Robert Capa y el exilio republicano
El 15 de enero de 1939, Capa registró con su cámara en 101 tomas la huida de miles de civiles de Tarragona. El bando franquista acababa de tomar Tarragona, el bastión catalán, en los que fueron los últimos coletazos de la Guerra Civil española y comenzaba la larga diáspora para los vencidos:
el exilio republicano.
No resulta difícil, por tanto, imaginar el valor del material fotográfico almacenado en el modesto estudio parisino de Capa cuando los alemanes ocuparon la ciudad. Aquí se hallaba la obra íntegra de los tres fotógrafos, con imágenes que han construido una parte importante de la memoria de España: la vida de muchos de nuestros abuelos en las trincheras o en los campos de refugiados, los rostros de sus familias frente a la espera y la incertidumbre, la dureza del día a día y la falta de recursos básicos en el medio rural, los estragos de los ataques aéreos sobre la población civil en las grandes ciudades, heridos en los hospitales, bombardeos que cortan en vertical y exponen, desordenados, rotos y polvorientos, los objetos personales de lo que un día fue un hogar familiar, muertos con identidad republicana en las morgues esperando ser identificados, rostros anónimos de cansancio e incertidumbre en el sombrío caminar hacia el exilio. Cientos de dramas humanos, pero también imágenes que reflejan fuerza y optimismo durante el inicio y desarrollo de la guerra, como los retratos de las jóvenes milicianas catalanas de 1936 o el de los paseantes y vendedores callejeros de las grandes urbes que aspiran a la normalidad manteniendo sus rutinas durante los tres años que duró el conflicto.
Otras muestran momentos íntimos y acontecimientos históricos, como el
Segundo Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, con los actos públicos de José Bergamín, Anna Seghers, Tristan Tzara o Silvia Townsend Warner en Valencia y los momentos íntimos de Rafael Alberti, Arturo Serrano Plaja o María Teresa León durante sus horas de descanso en la casa madrileña de la Alianza. Más retratos de personajes como Federico García Lorca, André Malraux,
Manuel Azaña, Dolores Ibárruri La Pasionaria, Miguel Hernández o Ernest Hemingway. Y la resistencia de Madrid, con los legendarios carteles del
¡No pasarán! como protagonistas. En definitiva, un testimonio excepcional de la memoria española contenida en miles de imágenes de los tres fotógrafos sobre soportes distintos: negativos, copias por contacto, positivados de época y publicaciones
El trabajo de Capa ilustra idóneamente el importante momento que tuvo lugar durante la Guerra Civil española, definida en términos fotográficos como
«la línea divisoria entre los principales modelos de fotografía, desarrollados en las dos guerras mundiales» (Fontcuberta, p. 172). Sin embargo, para entender este importante momento no basta con considerar únicamente a los individuos que parecen directamente responsables de un acto único. Su contribución, aunque importante, es sólo un eslabón en una cadena, una fase en un proceso más complejo y vinculado a toda una red social, política, económica, intelectual, artística y tecnológica de una época que favoreció cambios en los principales modelos de comunicación del momento.
Uno de estos cambios decisivos fue el uso de la Leica. Esta cámara de pequeño formato comercializada en 1928 comenzó a popularizarse entre los fotógrafos en torno a los años treinta, de ahí que las imágenes obtenidas durante el conflicto español marcaran un punto y aparte respecto a la representación gráfica de las guerras previas, donde los combates habían estado fuera del alcance de las cámaras.
En China
En 1937, mientras la guerra en España se eterniza. empieza otro conflicto. Siguiendo con su política imperialista, Japón, que ya había ocupado la provincia de Manchuria, invade China. Este conflicto de enorme violencia.(Se calcula que en la masacre de Nainkin murieron 200 mil personas), no llegará a su fin hasta 1945.
El viernes 21 de enero de 1938, Robert Capa zarpa de Marsella para Hong Kong en compañía de John Fernhout, cámara habitual del director de cine Joris Ivenssa, con quien se reúne al llegar a su destino. Ivenssa , documentalista neerlandés, había estado en españa,dirigiendo junto a Ernest Hemingway un documental titulado
Spanish Earth.
