martes, 30 de noviembre de 2021

ALMUDENA GRANDES

Un golpe inesperado, un rayo que golpea en el costado
y hace que anide el dolor que oprime nuestro pecho
y nos ahoga cada día, robando a Inés su alegría
dejándonos el corazón helado

entre novelas y libros te busco como el lector de Julio Verne 
bailando ese tango eterno llamado Malena
en las tres bodas de Manolita intentando olvidar
esa herida perpetua que supone tu partida

Te recuerdo entre versos y novelas ¡nada ni nadie será olvidado! 
Almudena, mujer comprometida entre las grandes ¡Ahí están los hechos!
activista de la pluma y de la calle que luchaba por y perseguía utopías
por un mundo mejor, tu palabra es tu legado

La vida es una estación de paso, herida perpetua que viene a verme
en los peores momentos dejando cicatriz ¡eterna y maldita pena!
dolor que nunca abandona, que hace mella, que obliga recordar
episodios de una guerra interminable, guerra eterna que nunca termina

Almudena Grandes

lunes, 29 de noviembre de 2021

ZOYA KOSMODEMYANSKAYA

El 29 de noviembre de 1941 durante la invasión de la URSS, los nazis ejecutaban a la joven resistente soviética Zoya Kosmodemyanskaya.

Nació el 13 de septiembre de 1923 en la aldea de Osino-Gay a unos 500 km de Moscú en el seno de una familia religiosa. Estudiante brillante en la escuela 201 de Moscú. Ingresó en el Komsomol en 1938.
En octubre del 41 cuando los nazis pisaron Moscú se ofreció voluntaria para la unidad partisana de la Juventud Comunista. Antes de marchar le dijo a su madre: “¿Qué puedo hacer cuando el enemigo está tan cerca?”

Stalin da la orden para impedir que se aloje al ejército nazi en los pueblos soviéticos. Junto con otros 2000 voluntarios la unidad especial partisana a la que fue destinada Zoya realiza labores de sabotaje y reconocimiento en los alrededores de Moscú en la retaguardia alemana.

Zoya y sus camaradas son los encargados de incendiar esos poblados que dan cobijo a los nazis. Tras una de esas acciones en Petríshevo es delatada por un colaboracionista que recibe una botella de vodka como recompensa (Stalin ordenaría posteriormente su fusilamiento).

Zoya fue sometida a un martirio indescriptible, torturas, vejaciones, reconoció ser la responsable y que su objetivo era acabar con los nazis. Arrancaron sus uñas y recibió 200 latigazos pero se mordió los labios causándose graves heridas antes de dar información útil a los nazis.

La sacaron fuera de la cabaña desnuda con -20 º en varias ocasiones. Finalmente fue ahorcada el 29 de noviembre. No sin antes ser paseada y humillada con un cartel colgado que rezaba “incendiaria”. Le arrojaron agua sucia y golpearon sus piernas diciendo ¿quién te hizo daño a ti?

Antes de ser ahorcada se dirigió a quienes estaban presenciando la ejecución para pedirles que no se rindieran, que no lloraran por ella y continuasen luchando, que estaba orgullosa de morir por su pueblo. Un oficial alemán trato de hacerla callar pero se revolvió y concluyó:

“Ahora me ahorcáis, pero no estoy sola. Hay otros 200 millones de compatriotas y no podréis colgarnos a todos”. Tenía 18 años. Su cuerpo estuvo colgado durante un mes y siguió siendo objeto de bromas y humillaciones por parte de los nazis.

El Ejército Rojo liberó la aldea en enero de 1942. Zoya fue enterrada en el cementerio donde yacían Gogol y Chéjov. Stalin condecoró póstumamente a Zoya en febrero como la Primera Heroína de la URSS. Su hermano Alexander (también héroe de la URSS) cayó en combate con 19 años.
Honor y gloria a los héroes y heroínas de la URSS.

