miércoles, 6 de febrero de 2019

BRIGADISTAS ESTADOUNIDENSES LA BRIGADA LINCOLN EN ESPAÑA

Decía el Che Guevara que la solidaridad era la ternura de los pueblos. Frente al silencio y pasotismo de los gobernantes, los pueblos y los trabajadores son capaces de romper muros y barreras en pos de una idea y de una utopía. Esa ternura y ese altruismo fue el que animó a los 67000 voluntarios de las Brigadas Internacionales a luchar contra el fascismo y defender la democracia durante la Guerra Civil Española. De  todos ellos, unos 2.800 estadounidenses combatieron contra Franco durante la Guerra de España.

Estados Unidos ha sido y es el Estado capitalista más importante del mundo que ha sabido dominar el mercado libre e imponerse sobre los demás Estados capitalistas del mundo. En cambio, no todos los ciudadanos estadounidenses han defendido férreamente el libre mercado y la dictadura del capital, siempre ha habido destacados personajes afines al comunismo.

En la mayoría de programas escolares y universitarios yankees se han excluido o falseado tanto los acontecimientos de la guerra de España: tras la segunda guerra mundial y la posterior guerra fría este episodio de la historia quedó relegado a un segundo plano. Sin embargo, la verdad va siempre abriéndose paso.

Estados Unidos y La Segunda República Española

Estados Unidos en los años 30 es un país en ebullición: todavía son palpables las consecuencias de la crisis económicas del 29 y las medidas del New Deal de Rooselvelt no habían conseguido mitigar los problemas derivados de dicha crisis. Los problema sociales derivados por la crisis económica y social (aparición del KKK y de grupos fascistas) animaron a las masas obreras a afiliarse a sindicatos (los afiliados pasaron de 4 a 15 millones) provocando reformas en los seguro sociales y el sistema de pensiones.

El inicio de la contienda española fue un paso más: si bien el Departamento de Estado de EEUU en su política de neutralidad anunció el embargo de suministros de armamentos a ambos bandos de la contienda española; empresas como Texaco siguieron proporcionando combustible a Franco, cantidad suficiente para cubrir por completo las necesidades de su ejército golpista y el gobierno autorizó la venta a Italia y Alemania de armas y munición, que fueron reexpedidas a los golpistas, reconocido por el propio Roosevelt tras los bombardeos de Barcelona en 1938.

Sin embargo, el pueblo y la clase trabajadora siempre estuvo al lado del gobierno republicano: intelectuales, organizaciones obreras, sindicatos... celebraron manifestaciones, mítines y asambleas recaudando dinero y víveres para la república.

Todo este apoyo cristalizó en la Brigada Lincoln y en la Asociación de Amigos de la Brigada Lincoln, agrupación que consiguió en en terreno estadounidense agrupara a más de 25000 miembros que recaudaban dinero y víveres para los voluntarios.

En un sótano del bajo Manhattan (Nueva  York), tres destacados miembros de organizaciones comunistas asentadas en la ciudad comentan las instrucciones llegadas desde Moscú. El Komintern instaba al pueblo estadounidense a sumarse a la movilización internacional para defender la República española de la rebelión militar apoyada por la Alemania nazi y la Italia fascista.

Unos días antes ya habían llegado a la península los primeros voluntarios europeos para unirse a un Ejército Popular que los líderes republicanos habían logrado organizar para sustituir a las combativas pero desorganizadas y poco preparadas milicias. La lejanía geográfica y la propia situación política interna había provocado que los camaradas estadounidenses atendieran con retraso al llamamiento de Moscú. Sin embargo, el reclutamiento comenzó inmediatamente y los primeros yanquis pisarían territorio español en enero de 1937.

Owen Appleton fue uno de los primeros en alistarse. Graduado con honores por la Universidad de Harvard llegaría a ser secretario del Batallón Lincoln y acabó muriendo en una trinchera del frente del Ebro. El perfil de Owen se corresponde con el de buena parte de los compañeros con los que combatiría en España. Entre ellos había marineros, desempleados y obreros industriales, pero un importante porcentaje estaba formado por profesores, estudiantes, artistas e intelectuales.

Incluso los hijos del alcalde de Los Ángeles, que también moriría en suelo español, y del gobernador de Ohio decidieron dejar atrás la comodidad y seguridad de sus hogares para participar en la que consideraban, con acierto, la primera gran batalla contra el fascismo internacional. Unas 60 mujeres se sumarían durante los años de la guerra al contingente norteamericano.

No se trataba, por tanto, de jóvenes impulsivos. De hecho, la media de edad rozaba los 27 años, sino de personas formadas y comprometidas ideológicamente con la arriesgada empresa que iban a acometer. Comunistas (en mayor porcentaje) socialistas, progresistas… los historiadores coinciden en que más que una ideología concreta, lo que empujó a cerca de 2.800 estadounidenses a cruzar el Atlántico para combatir en España fue un espíritu de solidaridad internacional y un profundo sentimiento antifascista.

Uno de cada tres voluntarios era judío que ya veía en el triángulo Hitler-Franco- Mussolini una clara amenaza para la supervivencia de su pueblo. La miseria provocada por la Gran Depresión incrementó, además, la conciencia de clase de estos jóvenes que veían como crecía en su país, día a día, la desigualdad social, al tiempo que se mantenía una brutal discriminación racial contra las minorías.

Tom Page fue uno de los 85 afroamericanos que formaban parte del contingente de voluntarios estadounidenses: “Fue la primera vez en mi vida que me sentí tratado con dignidad, como un ser humano y por eso lamenté siempre haber dejado aquel país”, afirmaba al recordar su dura experiencia en España. “Durante el tiempo que estuve en España nadie miró mi color de piel. Cuando regresé a EE.UU pensé que las cosas habrían cambiado. No fue así” añadía Salaria Kea, la única mujer negra que formó parte de la Brigada Lincoln.


El papel de la Brigada Lincon

El primer contingente zarpó de Nueva York el 26 de diciembre de 1936. El barco se llamaba "Normandie" y en él se encontraban 76 hombres, que llegaron a Le Havre (Francia) el día de año nuevo. Al día siguiente salieron hacía París, llegaron hasta Perpignan y por último a Figueres en la provincia de Girona. A diferencia de las demás brigadas que se alojaban en Albacete, la Lincoln tuvo su base en esa localidad catalana, aunque su adiestramiento sí lo realizaban en Albacete, quedando posteriormente acuartelados en Tarazona de la Mancha.

Los primeros voluntarios estadounidenses llegaron a España en enero de 1937 y se integraron en la XV Brigada Internacional. Posteriormente, otros norteamericanos se integrarían en diversos cuerpos del Ejército Popular republicano. Es por esta razón por la que los supervivientes y sus descendientes utilizarían, y siguen utilizando hoy en día, el término “Brigada Lincoln” para referirse al conjunto de los estadounidenses que sirvieron en diversas unidades durante la Guerra de España.