Ivenssa explicó que quiso "hacer volver a trabajar a Capa" tras la muerte de Gerda Taro, y que para ello le propuso que lo acompañara a China: Para este reportaje, que duró ocho meses, Capa tenía un contrato con la revista Life, que publicó cuatro de sus fotos en color: los cineastas acompañaron a las fuerzas nacionalistas del Kuomintang, aliadas con los comunistas de Mao contra la invasión japonesa.
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Zhou Enlai frente a Marx en la sede del Comité Central de Hanou del PCCh
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En septiembre, tras dos meses en China, Capa vuelve a París. Se había llevado algunas películas Kodak en color. Cuatro de las fotos resultantes son publicadas por Life en su número 17 de octubre de 1938. El color era algo insólito en la prensa de la época: solo la alemana y la estadounidense usaban la impresión en cuatricromía. fueron las primeras fotos en color publicadas por Capa, que más adelante lo utilizó a menudo, especialmente en sus primeros reportajes de la Segunda Guerra Mundial.
El ya internacionalmente famoso fotoperiodista fue enviado por la revista norteamericana Life a la gran nación asiática, e hizo muchísimas fotografías en blanco y negro de diferentes zonas de China (Hankou, Nanchang, Shandon, Xuzhou, Xi´an, Zhengzhou, Tai´erzhuang y Wuhan) utilizando una cámara telemétrica Contax II con objetivo Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/2 no revestido.
Robert Capa lleva ya cinco meses en China, trabajando habitualmente en condiciones durísimas, con agotadores viajes diarios en tren de muchas horas a distintas ciudades del país, frecuentemente sometido a un calor asfixiante de más de 40º C, abundante polvo, dificultades para simultanear su trabajo como fotógrafo y como asistente de operador de cámara de cine (misión para la que ha sido contratado por Joris Ivens, que está rodando la película The 400 Million), virtual imposibilidad de obtener fotos exclusivas, ya que la mujer de Chiang-Kai-shek obliga a todos los fotoperiodistas a viajar juntos y muy controlados por espías a su servicio, e intenta por todos los medios evitar el rodaje de escenas que muestren la extrema pobreza imperante en la inmensa mayoría de China, o bien metraje o fotografías en que aparezcan tropas comunistas de Mao Tse-Tung, y por si todo ello fuera poco, un laboratorio fotográfico de Hankou había echado a perder un mes antes, durante la fase de secado, con los carretes ya revelados, uno de sus mejores reportajes sobre los campesinos y pescadores que transportaban tropas chinas sobre el río Amarillo, a bordo de balsas hechas con piel de cabra y pequeñas barcas rudimentarias.
Cuatro de las dieciocho Kodachromes expuestas por Capa dicho 19 de Julio de 1938 -con un carrete que le prestó Walter Bosshard- fueron publicadas por Life en doble página a todo color, dos meses más tarde, en su número del 17 de Octubre de 1938. Evidentemente, la inmensa mayoría de la producción fotográfica de Robert Capa durante su carrera profesional fue realizada con películas de blanco y negro de 35 mm, pero además del componente exótico de estas cuatro diapositivas Kodachrome expuestas por Capa en Hankou (China) el 19 de Julio de 1938, no cabe duda de que estas cuatro fotografías en color constituyen el primer ejemplo de uso de la mítica por excelencia emulsión (considerada la mejor de todos los tiempos, tanto por su calidad de imagen, ausencia de grano, impresionante gama de colores y viveza de los mismos, precisión cromática, extraordinaria definición, aún mejor acutancia, soberbio rango tonal y una enorme longevidad) en el ámbito del reportaje de guerra,
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Kodachrome captando el bombardeo japonés sobre Hankou (China) el 19 de Julio de 1938. Foto: Robert Capa. Life Magazine
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Años cuarenta
En septiembre de 1939, Robert Capa cierra la verja del número 37 de la rue Froidevaux, en el 14º arrondissement de París, y va a la Havre para tomar un barco a Chile. lleva en su bolsillo el preciado visado de entrada a Estados Unidos. Atrás queda, a cargo de su ayudante y amigo Csiki Weiss y de su vecino Émile Muller, la mayor parte de su obra: negativos, impresiones, su máquina de escribir y su correspondencia, incluida la famosa "maleta mexicana". En Estados Unidos se reencuentra con su hermano y su madre, aunque, como tantos exiliados húngaros no es bien recibido al otro lado del Atlántico
A finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, Capa viajó por todo el mundo como corresponsal de Magnum Photos, agencia que fundó en 1947 con Henri Cartier-Bresson, David Seymour, William Vandivert y George Rodger. La exposición también presenta retratos de algunas de sus amistades más famosas de esta época, como Ingrid Bergman, John Huston, Ernest Hemingway y Pablo Picasso.