Tanto sufrimiento y dolor que padecisteis
y, sin embargo, no bajasteis la mirada
ni hincasteis la rodilla frente al invasor
que trató de sembrar de sal y muerte vuestra tierra

Y ,sin embargo, no pudieron doblegaros y resististeis
el embiste del enemigo, rodilla en tierra, creando barricadas
que frenaron el avance de la bestia que sembró muerte y dolor
por donde pasaba galopando en el caballo rojo de la guerra

No contó con la resistencia y endereza
del pueblo soviético, pueblo forjado por el frío y el acero
pueblo resistente a toda adversidad, corazón caliente, fría cabeza
pueblo valiente y fuerte, más fuerte que la piedra, el frío y el hielo

Tantos que caísteis y sufristeis en vuestras carnes el sadismo de los invasores
No te quedes ahí, no mires, ¡necesitas ayudar al ejército a luchar! ¡A las barricadas!
Vuestra muerte por la Patria es un logro en la vida.  La victoria será nuestra, camaradas
Recordadlo, no lo olvidéis: Resistencia y unidad para que salgamos al final vencedores

Zoya Kosmodemyanskaya

jueves, 11 de noviembre de 2021

JOSEP RENAU

Sabiendo que el arte no es solo un espejo
que refleja la realidad sino que muestra sueños y deseos
de un mundo nuevo que sustituye al viejo
Renau plasma verdades y realidades entre pinturas y óleos

Gritos en las paredes que rompen los muros de la censura
gritos que muestran verdades a los pueblos y a los trabajadores
muestras populares de la realidad y de la cultura
gritos que traspasan fronteras, épocas, regiones y valores

murales que reflejan la realidad pero que la transforman
con el cincel que cincela y el martillo que golpea 
los muros y piedras y les da forma
dándole sentido, transmitiendo un mensaje y una idea

arte necesario como el pan de cada día 
arte que alimenta al hombre y da sustento a su alma
arte que grita, proyectil que impacta, disparo de arma
arte que refleja realidades, sueños, deseos y utopías

Josep Renau, obra creada por Javier Parra

martes, 9 de noviembre de 2021

LAS 17 ROSAS DE GUILLENA

#TalDíaComoHoy fusilaban a las 17 rosas de Guillena.
#NoOlvidamos, #NoPerdonamos

Las 17 rosas de Guillena fueron encarceladas, vejadas, rapadas y paseadas por su pueblo para escarnio público. Luego, los falangistas las acarrearon en un camión, como animales, y se las llevaron al vecino municipio de Gerena, también en la provincia de Sevilla. Allí, estuvieron 17 mujeres de entre 24 y 70 años fueron asesinadas en noviembre de 1937 y arrojadas a una fosa común del cementerio.

Hoy no vamos a contar la historia de una sola mujer, si no que hoy traemos la historia de 17 mujeres. Ellas son Eulogia, Ana María, Antonia, Granada Garzón, Granada Hidalgo, Natividad, Rosario, Manuela Liánez, Trinidad, Ramona Manchón, Manuela Méndez, Ramona Navarro, Dolores, Josefa, Tomasa, Ramona Puntas y Manuela Sánchez. Todas, menos Antonia, que era de Loja, habían nacido en Guillena, una pequeña población sevillana. 

Todas ellas estaban criando a sus hijos, la mayoría en edades que comprendían entre los dos años y los diez años, aunque también alguna era más mayor, como Ganada Hidalgo, que tenía 70 años cuando fue fusilada, cuando varios hombres irrumpieron en sus hogares.

Ana María contaba con 29 años y dos hijos, y era madre soltera. Sacaba adelante a sus hijos como podía, cosa que no era fácil en aquellos tiempos, con una hambruna que se cebaba con los más pobres. Además, ambos tenían el apellido de la madre, algo que no se pasaría inadvertido en el pueblo.
Trinidad había parido ocho hijos y cuando los hombres entraron en su casa para llevársela, una de sus hijas se ofreció a ir en su lugar, pues sabía el destino que correría su madre. De hecho, estuvo en la puerta del cementerio hasta que su madre fue asesinada. Manuela Méndez tenía dos hijos, de cinco y tres años, y ella solo contaba con 24 años, la misma edad que Ramona Navarro, solo que esta tenía dos hijas. Tomasa tenía 61 años y cinco hijos criaos gracias al sueldo que podían conseguir en el campo. Antonia había nacido en Loja y muy jovencita conoció a su marido, que era de Ronda, luego marcharon a vivir al pueblo sevillano, esperando una vida mejor, junto con sus tres hijos. A Granada Garzón la conocían como “la gitana” y había tenido a sus nueve hijos en el mismo pueblo donde ella había nacido, en Guillena. Granada Hidalgo era la más mayor, y también la única que sabía leer. Natividad y Rosario eran vecinas, ambas vivían en la c/ Pablo Iglesias. Manuela Liénez, “la esterona”, se quedó en Guillena cuando su marido huyó debido a la entrada de las tropas franquistas en el pueblo. A Ramona Manchón le asesinaron a su marido, igual que al de su tocaya, Ramona Puntas, pero ellas salían adelante por sus hijos. Dolores tuvo nueve hijos, mientras que Josefa solo dos. Gracias a Manuela Sánchez, su marido pudo sobrevivir a la guerra y nunca fue represaliado por el bando nacional. 