Tras un demasiado corto periodo de entrenamiento en Tarazona de la Mancha (Albacete) y Villanueva de la Jara (Cuenca) los batallones Lincoln y Washington tuvieron un sangriento bautismo de fuego en la batalla del Jarama. Al mando del capitán Robert Merriman, consiguieron frenar a los fascistas en Brunete y en Villanueva de la Cañada. Se calcula que entre el 6 y el 27 de febrero perdieron a 400 hombres, la mitad del total de bajas que sufrirían durante toda la guerra. Sin apenas tiempo para restablecerse, los voluntarios combatieron en Boadilla del Monte, Villanueva de la Cañada y Brunete donde cayó Oliver Law, el primer afroamericano en la historia de los Estados Unidos que comandó una unidad militar. Bajas como la de Law provocaron que los dos batallones se fusionaran, a la vez que se creaba otro, el Mackenzie-Papineau en el que se integrarían nuevos voluntarios recién llegados desde Nueva York.

El recorrido bélico de los estadounidenses continuó por las batallas más sangrientas y decisivas: Belchite, Teruel y, finalmente, el Ebro donde el batallón Lincoln acabó de labrarse un prestigio glorioso por su forma de resistir ante la ya evidente superioridad del Ejército franquista. En invierno de 1937 a 1938, sostuvieron encarnizados combates defensivos en el Frente de Teruel, consiguiendo capturar a una compañía enemiga y grandes pérdidas a la Legión Extranjera. Tras la ruptura del Frente de levante en marzo de 1938, la Brigada Lincoln consiguió parar a los fascistas cerca de Caspe, permitiendo al mando republicano ganar tiempo.

Si bien la ocupación de Austria por Hitler consiguió modificar levemente la actitud de la prensa estadounidense en el conflicto español, ya era demasiado tarde. Henry L. Stimson, ex Secretario de Estado, condenó el embargo de armas y declaró:  "Es evidente que si el Gobierno legítimo de España es derribado, su derrota sólo podrá explicarse por la circunstancia de haberse visto privado del derecho a comprar en nuestro país y en otras naciones amigas las armas necesarias para su defensa" The New York Times, 23 enero 1938. A pesar de que la presión pública iba en aumento, el gobierno hizo caso omiso.

El 22 de septiembre de 1938 los internacionales de la XV Brigada recibieron la orden de retirada. La República había adoptado esta sorprendente medida con la ilusoria esperanza de que arrastrara a Hitler y a Mussolini a tomar idéntica decisión. A finales de octubre los brigadistas desfilaban por Barcelona donde les despedía una multitud encabezada por Dolores Ibárruri, La Pasionaria: “No os olvidaremos; y cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de la victoria de la República española, ¡volved!…“

Al regresar al país, muchos de ellos hablaron en numerosas asambleas sindicales ante numerosas obreros, destacando la necesidad de unidad de acción de todas las fuerzas en la lucha contra el fascismo.
Batallón Abraham Lincoln

El Batallón George Washington

Brevemente en 1937 hubo una segunda fuerza estadounidense, el Batallón George Washington, pero las bajas de ambos fueron tan numerosas que a mediados de año los dos se fusionaron. El 24 de abril de 1937 el capitán Mirko Markovics viajó a Madrigueras, sede de una de las bases de entrenamiento de las Brigadas Internacionales, para iniciar la formación de un segundo batallón americano.  La actitud predominante, afirmó, fue “Somos voluntarios. Si queremos aceptar órdenes y disciplina, está bien. Pero si una orden no nos gusta, no tenemos por qué ejecutarla. Tenemos derecho a decidir qué obedecer y qué rechazar”. Markovics trabajó para inculcar una mayor disciplina, aconsejando a los soldados que "deben dar el ejemplo y establecer una disciplina aún mejor que la del ejército leal". Nuevos voluntarios, muchos de los cuales eran americanos, llegaban a Madrigueras desde Albacete en tandas de 25 a 30 por día. Los recién llegados aceptaron las reglas y regulaciones sin cuestionar.

El 30 de abril, Markovics recibió la orden oficial de formar un segundo batallón estadounidense. Al día siguiente, los hombres se organizaron en compañías. Dos días después, el Cuartel General de la Brigada Internacional nombró formalmente al Capitán Markovics comandante del batallón. Dave Mates, un voluntario estadounidense, fue nombrado comisario político. 

El entrenamiento comenzó en serio alrededor del 10 de mayo de 1937. Los instructores y oficiales de batallón impartieron conferencias y realizaron ejercicios prácticos sobre temas como la exploración y las marchas. Un voluntario extranjero, identificado como Rabele, proporcionó gran parte de la instrucción. Markovics señaló que para la recién formada compañía de ametralladoras se seleccionaron los "mejores elementos". Walter Garland, un veterano afroamericano del Jarama, fue nombrado comandante de la compañía, apoyado por Milo Damjanovich, un voluntario yugoslavo, como comisario.

El 17 de mayo, los estadounidenses se trasladaron a la cercana localidad de Tarazona con el fin de reforzar la disciplina. Markovics señaló que en Madrigueras la “borrachera” estaba muy extendida “sobre todo entre los franceses”. Al principio, los ciudadanos de Tarazona no estaban contentos con la llegada de los estadounidenses, porque las tropas franco-belgas, que habían estado acuarteladas en la ciudad durante los dos meses anteriores, habían dado a los ciudadanos una mala impresión de los internacionales debido al consumo excesivo de alcohol. Los estadounidenses finalmente se ganaron a la gente del pueblo.

El 4 de junio, el Cuartel General de la Brigada Internacional designó a la unidad como el 19º Batallón de la XV Brigada Internacional. La orden especificaba una fuerza de 250 hombres. Al día siguiente, el batallón se reunió en la plaza del pueblo y adoptó como nombre George Washington. Inicialmente, los hombres querían ponerle al batallón el nombre de Tom Mooney, un organizador laboral encarcelado en California. Aceptaron la orientación del PC transmitida por telegrama del Partido Comunista de Estados Unidos en Nueva York, advirtiendo que nombrar a la unidad con el nombre de Mooney “no era políticamente conveniente en ese momento”. Durante la reunión circuló el rumor de que el batallón iría al frente y los hombres estaban “muy contentos”. Muchos se consideraban preparados para la acción.

El 16 de junio, se ordenó a los Washington que se trasladaran a una posición de segunda línea para reemplazar al Batallón Dimitrov. La unidad recibió armamento de otros batallones: “250 fusiles, seis ametralladoras pesadas y dos ametralladoras ligeras”. Los Washington fueron transportados a Morata. La moral estaba “alta” y la unidad de 280 hombres pasó esa noche y el día siguiente limpiando sus armas.

Durante los siguientes 13 días la unidad pasó tiempo en la segunda línea organizando y entrenando. Los soldados seleccionados para ser camilleros, portadores de municiones y alimentos y cocineros recibieron capacitación especializada. En el caso de los cocineros “se seleccionaron tres buenos hombres de cada empresa”. Muchos de estos hombres se resistieron a ser seleccionados. Manifestaron que consideraban el trabajo “como una especie de castigo”. Markovics reflexionó que después de que la unidad entró en batalla no faltaron hombres que solicitaron ser trasladados a la cocina.

La noche del 22 de junio, una gran tormenta inundó el vivac del batallón. Los fuertes vientos derribaron muchas tiendas de campaña. Las tiendas de campaña que se habían levantado en los barrancos fueron arrasadas por el diluvio. La noche siguiente, se ordenó al batallón de Washington que estuviera preparado para responder a una amenaza de ataque nacionalista a lo largo del Jarama. El batallón pasó dos noches húmedas y miserables antes de que el clima mejorara, permitiendo que el equipo se secara y se restableciera el campamento. Markovics señaló que a pesar de estos reveses, el ánimo de los hombres se mantuvo alto.