En mayo de 1941 zarpa para Inglaterra como enviado de la revista Collier's mientras caen sobre Londres las bombas alemanas: es el Blitz, que Capa documenta en un conmovedor libro escrito por la periodista Diana Forbes-Roberston, The Battle of Waterloo Road.
Capa tiene que esperar hasta finales de 1942 para llegar al frente, concretamente el de África del Norte, donde acaban de desembarcar los aliados. acreditado ante el ejército de Estados Unidos, lo sigue durante su ofensiva en Túnez y se mantiene a su lado en el desembarco de Sicilia, trabajando de nuevo para Life. Sus fotos de la población liberada de Nápoles, y sobre todo de la batalla del valle de Liri, cerca de montecassino, son algunos ejemplos.
El momento ansiado por Capa llega el 6 de junio de 1944 con el desembarco de Normandía. Ante la inminencia del día D, Life ha reforzado su equipo de fotógrafos.. Los elegidos para desembarcar son Bob Landry y Robert Capa, el primero en Utah Beach y el segundo en Omaha Beach, un infierno donde los soldados americanos quedan a merced de las ametralladoras alemanas: ese día mueren dos mil quinientos hombres. capa fotografía como puede a los soldados saltando al agua para intentar llegar hasta la playa. a continuación, sube a otro bote para llevarse sus valiosos rollos de película, seguro de haber hecho buenas fotos. Tardará un mes en poder ver sus imágenes del Día D, aunque nunca dejará de avalar la historia, reconocida actualmente como falsa, de que las películas se quemaron en el armario de secado. solo han salido once fotos, "ligeramente desenfocadas", pero no hacen falta más: es la exclusiva del siglo.
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| Normandía |
Una vez enviadas sus fotos a londres, Capa vuelve de inmediato a Normandía. Su llegada a Bayeux sorprende a sus colegas, que lo daban por muerto. Persistiendo en su búsqueda de los combates, cubre los dos meses de la batalla de Normandía. El 25 de agosto entra en París con la 2º división blindada del general Leclerc. Más adelante, siguiendo a las fuerzas norteamericanas, llega Berlín, y el 18 de abril de 1945, en Leipzig, logra hacer una impactante serie de fotografías del último soldado muerto de la guerra, en pleno combate, como siempre, como punto final de la cobertura de cuatro años de guerra.
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La Libération de Paris
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Unión Soviética
Robert Capa viajó a la Unión Soviética en 1947 con el escritor John Steinbeck, como parte de una colaboración para ilustrar el libro Russian Journal. Llegaron a Moscú en el verano de 1947. Lejos de encontrarse con la monstruosa sociedad que les habían descrito, Capa y Steinbeck quedaron impresionados por la inquebrantable esperanza y fortaleza de un pueblo que había sobrevivido contra todo pronóstico, emergiendo de los horrores de la guerra. Desde los cansados y adustos habitantes de una Moscú recién construida, hasta el increíble espíritu del pueblo georgiano y la belleza de su región, a través de imágenes y textos, « Un diario ruso» captura el carácter único de los lugares y comunidades que visitaron, así como las innumerables peculiaridades del Estado comunista.
Durante su estancia, recorrieron Moscú, Stalingrado, Georgia y Ucrania, aunque Capa comentó irónicamente su decepción por no encontrar un comportamiento salvaje y espectacular, ya que consideraba a los rusos demasiado "rectos y trabajadores" para un fotógrafo de su tipo. Capa vuelve del viaje con casi cuatro mil negativos. este reportaje, el primero para la agencia magnum, es un éxito: el libro se publica en estados Unidos y francia. a Capa le resulta más inspirador fotografiar Hungría y sobre todo el nacimiento del estado de Israel, adonde viajará tres veces: en 1948, 1949 y 1950.
