su propio plan para vengarse de Dementus y quemar caucho de regreso a Green Place.

Furiosa se ubica, en un mundo postapocalíptico devastado por un conflicto nuclear, donde recursos como el agua y la gasolina han generado guerras y enfrentamientos entre distintos grupos de señores, en una tierra que ya no da más de sí, en medio del desierto australiano, con pequeños caudillos que emergen la violencia y el poder, como el nuevo villano de esta saga, Dementus, con un guasón Chris Hermsworth. Furiosa rastrea la frágil dinámica comercial entre tres líderes fuertes, cada uno de los cuales acapara un recurso clave: agua dulce, combustible y balas.El agua será, sin duda, motivo de guerra, ya no el petróleo.  

La gente se volverá cruel para sobrevivir y las sociedades se desintegrarán en lo que Darwin había predicho: sólo los más aptos sobrevivirán. Y las pandillas harían cualquier cosa por comida, balas y gasolina. Como dice Dementus: "No podemos ser blandos". Furiosa se erige como contrapunto a Dementus. Representa la familia, la camaradería y la posibilidad del amor. Aunque ella lleva más acción de la que le corresponde, en última instancia elige la nutrición y el renacimiento.

La historia del origen de la feroz guerrera de la carretera de Charlize Theron en Fury Road, la película comienza en “el Lugar Verde”: un jardín edénico gobernado por una tribu de mujeres guerreras, que se destaca como un exuberante oasis en el desierto.  La navegación de la narrativa por la guerra de pandillas, el deterioro ambiental y la corrupción sistémica de la sociedad muestra lo peor de la humanidad (rasgos que se ven realzados por la desesperación que trae el apocalipsis ), sin embargo, esta película aboga por la empatía, la resiliencia y el honor que abarca la humanidad en su mejor momento.

Tiene un alcance más amplio e intenta tener un diálogo más matizado sobre el capitalismo, la degradación ambiental y la capacidad de los seres humanos para infligir perversidad.  La década de 2020 se ha caracterizado por la pandemia de COVID-19, la emergencia climática global, las guerras imperialistas y el genocidio, y la agitación económica en forma de inflación galopante y aumento vertiginoso del costo de vida. El reloj apocalíptico del Boletín de Científicos Atómicos está actualmente fijado a 90 segundos para la medianoche, lo más cerca que jamás ha estado. 



Dementus

Dementus es una evolución del personaje de Inmortan. A pesar de que estamos ante una precuela, el nuevo personaje parece hablarnos desde un futuro. Donde Inmortan es un fiero cacique local obsesionado por tener descendencia y que guarda una fortaleza con recursos básicos (fundamentalmente agua), Dementus es un nómada, es alguien que no tiene anclaje fijo, que se mueve por el desierto generando caos por dónde pasa y, sobre todo, mintiendo. Es el gran mentiroso. El que sistemáticamente engaña a propios y extraños, traiciona y manda a la muerte a sus propios hombres, a los que sacrifica sin pudor. Es aquel cuyos pactos no son fiables y con quien toda alianza será temporal.

Donde Inmortan es terrorífico, Dementus es carismático. Donde Inmortan es una masculinidad deprimida, Dementus es sexy. Donde Inmortan es la vieja extrema derecha, Dementus es un Trump, o un Milei. Donde Inmortan gobierna, Dementus sólo corroe, destruye, degrada. En la película llega a explicar que lo hace no con un objetivo, sino porque no siente nada. Por la emoción. Por la dopamina. Por la adicción a un tipo de atención muy particular.


Inmortan Joe

El villano Immortan Joe, por ejemplo, encarna muchos de los peores elementos de la humanidad. Vive junto a sus hijos en una fortaleza, disfrutando de cierto lujo. El personaje de Hugh Keays-Byrne logra dominar a la población a través del control del agua, que libera al pueblo en determinados periodos para mantener el control y evitar revueltas. La visión elitista y cruel del personaje se puede resumir en una de sus líneas: “No te hagas adicto al agua, ella te cuidará y resentirás su ausencia”. Lamentablemente, aunque parezca absurdo, este tipo de pensamiento se puede encontrar en varios gobiernos y empresarios alrededor del mundo.