Las últimas incorporaciones al liderazgo del batallón llegaron el 29 de junio. El capitán Robert Trail, un voluntario inglés que recientemente había comandado la Compañía Angloamericana del 20º Batallón Internacional de la 86ª Brigada Mixta en el Frente de Córdoba, fue nombrado Ayudante del batallón. El Dr. Mark Strauss se unió como cirujano del batallón.

El 30 de junio, la unidad fue alertada de movimiento hacia el frente y a medianoche abordó camiones. Recorrieron 150 kilómetros (93 millas) durante la noche antes de llegar al pueblo de Torrelodones. Desde Torrelodones se ordenó al batallón que realizara un camino hasta su zona de concentración cerca del kilómetro número 5.

A los hombres se les dijo que debían realizar una marcha por carretera de cinco millas. Cada hombre llevaba equipo de marcha completo que constaba de: rifle, 200 cartuchos de munición, cantimplora, manta, una o dos granadas de mano, máscara de gas, musette, mochila, kit de comedor, casco de acero, pico y pala. El peso del equipo era de aproximadamente 20 a 25 kilogramos (44 a 55 libras). La distancia de la marcha resultó ser de unos 22 kilómetros a lo largo de carreteras repletas de hombres y transportes que avanzaban hacia el frente. A pesar de descansar 10 minutos cada hora, los hombres llegaron a su destino final completamente “agotados”. Al llegar a la piedra del kilómetro 5 alrededor de las 4 de la mañana, los hombres "se dejaron caer y se fueron a dormir".

El batallón pasó los dos días siguientes, 3 y 4 de julio, esperando nuevas órdenes. Mientras descansaban, el resto de la XV Brigada avanzó al frente. El Batallón Washington fue incorporado al 1.er Regimiento de la Brigada. A las 21 horas del 4 de julio el batallón se trasladó al río Aulencia entre Valdemarillo y Escoliar. Llegaron al río a las dos de la mañana del 5 de julio. Esta fue la última posición de salto del batallón. Más tarde ese mismo día se recibieron las órdenes iniciales para la ofensiva de Brunete. La hora cero era medianoche.

Oliver Law

Oliver Law fue el primer afroamericano en dirigir una fuerza militar integrada en la historia de los Estados Unidos. Law nació en el oeste de Texas el 23 de octubre de 1900. Mientras aún estaba en su adolescencia, se unió al Ejército de los EEUU. Y desde 1919 hasta 1925 se desempeñó como soldado en la 24ª Infantería, un traje negro estacionado en la frontera con México. Después de dejar el ejército, Law se mudó primero a Bluffton, Indiana, donde trabajó en una planta de cemento y, poco después, a Chicago, donde condujo un taxi para la Yellow Cab Company. Con el inicio de la Ley de Depresión se desvió entre las filas de los desempleados. Con el tiempo, consiguió un trabajo como estibador y se unió a la Asociación Internacional de estibadores. Después de esto, Law abrió un pequeño restaurante y cuando esta empresa fracasó, se fue a trabajar para la Administración de Proyectos de Obras. Mientras estaba sin trabajo, Law se unió a la Defensa Internacional del Trabajo y en 1932 el Partido Comunista. Sus actividades políticas lo llevaron a frecuentes encuentros con el Escuadrón Rojo de la Policía de Chicago durante uno de los cuales fue golpeado gravemente. Poco antes de partir hacia España, Law fue arrestada mientras dirigía un mitin para protestar por la invasión de Etiopía por parte de Italia. Durante este período, Law se casó con Corrine Lightfoot, hermana de un prominente afroamericano en el Partido Comunista, Claude Lightfoot.

Oliver Law

Law estuvo entre los primeros voluntarios de los Estados Unidos. Recibió su pasaporte el 7 de enero de 1937 y se fue a Francia, a bordo del París , el 16 de enero de 1937. En España, las cualidades de liderazgo de la ley y la experiencia militar previa fueron altamente valoradas. Primero se desempeñó como Líder de Sección de una compañía de ametralladoras. Cuando el batallón Lincoln se reorganizó después de los desastrosos asaltos del 27 de febrero de 1937 en Jarama, Law fue ascendido a Comandante de la compañía. Law continuó avanzando en rango durante el largo período de guerra de trincheras en el frente de Jarama. Fue seleccionado como Ayudante del Comandante del Batallón. 

Luego de un intento fallido de formar un sistema de regimiento dentro de la brigada y el comandante de Lincoln, Martin Hourihan, fue transferido al personal del regimiento, Oliver Law fue elegido para reemplazarlo y se le dio el rango de capitán. Law dirigió al batallón Abraham Lincoln durante los días iniciales de la ofensiva de Brunete. El 9 de julio de 1937, el cuarto día de la campaña, fue herido de muerte mientras dirigía su comando en un asalto a Mosquito Ridge. Cincuenta años después de su muerte, el logro histórico de Law fue reconocido cuando el alcalde de Chicago, Harold Washington, declaró el 21 de noviembre de 1987 "Oliver Law y Abraham Lincoln Brigade Day"

Milton "Milt" Wolff

Wolff era un veterano estadounidense de la Guerra Civil española, el último comandante de la Brigada Abraham Lincoln y un activista de toda la vida. Nació en una familia de inmigrantes judíos de clase trabajadora en Brooklyn, Nueva York. Sus padres vinieron originalmente de Lituania y Hungría. También fue miembro del Cuerpo Civil de Conservación durante la Gran Depresión. Se volvió activo en la Liga de Jóvenes Comunistas al regresar a Brooklyn después de la CCC. Fue allí donde se ofreció como voluntario para ir a España a luchar contra el fascismo.

Después de un año de combates en Brunete, Belchite y Teruel, la Brigada perdió a dos oficiales de alto rango en la batalla de Gandesa en el frente de Aragón, después de lo cual, en marzo de 1938, Wolff se convirtió en el comandante del batallón. Dirigió el Batallón durante la Batalla del Ebro y abandonó España en noviembre de 1938 cuando las Brigadas Internacionales fueron desmovilizadas. Ernest Hemingway lo describió durante este período: [tenía] "... 23 años, alto como Lincoln, demacrado como Lincoln, y tan valiente y tan buen soldado como cualquiera que comandara batallones en Gettysburg. Está vivo y sin ser golpeado por el mismo peligro que deja una palmera alta parada donde ha pasado un huracán ".

Después de regresar de España, participó en el Congreso de Derechos Civiles, trabajó en contra de la anticomunista Ley Smith y compareció ante la Junta de Control de Actividades Subversivas y el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara como testigo hostil. Más tarde, bajo el liderazgo de Wolff, los veteranos de la Brigada Abraham Lincoln protestaron contra la guerra en Vietnam, hicieron campaña para enviar ambulancias a Nicaragua durante la guerra Contra, respaldada por Estados Unidos, enviaron ayuda humanitaria a países centroamericanos y organizaron donaciones para hospitales cubanos.