Capa regresó del viaje con casi cuatro mil negativos, y Steinbeck con varios cientos de páginas de notas. Dedicados a priorizar el retrato individual sobre una narrativa exhaustiva, Steinbeck y Capa compartían el deseo de registrar los detalles cotidianos de la vida soviética y a las personas singulares que conocieron durante sus viajes. Al escribir sobre el fotógrafo tras su prematura muerte en 1954, Steinbeck elogió la capacidad de Capa para lograrlo: «Podía fotografiar el movimiento, la alegría y la tristeza. Podía fotografiar el pensamiento… Observen cómo captura la inmensidad del paisaje ruso y a un solo ser humano. Vean cómo su lente podía mirar a través de los ojos hasta la mente de un hombre».
Últimos reportajes 1947-1954
El empeño de Capa por plasmar la guerra con la mayor inmediatez posible acabó costándole la vida mientras reflejaba la lucha por la independencia de la Indochina francesa en 1954. El paisaje con el que se encontró Capa a su llegada no era el mismo que en tantas otras ocasiones; aquí la selva lo invadía todo. Montado en un vehículo de una unidad francesa, el fotógrafo tomaba instantáneas del paisaje mientras los soldados iban desactivando lentamente las minas que infestaban la carretera. Pero Capa no estaba satisfecho con los encuadres que le ofrecía su cámara y decidió bajar del vehículo. Un error que se demostraría fatal.
24 de Mayo de 1954. Procedente del aeropuerto de Gia Lam en Hanoi (donde había llegado el 9 de mayo de dicho mes), Robert Capa aterriza en la base aérea de Nam Dinh, ubicada a las afueras sur de esta ciudad ( 72 kilómetros al sureste de la capital de Vietnam del Norte), a bordo de un pequeño avión Morane Saulnier MS-500 Criquet de enlace, con motor Argus As 10 de 8 cilindros y 240 caballos de potencia fabricado en Francia, en compañía de John Mecklin (corresponsal de Time) y el general René Cogny, comandante de las fuerzas francesas en Vietnam del Norte.
Pese a la corta distancia existente entre ambas ciudades, se ha optado por el transporte aéreo de ambos periodistas y del alto oficial para evitar los riesgos que supondría el viaje por tierra, ya que el Vietminh está muy activo en las zonas de Thu´o´ng Tin, Cao Cuán, Phú Xuyén, Hu´ng Yên, Duy Tiên, Kim Báng, Lý Nhân, Hanh Liêm y Binh Luc, que jalonan de norte a ligeramente sureste el espacio que las separa, y los altos mandos franceses desean garantizar al máximo posible la seguridad de los tres ( Donald M. Wilson, corresponsal de Life magazine en Indochina y que había acompañado a Capa en Laos entre el 10 y el 16 de Mayo de 1954 durante la cobertura del traslado de heridos graves franceses en helicópteros procedentes de Diem Bien Phu y que fueron a continuación llevados en aviones a Hanoi para ser tratados, había cedido su asiento a John Mecklin, porque la pequeña aeronave sólo tenía dos plazas disponibles para reporteros y además tenía varias crónicas pendientes de mecanografiar para la oficina de Life en Nueva York).
Durante este viaje en avión, Capa hace una fotografía muy premonitoria al general francés René Cogny en la que capta por sorpresa al alto oficial francés junto a un mapa de la zona, con expresión facial pensativa y de gran preocupación. La fortaleza francesa de Den Bien Phu (425 km al oeste de Hanoi ) ha sido conquistada muy recientemente, el 7 de mayo de 1954, por las fuerzas del Vietminh dirigidas por Nguyen Giáp. Las tropas francesas han luchado con gran valor y lo seguirán haciendo hasta el final, pero René Cogny sabe que la guerra está perdida, tal y como revela la imagen definitoria creada por Robert Capa.
