"Odio a los indiferentes. Creo que vivir es tomar partido. Quien
verdaderamente vive no puede dejar de ser ciudadano y partidario.
Indiferencia es abulia, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Por
eso, odio a los indiferentes. La indiferencia es el peso muerto de la
historia. Es la bola de plomo para el innovador y la materia inerte en
la cual frecuentemente se ahogan los
entusiasmos más esplendorosos. La indiferencia actúa poderosamente en la
historia. Actúa pasivamente, pero actúa. Es la fatalidad, es aquello
con lo que no se puede contar, aquello que confunde los programas, que
destruye los planes mejor construidos. Es la materia bruta que se rebela
contra la inteligencia y la sofoca. Lo que ocurre, el mal que se abate
sobre todos, no se debe tanto a la iniciativa de los pocos que actúan,
como a la indiferencia de muchos. Lo que ocurre no ocurre tanto porque
algunos lo quieran, sino porque la masa de los hombres abdica de su
voluntad, deja de hacer, deja promulgar leyes que después solo la
revuelta hará anular, deja subir al poder hombres que después solo una
sublevación podrá derrumbar. Los destinos de una época son manipulados
de acuerdo con visiones restrictas, objetivos inmediatos, ambiciones y
pasiones personales de pequeños grupos activos, y la masa de hombres lo
ignora, porque no se preocupa. Por eso, abomino a los indiferentes.
Desprecio a los indiferentes, también porque me provocan tedio sus
lamentos de eternos inocentes. Vivo, soy militante. Por eso detesto a
quien no toma partido. Odio a los indiferentes"
Pasa el tiempo y sigo recordándote en cada atardecer
en tu isla de Cerdeña, gigante sardo entre los hombres
que sigues presente a pesar del tiempo transcurrido
y de todo lo que ha pasado y acontecido desde tu partida
A pesar de que hoy la vida no es lo que fue ayer
tu pensamiento sigue vigente, tus ideas y tu nombre
aunque no menciono al individuo que se ha ido
entre dos mundos, entre dos épocas, entre dos vidas
Seguimos en una época donde nacen los monstruos entre los claroscuros
entre crisis eternas que perpetúan el sistema
mientras tu clase agacha la cabeza y desconoce su suerte
y la indiferencia campa libremente
pero la historia no ha concluido y el optimismo de la voluntad
resurge haciéndonos avanzar, creando conciencia de clase
a pesar de nuestros escepticismo, de nuestro pesimismo
de la inteligencia, seguimos avanzando a tu lado
En esta época donde vuelven las crisis y los tiempos duros
para nuestra clase, seguimos instruyéndonos como estratagema
para crear un clase concienciada que subvierta el sistema y lo hiera de muerte
para que nunca se levante, para que nunca más despierte
Allí yaces, señalado con adusta elegancia no católica, en el elenco de los extraños ¡Recordad!
Un trapo rojo como aquel enroscado en el cuello de los partisanos, de tu clase vanguardia y base
Antonio Gramsci, compañero y camarada, intelectual orgánico del comunismo
y cerca de la tumba, diferentemente rojos, dos geranios sobre el terreno calcinado
Gracias por invitarme a pasarme por tu blog. Me gusta tu idea de que en el mundo de las palabras nos hacemos la ilusión de ser libres. Yo soy adicta a las palabra, a la palabra escrita. En tiempos de los 140/280 caracteres, de soluciones rápidas y pensar poco, de sustituir las ideas per eslóganes es reconfortante encontrarse a alguien amante de la palabra.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu poema. Es otra de mis debilidades, la poesía. Erri de Luca dijo una vez. “En situaciones de emergencia social, la poesía es el arma de combate más poderosa que existe” Algo parecido a lo que sentía nuestro Celaya. Últimamente intento sacar del olvido a las mujeres invisibilizadas por los hombres y las Historia escrita por hombres.
Salud!