Milton "Milt" Wolff murió a la edad de 92 años el 14 de enero de 2008.

Milton "Milt" Wolff


Harry Fisher

 Harry Fisher que desde la infancia tuvo que buscarse la vida en el país de las oportunidades trabajó en distintas empresas industriales norteamericanas, lo que le sirvió para observar la fuerza del proletariado. El “Crac del 29” terminó por fundamentar el pensamiento de Fisher y éste ingresó en la Liga de los Comunistas estadounidenses. Cuando comenzó la Guerra Civil en España, Fisher no dudó en viajar a España a defender la república y detener a los fascistas. De esta manera, Fisher integrado en el Batallón Lincoln de las Brigadas Internacionales combatió contra los fascistas en las batallas de Jarama, Brunete, Teruel, Belchite y Ebro. En 1938 regresó a los EE. UU donde fue criticado y tachado querer exportar el “Terror Rojo” a los EE. UU. Posteriormente con la entrada de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial, Fisher se alistó en las Fuerzas Aéreas como artillero en un B-26 para combatir a las fuerzas del Eje. Terminada la Segunda Guerra Mundial, Fisher regresó a los EE. UU, concretamente a Nueva York donde trabajó para la agencia de noticias soviética Tass, la Agencia de Telégrafos de la Unión Soviética. Harrie Fisher ejemplo de internacionalismo proletario no dudó en coger las armas para combatir tanto a los franquistas en España como a los nazis en la Segunda Guerra Mundial.


Harry Fisher


Robert Hale "Bob" Merriaman  Jefe del Estado Mayor de la brigada Lincoln.

"Fuimos porque estábamos alarmados por lo que estaba pasando tanto en nuestro país como en Europa. La Gran Depresión, comenzada en 1929, había ocasionado hambre y desempleo generalizado en todo el mundo, excepto en la Unión Soviética. Hacia 1932 había 25 millones de parados en EEUU -no había seguro de paro entonces- y los agricultores araban bajo sus cosechas y sacrificaban cochinillos recién nacidos mientras millones de ellos se iban a la cama hambrientos." (Carl Geiser).

El 2 de abril de 1938, con sólo 29 años, y durante la retirada del frente de Aragón, moría ROBERT HALE "BOB" MERRIMAN, el mítico Jefe del Estado Mayor de la Brigada XV, la famosa Brigada "Lincoln" de las Brigadas Internacionales. Uno de los hombres nacidos fuera de España y que se enfrentarían frontalmente contra el fascismo y que darían su vida por la libertad.

Bob Merriman había nacido, hijo de un leñador, en la población californiana de Eureka el 17 de noviembre de 1908. Iniciaría sus estudios universitarios en la Universidad de Nevada, casándose con su compañera de estudios Marion Stone en el día de su graduación el 9 de mayo de 1932; pronto conseguiría una beca para estudiar economía en la prestigiosa Universidad californiana de Berkeley; interesándose, de modo especial, por la economía rusa. En el mes de enero de 1935 el matrimonio se trasladaría a Moscú, donde Bob haría estudios sobre la política comunista agrícola.

Durante un viaje de excursión a Viena, Bob y Marion se encontrarían de primera mano con la realidad del nazismo; lo que motivaría que Bob, ante los dramáticos ecos de al sublevación armada fascista del 18 de julio de 1936 contra la República española, tomaría la decisión de alistarse en las conocidas como Brigadas Internacionales, entrando en España por Valencia el 18 de enero de 1937.

"Muchos lo oyeron en remotas penínsulas,
en las mesetas somnolientas,
en las desviadas islas pesqueras
y en el corrompido corazón de la ciudad,
lo oyeron
y emigraron como gaviotas
o como las semillas de una flor.
Y cual erizos
se adhirieron a los trenes expresos,
cruzando velozmente
a través de las injustas tierras,
a través de la noche,
a través del túnel alpino.
Surcando los océanos.
O abriéndose camino con sus pasos.
Así, llegaron
para ofrecer sus vidas."
(Wystan Hugh Auden).

Seguidamente sería trasladado, para recibir instrucción militar, a Villanueva de la Jara, en Albacete; donde pronto sustituiría a la comandante del recién conformado Batalló Lincoln, dado que tenía cierta formación militara cuando había sido miembro, cuando era estudiante en la Universidad de Nevada, del ROTC (en castellano, Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales en la Reserva), encontrándose al mando del entrenamiento de alrededor de 430 miembros de las Brigadas Internacionales.

Pronto serían, ante la necesidad de las fuerzas republicanos y por la fuerte ofensiva franquista contra Madrid, enviados al Valle del Jarama, donde participarían en la Batalla del Jarama, que duraría del 6 al 27 de febrero de 1937, con el fin de hacer frente a la gran ofensiva de los militares sublevados en armas, que se saldaría con éxito, aunque las Brigadas Internacionales pagarían con un elevado número de bajas; y siendo herido el propio Bob Merriman en un hombro. Su esposa que mientras tanto había permanecido en Moscú, ayudando a Walter Duranty, corresponsal del New York Times, viajaría en el mes de marzo a España para ayudarle en su convalecencia. Marion permanecería en España trabajando en un hospital y ayudaría en la información y en las relaciones exteriores de las Brigadas Internacionales, llegando al grado de cabo. En el mes de noviembre de 1937 regresaría a EEUU con el fin de recaudar dinero para la causa y buscando apoyos para la República española.

Ya recuperado, Bob Merriman, en el mes de julio, participaría en la ofensiva republicana de Brunete, que duraría del 6 hasta el 25 de julio de 1937, junto al Batallón Británico, para con otras unidades militares conformar la XV Brigada Internacional; con una trágico balance en vidas, pues de los 2.5000 soldados de que constaba la Brigada sólo sobrevivirían unos 1.000 brigadistas.

En la Batalla de Belchite (Zaragoza), entre los días 24 de agosto y e 6 de septiembre de 1937, sufriría muy graves heridas; siendo nombrado tras su recuperación médica Jefe del Estado Mayor de la XV Brigada, interviniendo, pronto, en la Batalla de Teruel, que tuvo lugar entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22 de febrero de 1938 en la ciudad de Teruel y sus alrededores.

Su muerte está sumergida en un mar de dudas; pero lo que sí está claro que desaparecería en el frente de Aragón, en el transcurso de la retirada su su unidad militar hacia la localidad de Gandesa, la capital tarraconense de la comarca de la Tierra Alta. Una de las versiones india que podría haber perdido la vida durante los combates en la zona de Corbera de Ebro; sin embargo según otras fuentes, había sido apresado, también en el área de Corbera de Ebro y ejecutado esa misma noche por las tropas franquistas, que muy a menudo solían matar a los brigadistas, y, en especial, si eran oficiales. Coincidiendo ambas versiones que todo esto había sucedido el 2 de abril de 1938.

Su cuerpo, aunque ha sido buscado, con ahínco, en varias ocasiones, nunca ha sido encontrado.

Vienen a la memoria las palabras de Dolores Ibárruri en el Acto de Despedida a los Voluntarios de las Brigadas Internacionales el 1 de noviembre de 1938 celebrado en Barcelona:

"(...) De todos los pueblos y todas las razas, vinisteis a nosotros como hermanos nuestros, como hijos de la España inmortal, y en los días más duros de nuestra guerra, cuando la capital de la República española se hallaba amenazada, fuisteis vosotros, bravos camaradas de las Brigadas Internacionales, quienes contribuisteis a salvarla con vuestro entusiasmo combativo y vuestro heroísmo y espíritu de sacrificio.