Todas ellas vivían en Guillena cuando, en el otoño del 37, la columna del bando nacional de Sevilla entró en el pueblo, deteniendo a 19 mujeres. Allí no encontraron resistencia ninguna, y no fue difícil apresarlas, a pesar de los gritos de los niños y las niñas, de las hijas o de los bebés. 

Pero ¿Quiénes eran? ¿Qué delitos habían cometido? Fueron interrogadas y torturadas, pero ninguna supo o quiso contestar a las preguntas que se les hacía, sobretodo aquella en la que preguntaban por el paradero de sus maridos, hijos o amigos republicanos. La mayoría de ellas tenían a sus esposos en el frente, luchando contra el golpe de estado franquista, pero también había algunos resistiendo en la sierra sevillana. Granada Garzón tenía, además de a su marido en el frente, a un hijo de diecinueve años. Ambo fueron asesinados a lo largo de la guerra. Y Granada Hidalgo, a varios hijos. Buscaban con ahínco al marido de Manuela Sánchez, que había sido un miembro destacado de la Unión Republicana Local. A Ana María se la había visto con algunos soldados republicanos. 

Pero ninguna de ellas era activista, ni participaba en ninguna organización política o de resistencia del pueblo. Nunca habían dado un mitin, ni se metían en esos temas. 

Nada de eso les sirvió. Después de los interrogatorios, fueron condenadas por “ser sujetos peligrosísimos de afiliación marxista”, dado que, según un telegrama enviado al cuartel de Franco, habían aportado comida a varios huidos en la sierra. 

Después del veredicto (del que dos detenidas más salieron inocentes) las mujeres fueron rapadas y humilladas, obligadas a hacer el paseillo por el pueblo, para que el resto de los habitantes aprendieran la lección. Tras eso, las subieron a un camión  y las trasladaron a Gerena, un pueblo cercano, llevándolas directamente al cementerio. Allí, el comando de Falange de Genera, todos con nombres y apellidos, las apuntaron y comenzó la primera ráfaga de disparos. Los testimonios dicen que había una embarazada, cercana a dar a luz ya. Todas corrieron a intentar protegerse, pero no fue posible. Una a una, cayeron las 17 mujeres, las rosas de Guillena. Su único delito fue ser madres, esposa o conocidas de soldados del bando republicano. 

El 23 de enero de 2011, se inició en el cementerio de Gerena la exhumación de los cuerpos de las personas fusiladas que allí había, que concluía en febrero de 2012. Fue posible recuperar los 17 cuerpos de las rosas de Guillena, proceder a su identificación y entregárselos a sus familiares. Se descubrió, además, que no había una, sino dos mujeres embarazadas. Aún no está cerrado el caso, pues en 2015, algunos familiares denunciaron los hechos en el juzgado de Sevilla, para que se investigue realmente qué ocurrió y quiénes fueron los culpables de todos estos asesinatos. El 15 de diciembre de 2012 se realizó el entierro de sus restos en el cementerio de Guillena.

Cada año vuelven a florecer en mi memoria
como rosaledas que vuelven cada año
aquellas olvidadas por la historia
recuerdos sangrientos de antaño

recuerdos cercanos por la mayoría ya olvidados
cicatrices en los pueblos y tierras andaluzas ¡Recordad!
que todavía llora en silencio, gritos apagados
en las gargantas de los perdedores ¡Prohibido olvidar!

Tanta sangre derramada, tanto dolor y tanta represión
por aquellos que vencieron y con la fuerza lo demostraron
masacrando a un pueblo que clamó libertad y revolución,
respeto, pan y trabajo ¡Cuánto daño y muerte sembraron!

Diecisiete mujeres, diecisiete rosas
todas revolucionarias, todas hermosas
mujeres que tienen nombres y apellidos.
Que nunca queden en el olvido

Rosas sepultadas en fosas comunes que darán con más calor
y en su transformación de mañana a la tierra tras su muerte,
pasado mañana, brotes de esperanza, recordando lo que ocurrió
lo que sufrimos, padecimos y cómo maldecimos nuestra mala suerte

fosas comunes que claman a gritos historias olvidadas por la sociedad
semillas de esperanza que germinan diecisiete rosaledas 
cada año, cada primavera limpiando de la amnesia la polvareda
refrescando la memoria, clamando Justicia, Reparación y Verdad