miércoles, 7 de diciembre de 2022

EL TIEMPO

A veces lento, a veces rápido. Los minutos van pasando lentamente y se convierten en horas, las horas en días y los días en semanas. el día y la noche se superponen sin darse cuenta, en un abrir y cerrar de ojos mientras el sonido del reloj marca el ritmo inexorable del día que pasa.

Las fotografías son testigos silenciosos de momentos eternos que lentamente van tiñéndose de amarillo, desfigurando y desbrozando las líneas de un recuerdo pasado, que al verlo dar dolor y se agrupa en el costado, convirtiéndose en una pesada carga de la que debemos desprendernos  y sale por nuestros rostros lentamente, gota a gota, en lágrimas que surcan nuestra cara creando caminos de dolor y pena, de recuerdos agridulces que siembran nuestra mente de pesar y tristeza, pero también de alegría y nostalgia.

Recuerdos eternos, momentos agridulces que vienen a nuestra mente cuando menos nos los esperamos al observar viejas fotografías, paisajes eternos que nos recuerdan nuestra finitud y nuestra brevedad, nuestro paso por la tierra tiene un principio y un fin. Mientras el sol y la luna observan impasibles de sus tronos vigilando invictos, siendo nuestras vidas un parpadeo de todo lo que han visto

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