Y Jarama y Guadalajara, y Brunete y Belchite, y Levante y el Ebro cantan con estrofas inmortales el valor, la abnegación, la bravura, la disciplina de los hombres de las Brigadas Internacionales.
Por primera vez en la historia de las luchas de los pueblos se ha dado el espectáculo, asombroso por su grandeza, de la formación de las Brigadas Internacionales para ayudar a salvar la libertad y la independencia de un país amenazado, de nuestra España.

Comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos, hombres de distinto color, de ideología diferente, de religiones antagónicas, pero amando todos ellos profundamente la libertad y la justicia, vinieron a ofrecerse a nosotros incondicionalmente.

Nos lo daban todo; su juventud o su madurez o su experiencia; su sangre y su vida, sus esperanzas y sus anhelos ... Y nada nos pedían. Es decir, sí: querían un puesto en la lucha, anhelaban el honor de morir por nosotros.

¡Banderas de España! ... ¡Saludad a tantos héroes, inclinaos ante tantos mártires! ...

¡Madres! ... ¡Mujeres! Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días dolorosos y sangrientos es esfume en un presente de libertad, de paz y de bienestar; cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales.

Contadles cómo, atravesando mares y montañas, salvando fronteras erizadas de bayonetas, vigilados por perros rabiosos deseosos de clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como cruzados de la libertad, a luchar y a morir por la libertad y la independencia de España, amenazados por el fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo: cariños, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a nosotros a decirnos: "¡Aquí estamos!", vuestra causa, la causa de España es nuestra misma causa, es la causa de toda la humanidad avanzada y progresiva. (...)". (Dolores Ibárruri. Mensaje de despedida a los voluntarios de las Brigadas Internacionales. Barcelona, 1 de noviembre de 1938).


NOTA.- Dicen que Bob Merriman fue amigo de Ernest Hemingway, y que su persona serviría de inspiración para configurar el personaje de Robert Jordan, el protagonista de la novela "Por quién doblan las campanas".
Robert Hale Merriman


Edwin Rolfe

Conocido por su seudónimo literario, Edwin Rolfe, Solomon Fishman (Pensilvania, 1909-California, 1954) era uno de esos jóvenes estadounidenses que se movían en los círculos estudiantiles afines al comunismo y el socialismo. Su activismo lo llevó a la poesía y su ingenuidad -golpeada por la desilusión ante los acontecimientos internos en EE.UU., política y socialmente, en la época de la gran depresión- lo hizo sensible a la llamada de socorro del Gobierno de la República con una España en plena Guerra Civil. Algo similar a lo que le ocurrió a otro ilustre voluntario, Milton Wolff (Nueva York, 1915-California, 2008), o a Mitch Castle y Leo Rogin, todos volcados en la lucha contra el fascismo. Rolfe se alistó como redactor jefe del diario The Volunteer for Liberty de la 15.ª Brigada Internacional. La brutalidad del conflicto bélico lo sacudió: tomó el fusil para sumarse a sus camaradas del Batallón Lincoln en las campañas de Aragón y la batalla del Ebro. La situación de Madrid lo conmovió además profundamente. Escribió la primera crónica de aquel grupo de valientes: The Lincoln Batallion: The Story of the Americans who fought in Spain in the International Brigades (1939). En vez de hallar reconocimiento a su regreso al hogar, Rolfe se encontró con un país envuelto en la caza de brujas del senador McCarthy. Entre nostalgias de España, olvidado y peleando por dar a conocer su poesía, falleció en 1954 de un fulminante ataque al corazón. Estos poemas que publica ahora Almuzara en Hombres o cadáveres son complemento feliz para la lectura del relato autobiográfico de Wolff Otra colina, que recoge la dura peripecia del frente de Aragón.
Edwin Rolfe

James Yates. Del Misisipi a luchar contra el nazi-fascismo en España.

Su infancia transcurrió en el Misisipi donde el esclavismo fue sustituido por otra forma de esclavitud asalariada que difícilmente daba para reponer la fuerza de trabajo. El KKK haciendo de las suyas y controlando gran parte de los estamentos de la sociedad política y civil.

Los días pasaban entre palizas y asesinatos de negros. Cuando él nació ni siquiera se registraban los nacimientos de niños negros. Soñaba con escapar cada día. Con la gran crisis del algodón huye de polizón hacia el próspero norte industrial: Chicago.

Son los años 20 y el movimiento obrero organizado está cobrando mucha fuerza. Lucha sindical, charlas políticas... Yates empieza a dar forma a sus ideas y adquiere conciencia de clase. En los años 30 en NY las manifestaciones de Unión Square, la indigencia...

James ha comprobado que en el norte un negro puede optar a ciertos empleos remunerados, incluso acceder a una vivienda en el extrarradio o sentarse en el transporte público. Los efectos más visibles del racismo están mitigados respecto al sur pero aún así siguen siendo brutales.

Trabaja como camarero de ferrocarriles y su mujer encuentra empleo como criada. Forman una familia. Llega la gran crisis de los años 30 con el crack del 29 y pierde su empleo. Se ve obligado a alejarse de su familia y se traslada a NY en busca de una oportunidad.

Lo que se encuentra en NY es aún más dantesco. Ejércitos d obreros vagando como muertos vivientes en busca de un plato de comida, siendo desahuciados, durmiendo en parques públicos. Por suerte es rescatado por la comunidad negra de Harlem organizada en torno al Partido Comunista.

No es extraño que termine enrolándose en las brigadas organizadas por el PCUSA para luchar contra el fascismo en España. Al cruzar los Pirineos se entera de que su mejor amigo ha sido el primer afroamericano en caer en la batalla del Jarama.

Yates desempeña varias tareas, una de ellas como conductor transportando víveres, munición, material médico, también lleva a periodistas. Participa en la batalla de Brunete y se juega la vida en las carreteras bombardeadas. Su vehículo es impactado y resulta gravemente herido.

Tras varios meses en el hospital, en 1938 regresa a Estados Unidos junto al resto de brigadistas. Otros muchos amigos como Oliver Law (el primer responsable de una unidad militar no segregada de estadounidenses del que hablamos en otro hilo) dejarán su vida por la libertad.

Como el resto de BBII estadounidenses al volver lo que se encuentra es aún más duro. En España se jugaron la vida pero vivieron libres pues el color de su piel no implicaba un trato diferente. En Manhattan son expulsados de un hotel que no admite negros.

Yates continuará militando en organizaciones de defensa de los DDHH en Manhattan y siendo hostigado por el FBI. Monta una tienda de reparación de electrodomésticos y televisores porque nadie le da un empleo por sus antecedentes. Al final de su vida escribe "De Misisipi a Madrid".

Yates paso más tiempo con los brigadistas internacionales alemanes que con los estadounidenses en España. No conviene olvidar que miles de alemanes antifascistas se opusieron al nazifascismo.