Asusta darse cuenta de que este villano refleja en su forma de gobernar y en su pensamiento personajes reales (y actuales) de la historia del mundo. Otra forma de control empleada por Immortan Joe es la religión. El déspota también se muestra como un líder religioso y obtiene la obediencia de sus War Boys prometiéndoles el Valhalla, un paraíso donde vivirían una vida de reyes. Con esto obtiene más que sirvientes que mueren por él; La maldad de Joe es lograr que los seres humanos deseen la “gloria” de sacrificarse en su nombre.

El déspota robó la idea y el nombre Valhalla de la mitología nórdica, y hace lo mismo con otros elementos culturales. Llama al agua, por ejemplo, agua de cola y dice que hay un gran McBanquet esperando a sus súbditos en el paraíso. Al utilizar estos términos y en base a las acciones del personaje, queda claro que todo el universo creado por George Miller es una crítica al capitalismo. El cineasta sugiere que la propia explotación de los recursos naturales, la división desigual de los ingresos y el control cada vez mayor de las grandes corporaciones conducirán a la humanidad a un cataclismo. Immortan Joe no es más que el hijo generado por este capitalismo extremo: una figura cruel y deshumanizada. Por eso, no es de extrañar ver que uno de los dioses de este universo esté representado por un volante, ya que los automóviles son esenciales para este mundo, y al mismo tiempo son símbolos del capitalismo.

Su posición dictatorial sobre la comunidad proviene de su retención de recursos a cualquiera que no se doblegue a su voluntad. Luego, esas personas se enfrentan a la elección entre morir por exposición si salen solos o morir si Joe les niega comida, agua, etc. Esto efectivamente esclaviza a la gente. Además de eso, esas personas no tienen medios para lograr cambios en su comunidad. No tienen voz, individual ni colectivamente, excepto un puñado de miembros de la comunidad y la mayoría de ellos se encogen de miedo ante Joe.

Sin embargo, los mayores crímenes del villano están dirigidos a las mujeres. Joe es sexista hasta el extremo y trata a cualquier mujer como un objeto. Durante su reinado, las mujeres sirvieron como lecheras o parturientas. El déspota cuenta con varias esclavas sexuales, a las que viola frecuentemente en busca de un niño sin ningún problema de salud.



El criadero de Balas

Bullet Farmer, también conocido por su antiguo rango militar y apellido Major Kalashnikov , es un antagonista secundario en Mad Max: Fury Road . Es un viejo aliado y hermano de armas del líder de la Ciudadela, Immortan Joe (Coronel Joe Moore), y es interpretado por Richard Carter en Fury Road y Lee Perry en Furiosa . Era el líder de una facción conocida como Bullet Farmers .

Durante su ataque a ciegas, tiene un sorprendente parecido con Lady Justice, una personificación alegórica del sistema judicial, y su diálogo durante esta escena confirma que se trataba de un paralelo intencional.

Juega con la dualidad entre armamento y cultivo. En nuestra sociedad actual, hay tantos fondos asignados al avance de armamento que parece que el mundo está siempre en una carrera armamentista, pero esto tiene un costo. Cuando nos centramos en las armas, perdemos de vista las necesidades de la vida, como revertir el calentamiento global. Asignamos todos nuestros fondos a algo que no se usa para sustentar la vida, pero sí para sustentar el poder . Este futuro demuestra a qué conduce ese pensamiento extremo. Las armas son excepcionales y abundantes, con máquinas de guerra gigantes y una plétora de tácticas de guerra, pero el mundo ha sido ignorado hasta el punto de que no queda lugar para cultivar alimentos. Dejaron que todo se secara y el suelo se convirtiera en arena. Sabemos que esto es algo que sucedió durante la vida de la generación actual porque un grupo de mujeres mayores hablan de cómo crecieron en las granjas. Dejan claro que el mundo todavía tiene granjas, pero no son granjas de hortalizas. Son granjas de balas. 