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| El general René Cogny fotografiado por Robert Capa en el interior del avión Morane Saulnier MS-500 Criquet durante el vuelo desde Hanoi a Nam Dinh el Lunes 24 de Mayo de 1954, pocos minutos antes de aterrizar en la base aérea francesa de Nam Dinh © Robert Capa / ICP New York |
Capa hace la foto desde muy cerca al militar francés disparando su cámara telemétrica Contax IIa acoplada a un objetivo Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/2 diseñado por Ludwig Bertele, que había sido junto con el Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/1.5 la mejor óptica standard del mundo entre 1932 y 1953, año en que aparecieron los primeros objetivos Leitz Summicron 5 cm f/2 con vidrio óptico LaK9 en montura de rosca LTM39, que fueron a partir de ese momento el referente cualitativo óptico y mecánico para formato 24 x 36 mm.
Nam Dinh, ciudad desde la que Robert Capa iniciaría su marcha hacia Thai Binh un día después, el 25 de mayo de 1954, para hacer un reportaje sobre los fuertes franceses de Doai Than y Thanh Ne, en el distrito de Kien Xuong, Provincia de Thai Binh, que iban a ser volados y abandonados por la columna francesa. siendo recibidos por Jean Lacapelle, jefe del sector francés, que les sugiere que le acompañen al día siguiente durante una misión de repliegue de fuerzas que consistirá en evacuar y destruir los pequeños fuertes franceses de Doaithan y Thanh Ne, ubicados en el extremo sureste del Distrito de Kien Xuong en la Provincia de Thai Binh, muy cerca ya de la frontera con el Distrito de Tien Han.
Poco después, Capa, que ya había estado en Nam Dinh tres días antes, el 21 de mayo de 1954, haciendo un reconocimiento preliminar previo a un reportaje sobre la situación militar en la desembocadura del río Rojo.
25 de Mayo de 1954
A las 7:00 h de la mañana, Robert Capa, John Mecklin y Jim Lucas suben a un jeep del ejército francés que les espera junto a la puerta del Hotel Moderno, conducido por uno de los hombres del coronel Lacapelle, y se dirigen a las afueras noreste de Nam Dinh dirección Thai Binh. Pocos kilómetros más adelante, aguardan junto a un tramo del río Rojo (Sông Hông) a que la fuerza francesa formada por 2.000 hombres y 200 vehículos a motor (incluyendo camiones, vehículos blindados semioruga, jeeps y carros de combate) sea transbordada en ferry al otro lado de esta gran vía fluvial. Tras cruzar el río, la columna de tropas francesas avanza en dirección a la Provincia de Thai Binh, internándose en su región de Vu Thu, y aproximadamente a las 8:40 h de la mañana son atacados en el tramo de carretera entre Bong Dien y Nghia Khe por francotiradores del Vietminh que realizan disparos de larga distancia (entre 500 y 800 metros) con fusiles Mosin Nagant M44 rusos calibre 7,62 x 54R y rifles SKS calibre 7,62 x 39 mm (entre 350 y 400 metros) y producen algunas bajas entre los conductores de los camiones que van en cabeza. La tensión aumenta enormemente. Se teme una operación envolvente por parte de las fuerzas del Vietminh, que se hallan camufladas entre la muy profusa vegetación circundante y les aventajan notablemente en número.

Además, todos ellos temen la posibilidad de ser atacados también en cualquier momento con potentes minas adosadas, cañones sin retroceso de 57 mm Tipo 36 (copias chinas del rifle sin retroceso M18A1 norteamericano) o los todavía mucho más eficaces rifles sin retroceso SKZ Sung Khong Giat de 75 mm (diseñados por Tran Dai Nghia y fabricados artesanalmente en talleres, con muy bajo coste de producción, mediante el uso de railes de acero transformados en piezas de bazooka con tolerancias inferiores a 0.5 mm) que podrían destruir los tanques de la columna francesa.
El 25 de mayo sigue a una unidad durante su patrulla por los arrozales. Capa decide salir de la protección del jeep y sigue haciendo fotos a gran velocidad, asumiendo riesgos que su experiencia le permite calcular si la oportunidad de obtener buenas fotos así lo exige, pero siempre con el factor de incertidumbre y azar presentes, que pueden provocar la muerte, de repente y de modo inesperado, en cualquier momento.