Yates, como el resto de brigadistas es un ejemplo a seguir. Se esforzó por leer y formarse aún cuando la educación le había sido negada porque sabía que el conocimiento le haría libre. Luchó por un país que no conocía y fue defenestrado a la vuelta.

Yates parafraseando a Tom Page: “Recuerdo cómo a veces un pueblo entero acudía a verme cuando sabían que había llegado un negro. España fue el primer lugar donde me sentí libre. Si no le gustabas a alguien, te lo decía a la cara. No tenía nada que ver con el color de tu piel”.


Paul Robeson

Paul Robeson fue un actor, cantante, jugador de fútbol, abogado y activista por los derechos civiles nacido en Princeton (Estados Unidos) en 1898 y muerto en Filadelfia en 1976. Su padre fue un esclavo negro que había conseguido huir de la plantación de Carolina del Norte, en la que había nacido. Robeson estudió leyes en Rutgers, universidad en la que fue el tercer estudiante negro de su historia. Jugó al fútbol americano profesional en la National Football League. En 1923 se graduó en Derecho en la Universidad de Columbia, pero pronto acabaría abandonando la abogacía para dedicarse al cine, el teatro y la música. Su fama traspasó las fronteras de su país con la interpretación de Joe en el musical Show Boat”.

La insurrección fascista en España fue un hecho significativo en la vida de Paul Robeson. En 1937, para apoyar al Gobierno legal de la República, Robeson dio un concierto benéfico en el Albert Hall de Londres. Allí fue recibido por una aclamación ensordecedora, tras la que hizo un conmovedor discurso:

“El artista debe tomar partido. Debe elegir luchar por la libertad o por la esclavitud. Yo he elegido. No tenía otra alternativa. […] Que vuestro mensaje inspirador llegue a todos los hombres, mujeres y niños que defiendan la libertad y la justicia. Porque la liberación de España de la opresión de los reaccionarios fascistas no es un asunto privado de los españoles, sino una causa común de toda la humanidad avanzada y progresista”.

 Al llegar el mes de diciembre, Robeson habló ante cuatro manifestaciones por la causa republicana y también denunció los ataques fascistas contra África y China. Ya no aparecería más en decadentes filmes hollywoodenses, declaró, sino que representaría "la vida, las esperanzas y las aspiraciones de la gente luchadora de donde vengo". En una reunión, cambió la letra de Old Man River – y convirtió para siempre un lamento personal en su propio credo: "I must keep fightin’ until I’m dyin» [Debo seguir luchando hasta la muerte].

En enero de 1938, Paul y Essie Robeson habían llegado a Barcelona. Empezó a cantar para los combatientes por la República en los frentes de Madrid, Barcelona, Teruel... Aquí pasó un mes, pero nunca dejó de hablar a favor de los que resistían al fascismo.  La mayor parte de los conciertos de Robeson fueron en hospitales para estimular la moral de hombres, mujeres y niños heridos por las bombas y las balas 

Recolectó fondos para la República Española, y para ayudar al retorno de veteranos heridos de la Brigada Lincoln que necesitaban atención médica. Al hablar, cantar y viajar a España desgarrada por la guerra, Robeson se incorporó a la última posibilidad real de la humanidad de detener la marcha del fascismo hacia la guerra.
Paul Robeson
Salaria Kea

Salaria Kea nació el 13 de Julio de 1913 en Georgia. Desde muy joven su deseo era ser enfermera y tuvo que luchar contra el rechazo de algunos centros por el color de su piel, por lo que finalmente Salaria se mudó a Nueva York donde logró un empleo en la Escuela de enfermería del Hospital de Harlem. En 1934 se graduó y consiguió el puesto de enfermera jefe en la Sala de enfermos terminales del Sea View Hospital, dedicado al tratamiento de la tuberculosis.

En 1935, Salaria Kea encabezó una campaña para organizar la ayuda médica en Etiopía cuando el ejercito fascista de Mussolini invadió el país.

Ese mismo año Salaria se afilia al Partido Comunista.

En 1936 Salaria se ofreció como enfermera de la Cruz Roja para ayudar a las víctimas de inundaciones desastrosas en el Medio Oeste, pero fue rechazada por el único motivo de ser Negra.

El 27 de marzo de 1937, Salaria navegó en el SS Paris, acompañada por otras 12 enfermeras y un grupo de médicos, para unirse al servicio sanitario de las Brigadas Internacionales.

Su destino fue el hospital de Villapaz, antigua residencia de la "Infanta Paz de Borbón" . Dónde tuvo una situación que a la enfermera le resultó novedosa ya que tenía a su mando cinco enfermeras blancas.

Salaria Kea trabajó durante tres semanas en el Hospital de evacuación de Tarancón.

Fue aquí donde conoció a John Patrick O’Reilly, un brigadista Irlandés herido con el cual terminaría casándose e irse a Nueva York a vivir junto a él. En sus memorias escribió "Discutimos sobre América del Norte, Irlanda y todos los grupos y razas que fueron víctimas del fascismo y otras injusticias y cómo ambos podríamos ayudar a abolir a los enemigos de la raza humana".

En 1938 Salaria fue capturada por los franquistas durante algunos días en los que vivió en primera persona algunos fusilamientos. Finalmente consiguió escapar, pero al poco tiempo fue herida en un bombardeo y tuvo que volver a Estados Unidos.

Pocos años después y tras recuperarse, prestaría servicios en la Segunda Guerra Mundial, formando la primera unidad de enfermeras afroamericanas del ejército. Finalizada la guerra volvería a Nueva York trabajando en varios hospitales.

Salaria Kea murió el 18 de mayo de 1990.

Salaria dejó escrito en sus memorias: En América despreciaron mi saber. Me dijeron: “El color de tu piel, más que una ayuda, es un problema”. Sin embargo, en España pude ayudar fuera el que fuera el color de mi piel.

«No podía sentarme y dejar que aquello pasara. Tenía que ir a ayudar, incluso poniendo en peligro mi vida! Pero tenía que ayudar. Aquel era mi mundo, también! Y no podía quedarme quieta”

Salaria Kea

Mack Coad

Mack Coad se unió al Partido Comunista en 1929, poco después de perder su trabajo como bombero del ferrocarril durante los primeros días de la Gran Depresión. Mack, cuya educación formal terminó con el cuarto grado, fue reconocido por el Partido como líder y fue seleccionado para asistir a la Escuela Lenin en la Unión Soviética.

Antes de su servicio en España, Mack fue organizador sindical, trabajando con trabajadores siderúrgicos en Birmingham, el Sindicato de Aparceros de Alabama, y ​​también trabajó en Tennessee, Georgia y Carolina del Norte.

Mack navegó hacia Europa a bordo del Georgic el 2 de octubre de 1937 y llegó a España vía Espolla el 15 de octubre. Mack asistió y se graduó de la Escuela de Formación de Oficiales.

Estando en España sirvió en la XV Brigada.; Mackenzie-Papineau BN, Co. 4 (MG Co.); como Jefe de Sección de Co. 2; retiros; Ebro y Gandesa. El 1 de agosto de 1938, Mack resultó herido en el ojo derecho durante un ataque enemigo en las afueras de Gandesa. Pasó el resto de la guerra en varios hospitales españoles antes de regresar a Estados Unidos el 15 de diciembre de 1938.