El Banquero

People Eater es el alcalde de Gas Town y un antagonista secundario en Mad Max: Fury Road y la precuela Furiosa: A Mad Max Saga . Es interpretado por John Howard .

Antes de tomar el control de Gas Town, People Eater sirvió directamente como asesor y estratega militar de Immortan Joe en la Ciudadela. Está presente cuando Dementus llega por primera vez a la Ciudadela e intenta reclamarla. Desconcertados por el patético intento, él y Immortan Joe ni siquiera miran cómo Dementus y su Horda de Motociclistas son fácilmente ahuyentados por los War Boys .

People Eater es uno de los aliados de Immortan Joe y lo ayuda a perseguir a Imperator Furiosa y las esposas . Su vehículo preferido es una limusina modificada . Durante la batalla final, People Eater mata a Valkyrie atropellándola, pero su vehículo es secuestrado por Max Rockatansky . Después de ser dominado, Joe mata a tiros a People Eater cuando Max lo usa como escudo humano.

Su vestimenta y comportamiento sugieren fuertemente una desviación sexual, disfruta matando y sufriendo. No es ajeno al canibalismo y la glotonería, que son la causa de su obesidad, algo poco común en Wasteland. Sus pies están terriblemente hinchados y tumorales, ambos causados ​​por enfermedades de Wasteland o simplemente por gota, otra sugerencia de su acceso poco común a la comida y al lujo. Es el calculador humano, un hombre de negocios autoproclamado de Wasteland, que realiza un seguimiento constante de su déficit. Su vehículo es una limusina que también funciona como plataforma móvil de refinación de petróleo. Llamativo y más grande que la vida, representa con precisión la actitud de The People Eater hacia el dinero y la estética.



Warboys
 
Son los fanáticos soldados de Immortan Joe, a quienes les ha lavado el cerebro para que crean que irán al Valhalla por su valentía en la batalla. Esnifan cromo y realizan ataques suicidas contra los enemigos de Joe. Para mí, parecen representar a los jóvenes varones del mundo, a quienes se les promete la gloria y el cielo por servir lealmente al ejército de su país. Han crecido en sociedades que glorifican la violencia y son utilizados como herramientas desechables de los capitalistas para luchar en sus batallas. Esto se ve reforzado por una de las esposas de Joe, que se refiere al chico de guerra capturado Nux como "un ignorante".


El mensaje de Mad Max

Karl Marx ya planteó hace dos siglos que el capitalismo no podría sostenerse por su tendencia a acumular la riqueza en unas pocas personas que romperían el esquema básico de la economía (la ley de oferta y la demanda) ya que la demanda disminuiría y, aunque la oferta se mantuviera estable, el consumo sería menor lo que obligaría a bajar los precios, por lo que la riqueza generada (la plusvalía) sería menor.

Mad Max deja una buena reflexión: vivimos en un sistema consumista provocado, quizá, por las carencias materiales de anteriores generaciones debido a su bajo nivel salarial y la falta de elementos básicos como una casa, agua, libros, ropa, alimentos… Por eso, el propio sistema se basa en la educación para mantenerse, enseñando a la gente que el capitalismo es el único sistema que funciona para ser feliz.

Hay una cita gastada atribuida al fallecido crítico y teórico Mark Fisher, acerca de cómo "es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo". La destrucción de la fuerza natural del hombre y de la tierra, si bien actuaban con ritmos relativamente diferentes antes del capitalismo, tiende a interrelacionarse, como veremos más adelante. Si en la segunda mitad del siglo XIX se aceleraban la tendencia a la unión entre la gran industria y la gran agricultura industrializada, en la segunda mitad del siglo XX las grandes agroindustrias adquirían ya un poder sobrecogedor aunque lo peor estaba a punto de llegar con la irrupción del poder omnívoro del capital financiero desde finales de ese siglo y con la omnipotencia del capital ficticio desde el inicio del siglo XXI.