Desde hace varios minutos, las tropas francesas avanzan a través de un gran arrozal ubicado a la izquierda de la carretera que conduce a Thahn Né. Caminan lentamente, con mucha cautela, y algunos de ellos llevan detectores de minas. Y pese al asfixiante calor, todos los soldados están con sus cascos puestos por temor a disparos en la cabeza de los francotiradores del Vietminh.
Están siendo atacados desde diferentes distancias, ya que los francotiradores del Vietminh ubicados a ambos lados de la carretera, les disparan con carabinas SKS y fusiles Mosin Nagant M44 con mira telescópica larga, mientras que por su parte, las dotaciones de mortero del Viet Minh poseen una enorme experiencia y pericia en el manejo de este arma, siendo capaces de determinar el azimut de fuego y sus ajustes de elevación en muy pocos segundos, disparando sus obuses de 60, 81 y 82 mm con gran precisión y efectividad y cambiando rápidamente de posición.
Capa percibe claramente el enorme peligro y que el Viet Minh domina claramente la situación disparando desde los bosques adyacentes, camuflados entre la maleza y sin necesidad de forzar un choque masivo de fuerzas, manteniendo la iniciativa con respecto a donde y cuando atacar, teniendo a la columna francesa en tensión y bajo constante observación desde puntos específicos, moviéndose con gran velocidad y seleccionando los tramos de terreno más propicios para las continuas emboscadas que van minando la moral del enemigo, arreglándoselas a la vez para ocultarse entre la espesa vegetación para evitar ser detectados desde tierra o aire, y llevando la iniciativa táctica en todo momento.
El fotógrafo se mantiene agazapado tras el vehículo, tratando de protegerse de una posible bala de francotirador o de la metralla de un proyectil de mortero, siendo éste último el factor de riesgo más temido, ya que los obuses de morteros de 60 mm Tipo 31 y 63 del Vietminh tienen un radio de acción letal de aproximadamente 22 metros en el momento de su explosión, mientras que sus morteros de 81 y 82 mm lanzan proyectiles con un alcance mortífero de 35 metros en derredor al estallar.
La onda expansiva lanza su Nikon S a varios metros de distancia (el fotoperiodista norteamericano Sal di Marco pudo ver a principios de los años setenta manchas de sangre en esta cámara que estuvo expuesta en la antigua Nikon House de Nueva York, y que es hoy en día propiedad de la Nikon Historical Society), mientras Capa, inconsciente y tumbado de espaldas sobre el suelo, tiene su mano izquierda aferrada a su cámara Contax IIa con la que ha hecho su última foto, en blanco y negro.
Mecklin y Lucas llegan al lugar de la explosión a las 15:10 h. Capa ha perdido mucha sangre y está agonizando. De repente, llega el coronel Lacapelle, que ha oído la deflagración. Ve a Capa en el suelo y llama rápidamente a una ambulancia que se lleva a Capa al puesto de primeros auxilios más cercano, ubicado en el fuerte de Dong Qui Thon, 5 km atrás, donde un médico vietnamita certifica la muerte de Robert Capa.
El reportaje de John Mackin, el periodista que lo acompaña, ocupa dos páginas en el número de Life del 7 de junio de 1954: "Capa estaba tumbado boca arriba, con la pierna destrozada,a treinta centímetros de un agujero hecho en el suelo por la explosión. también tenía una herida grave en el pecho. Su mano izquierda estaba crispada en la cámara de fotos. Empecé a llamarlo por su nombre. la segunda o tercera vez se le movieron los labios un poco, cuando se molesta a una persona dormida. Fue su último movimiento."
Sin darse cuenta, el fotógrafo había pisado un mina antipersona. Sin perder un segundo, los militares organizaron una operación de evacuación, pero ya era tarde. La vida de Robert Capa se había desvanecido de la manera más violenta posible, aunque en el ejercicio de la profesión que tanto amaba, como hizo su querida Gerda: buscando el encuadre perfecto. Robert Capa, se convirtió, así, en el primer corresponsal norteamericano muerto en combate.