Mack Coad murió en un accidente minero el 9 de mayo de 1967 en Birmingham, Alabama. Tenía 72 años.


Mack Coad


Eluard Luchelle McDaniels 

Eluard Luchelle McDaniels nació en Mississippi en 1912. Escapando de un hogar abusivo, se fue de casa y se dirigió al oeste a California para completar la escuela secundaria allí y luego estudiar arte en San Francisco State College. Las conexiones sociales que McDaniels pudo desarrollar con artistas politizados pronto lo llevaron al movimiento obrero y al Partido Comunista, al que se unió en 1930.

Como trabajadores, ninguno de nosotros está predestinado a asumir la lucha de clases y convertirse en líderes en la lucha contra el racismo, el sexismo y el fascismo. Más bien, la vida bajo el capitalismo hace llover la opresión y la explotación sobre nuestra clase y los individuos eligen unirse en una batalla colectiva contra los patrones. La historia de Eluard McDaniels muestra cómo un compromiso con la clase trabajadora y una línea política comunista moldean positivamente nuestras experiencias de vida hacia el camino de la igualdad y la liberación.

En 1929, McDaniels viajó a Montgomery, Alabama y Nueva Orleans, Luisiana porque había oído hablar de huelgas de tranvías por aumentos salariales, mejores condiciones laborales y descansos. Se enteró de que había un cuartel general blanco y un cuartel general negro, lo que reconoció como una estrategia fatal y defectuosa que condenaría la huelga.

Según McDaniels, se acercó a los huelguistas blancos y les dijo: “Los negros cruzan la calle y ustedes cruzan aquí, y ambos tienen la misma preocupación… Eso no tiene sentido”. Los trabajadores blancos recibían entre un 25 y un 30 por ciento más que los trabajadores negros, haciendo prácticamente el mismo trabajo.

McDaniels pudo utilizar una línea política antirracista que convenció a los trabajadores de integrar a los huelguistas y hacer demandas más estrictas que beneficiarían a todos los trabajadores. Finalmente, la policía lo echó de Nueva Orleans. Pero los trabajadores ganaron la huelga. La policía tuvo que luchar contra los trabajadores blancos para llegar a McDaniels, quien concluyó que su inquebrantable defensa era la única razón por la que la policía no podía convertirlo en un ejemplo.

Poco después, mientras el mundo capitalista se hundía más en la miseria de la Gran Depresión, regresó al Sur para ayudar a organizar el Sindicato de Aparceros de Alabama. También hizo un viaje a Nueva York para llamar la atención del Partido Comunista sobre los muchachos de Scottsboro (nueve jóvenes negros que fueron acusados falsamente por racistas y condenados a muerte).

Casi al mismo tiempo, se involucró en el Proyecto Federal de Escritores de la Administración de Progreso de Obras (WPA), escribiendo cuentos para una publicación de WPA. Lejos de ver el arte y la literatura como cosas abstractas y separadas de la lucha de clases, McDaniels entendió la cultura como un arma en la mano de la clase trabajadora no solo para reflejar, sino también para ayudar a dar forma a la lucha contra el capitalismo.

A medida que los gobiernos capitalistas de todo el mundo se convertían en dictaduras fascistas como respuesta a las crisis del sistema, McDaniels estaba convencido de que el antifascismo y el antirracismo eran lo mismo. "Vi que los invasores de España [eran] las mismas personas con las que he estado luchando toda mi vida". El historiador Peter Carroll cita a McDaniels diciendo: "He visto linchamientos y hambrunas, y conozco a los enemigos de mi pueblo".

En España, McDaniels fue destinado a una unidad de transporte como camionero. A principios de 1938 fue transferido como soldado de infantería al batallón canadiense Mackenzie-Papineau y luego al batallón (estadounidense) Lincoln-Washington. Ascendiendo al rango de sargento, condujo a las tropas blancas a la batalla, mientras que los militares capitalistas en todo el mundo todavía operaban utilizando unidades segregadas.

Durante la Ofensiva del Ebro, las tropas leales españolas (antifascistas), asombradas por sus habilidades para lanzar granadas, le dieron a McDaniels el apodo de "El Fantástico". Herido en la pierna izquierda, pasó el resto de su estancia en España en hospitales.

A su regreso a los Estados Unidos, McDaniels se dirigió a su Mississippi natal, donde habló ante audiencias integradas. “Les dije que tenemos que unirnos y construir una hermandad humana y aplaudieron. Me hizo feliz”, dijo más tarde.

McDaniels continuó enfrentando y luchando contra la discriminación racial. En 1941, encabezó una protesta en un comedor segregado en Durban, Sudáfrica. Después de su regreso del servicio activo en la Segunda Guerra Mundial, habló en nombre del Sindicato Nacional de Cocineros y Mayordomos Marinos en la Convención Nacional de Sindicatos Marítimos en mayo de 1946, denunciando las actividades antisindicales de la Administración de Transporte de Guerra y la Guardia Costera. .

Durante la década de 1960, McDaniels llevó a los manifestantes al Ayuntamiento de Sacramento, California, para protestar por las aceras embarradas en las secciones de la ciudad totalmente negras. Como muchos otros veteranos negros, no estaba de acuerdo con la no violencia de la mayoría de los líderes de los Derechos Civiles. ¡Dado que el capitalismo es un sistema que es inherentemente violento hacia la clase trabajadora, tenemos todo el derecho y el deber de usar la violencia revolucionaria para defendernos y tomar el poder estatal de los patrones!

McDaniels se mantuvo comprometido con la lucha durante el resto de sus años, trabajando en la industria hasta su jubilación. Murió en San Francisco el 6 de diciembre de 1985, dejando su huella excepcional en la larga lucha por la liberación de la clase obrera internacional.

Eluard Luchelle McDaniels

John Cookson, el brigadista cuya tumba el franquismo no puedo encontrar

John Cookson moriría joven por una causa. Fue de los últimos brigadistas en caer en suelo español. Un pedazo de metralla despedido tras la explosión de un obús impactó en su pecho y murió al instante. En el frente del Ebro. Su cuerpo fue trasladado al hospital de campaña más cercano, en un pueblecito de Tarragona llamado Marsá —Marçà, en catalán—, donde ha estado desde entonces, constituyendo un capítulo póstumo de su historia.

Los compañeros de John enterraron su cuerpo a las afueras del pueblo de Marsá y señalizaron su tumba con una sencilla lápida de piedra donde tallaron su nombre, la fecha y el lugar de su muerte —Ebro—, y el Cuerpo de Transmisores al que pertenecía, todo bajo la estrella de tres puntas de las Brigadas Internacionales. Lo sorprendente, con los años, hasta la actualidad, es que la tumba de John sobrevivió a la dictadura. Todos los símbolos de la resistencia republicana fueron destruidos, sin embargo, la humilde lápida de John a las afueras de Marsá fue protegida secretamente por los vecinos del pueblo. Siempre se escuchó hablar de ella, pero las autoridades franquistas se toparon una ve y otra con la red protectora que tejió el pueblo de Marsá para preservar la piedra conmemorativa. Se convirtió en un símbolo, una leyenda y hasta en un secretísimo lugar de peregrinación, sobre todo para las jóvenes generaciones antifranquistas. Era una vez más el pueblo el que había vencido la batalla al olvido como última fase del terror triunfante. Resistir era vencer. La lápida de John Cookson fue, posiblemente, la única que aguantó erigida durante todos los años de la dictadura, y se convirtió, de esta manera, en símbolo de todos los caídos, especialmente de los internacionales, que lucharon contra el fascismo en España.