La privatización de la naturaleza responde a la objetividad ciega de la ley de la acumulación ampliada del capital en general y a la agudización de las contradicciones interimperialistas por la posesión de los cada vez más escasos recursos energéticos y materiales. Frente a esta voracidad depredadora basada en la propiedad de la naturaleza, el marxismo opone lo irreconciliablemente opuesto: la naturaleza es de ella misma y no de la burguesía. Decir que la naturaleza se pertenece a sí misma y no al capital implica que ni siquiera la humanidad concreta que existe físicamente en un momento preciso de la historia, lo que se dice «ahora mismo», ni siquiera ella es propietaria de la tierra. En el libro III de El Capital Marx escribe que: «Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexistan en un momento dado, son propietarias de la tierra. Son, simplemente, sus poseedoras, sus usufructuarias, llamadas a usarla como boni patres familias y a trasmitirla mejorada a las futuras generaciones»

Cuando el deterioro de una situación es gradual, podemos aceptar nuestra propia destrucción como algo inevitable, las malas costumbres son las más difíciles de cambiar. El capitalismo intenta convertir en oro, esa materia brillante y muerta, todo lo que toca y llevarlo a los bancos. Pero eso no tiene sentido. No puede durar, es cuestión de tiempo. 

¿Cuál es el sueño dominante de nuestro paradigma civilizatorio que colocó el mercado y la mercancía como eje estructurador de toda la vida social? Es la posesión de bienes materiales, la mayor acumulación financiera posible y el disfrute más intenso que podamos de todo lo que la naturaleza y la cultura nos pueden ofrecer hasta la saciedad. Es el triunfo del materialismo refinado que alcanza hasta lo espiritual, hecho de mercancía, con la engañosa literatura de autoayuda, llena de mil fórmulas para ser felices, construida con retazos de psicología, de nueva cosmología, de religión oriental, de mensajes cristianos y de esoterismo. Es pura engañifa para crear la ilusión de una felicidad fácil.

Aunque algunos consideren el capitalismo más feroz una posibilidad eterna la madre tierra será la última que con su respuesta dicte sentencia. Tal y como expresa el reconocido sacerdote franciscano y teólogo de la liberación Leonardo Boff solo un nuevo paradigma en comunión con la Madre Tierra garantizará nuestra supervivencia. 

El lance final es concluyente. Max posibilita la creación de nuevas subjetividades emancipadoras, gracias a la colaboración y el sacrificio de la comunidad, entre los que no pueden menospreciarse espléndidos personajes como Furiosa. No obstante, este es el corolario de Max: sin él no se pueden crear las condiciones de posibilidad para derrocar un régimen totalitario que parasita la existencia. En estos últimos planos aparece Max como un ente incapaz de adherirse al nuevo proyecto político presumiblemente liberador. Max escapa a cualquier institucionalización. Una vez que la comunidad se burocratiza, ya forma parte de los tentáculos del poder, aunque sea de otro poder. A Max le es extraña esta fase de fijación. Asume que cualquier institucionalización de la revolución es aporía, dinamita la revolución del acto. Mad Max abandona el acontecimiento tras haberlo viabilizado. Él pertenece a otro orden de cosas, al devenir del baldío desierto. Retoma su condición de guerrero de la carretera. La carretera como metáfora de la cinemática, de la acción en sí misma, de lo transitable. Max se aleja entre la multitud liberada, dejándola justo donde debe dejarse. El héroe esquizofrénico desaparece entre el extasiado tumulto, como un elemento que destiñe. Está hecho de otras fuerzas ingobernables por el poder. Max se arroja a la mutabilidad incesante de la existencia, al éxodo afirmativo. Mad Max es el heraldo que destruye el fascismo.

Si las tres primeras entregas fueron una alegoría a la guerra fría, la crisis del petróleo de los 70, la cultura nihilista del punk y la crítica al consumismo de los años 80, este nuevo filme nos presenta un universo en el que la humanidad, rehén de dementes que prometen un paraíso mientras privan de los más básicos recursos a su pueblo, encuentra en la figura de la mujer luchadora su única esperanza de liberación.


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