John Cookson murió con 25 años lejos de su Wisconsin natal, cerca de la desembocadura del río Ebro. Fue en septiembre de 1938, tan solo diez días antes de que Juan Negrín, el presidente de la Republica, anunciase en la sede de la Sociedad de Naciones que el gobierno español había decidido retirar del campo de batalla a las Brigadas Internacionales. De esta manera, John Cookson fue uno de los últimos brigadistas que perdieron la vida en España, también uno de los últimos voluntarios norteamericanos caídos en combate. 



Héroes y villanos

Los veteranos de la brigada Lincoln no dejaron nunca de apoyar a la España republicana: El Comité Americano para la Libertad de España hizo esfuerzos para conseguir la excarcelación de presos que llenaban las cárceles franquistas, labor posteriormente apoyada por sindicatos, organizaciones políticas y grupos eclesiásticos.

Una parte importante de los 2.000 supervivientes combatió en la II Guerra Mundial. Sus superiores se debatían entre la admiración por quienes tenían en sus espaldas una impagable experiencia en el combate y la desconfianza por los ideales que les habían llevado a pelear en España. Sus expedientes fueron marcados con las iniciales P.A. (premature antifascist), un estigma que les pondría en el punto de mira, años después, pero del que los miembros de la Lincoln se sentirían orgullosos hasta el final de los días.

Más de 600 voluntarios veteranos de la guerra española participaron en la aviación, flota, infantería de marina y el ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial en campañas como la conquista de Italia, la campaña del Norte de África o el desembarco de Normandía.

Tras la caída de Hitler, los veteranos de la Brigada tuvieron que hacer frente a una nueva amenaza. Los años del macartismo y de la llamada caza de brujas les convirtió en sospechosos en una época en que el Estado creía ver conspiradores comunistas detrás de cualquier cortina. Resignados a no recibir reconocimientos oficiales, en los años 70 crearon el ALBA (Archivos de la Brigada Abraham Lincoln) para preservar y difundir su memoria. Igualmente, el único monumento que les recuerda en su patria, ubicado en San Francisco, fue financiado por ellos mismos.

El 15 de septiembre de 1954, los Veteranos de la Brigada Lincoln (VALB), voluntarios norteamericanos en la Guerra Civil Española, fueron llevados ante el Comité de Control de Actividades Subversivas (SACB) a responder a los intentos de clasificarlos como una organización subversiva. Esto es parte de lo que Crawford Morgan, uno de sus miembros, declaró: Al ser un negro y por todo por lo que he tenido que pasar en este país, tenía una idea bastante clara de qué era el fascismo y de que no quería formar parte de él. Tuve la opción de combatirlo allí con las armas y fui allí y lo combatí con las armas. Si vuelvo a tener la oportunidad de combatirlo con las armas, lo combatiré con las armas de nuevo… Sentía que si no reventábamos a Franco y deteníamos el fascismo allí, se expandiría por gran parte del mundo. Y, ya de por sí, es malo vivir bajo el fascismo siendo blancos, blancos que aprecian la libertad y la democracia; pero los negros no podrían vivir así: serían aniquilados. Desde el primer momento en el que llegué a España me sentí un ser humano, me sentí como un hombre. La gente no me miraba con odio por ser negro y no me negaban esto o aquello por ser negro. Me trataban como se trataba al resto de gente. Y cuando has estado en el mundo lo suficiente y te han tratado peor de lo que la gente trata a los perros, resulta agradable la sensación de ir a un sitio y sentirse como un ser humano".

Siguieron guardando a España en su corazón y prueba de ello fue las manifestaciones a favor de la amnistía de presos políticos franquistas o la protesta contra la ejecución de Julián Grimau. Sin embargo, años de propaganda y de Guerra fría ocultaron su labor en las páginas de la memoria colectiva y la opinión pública estadounidenses

Quizás el reconocimiento final les llegue muy pronto, ahora que todos los supervivientes han fallecido, y de la forma más inesperada. David Simon, creador de la célebre serie de televisión “The Wire”, afirmó recientemente que “sueña con realizar una serie sobre la Brigada Lincoln”.


La solidaridad por bandera

El internacionalismo proletario tiene dos elementos importantes: la solidaridad con los procesos revolucionarios de todos los pueblos del mundo, que se expresa a través de la prestación de ayuda a éstos para que alcancen éxito; y el aprendizaje de lo que ellos tengan de positivo para alcanzar los comunes objetivos de la causa revolucionaria de los trabajadores.

La lucha contra el fascismo en España terminó con una derrota temporal, pero abrió el camino a la victoria en 1945.  Las palabras de la Pasionaria en 1938, "¡Volved!, cuando el olivo de la paz florezca...", resonaron en los oídos de estos voluntarios cuando en noviembre de 1996 volvieron a España a recibir el encendido y merecido homenaje del pueblo español. Habían transcurrido 60 años, pero su gesta quedó finalmente reconocida.

Cruzamos medio mundo para combatir a vuestro lado
y ni la distancia ni nuestra lengua fueron impedimentos
para que juntos combatiéramos y borráramos de la historia
a un enemigo común: el fascismo y su crueldad

Desde la más humilde granja hasta los impresionantes bloques de hormigón 
Desde las Montañas Rocosas hasta las cuencas del río Missisipi se forjaron
cadenas de solidaridad, vínculos entre hermanos que enarbolaron 
la bandera de la democracia y de la libertad frente al fascismo y a la reacción

¿Sabéis quiénes fueron? ¿Conocéis sus historias? Aquellas batallas de esa juventud
que con su sangre y con su pecho fueron a defender su libertad y la nuestra
en las tierras de Brunete. Belchite, Jaén, Andújar, Teruel, Guadalajara, Casa de Campo y Jarama…
porque no podía dormir tranquila sabiendo que en un rincón del mundo se asesina a un pueblo libre y soberano

construyendo puentes de acero que unieron a ambos pueblos frente al fascismo 
sembrando semillas de rebeldía y regando con su sangre las tierras de España
en defensa de las libertades del pueblo a pesar de que fue muy dura la derrota
a pesar de que quedaron asqueados de la bajeza humana y su crueldad

siguieron luchando y resistiendo por un mismo
objetivo, por una misma idea, por una misma hazaña
en una tierra y época lejana, para algunos remota
recordamos su ejemplo, su vida y su solidaridad

A pesar del tiempo transcurrido, nada ni nadie ha sido olvidado
siempre estáis presentes en nuestro recuerdo y en nuestros pensamientos
sois y seréis ejemplo para futuras generaciones, siempre en nuestra memoria
todos aquellos que cayeron defendiendo la libertad

a todos aquellos que vinieron y con su sangre la libertad defendieron: ¡Salud!
¡salud y libertad! nada ni nadie olvida vuestra increíble gesta
a pesar del tiempo transcurrido sois testigo irrefutable de toda la nobleza humana
aquella que lucha por la dignidad y la libertad de sus hermanos

1 comentario:

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