lunes, 22 de octubre de 2018

ROBERT CAPA


Robert Capa es el pseudónimo de los fotógrafos Ernö Friedmann, de origen húngaro, y Gerda Taro, de origen alemán, quienes unificaron sus trabajos en la personalidad de Capa para publicar sus fotografías como un solo autor y facilitar las ventas.
Ernö Friedmann y Gerda Taro

Ambos fotógrafos se hicieron un hueco en la historia por ser los primeros corresponsales de guerra que utilizaron cámaras de pequeño formato y por humanizar con sus fotografías la crueldad de las guerras.

La fotografía de Capa se caracterizada por la cercanía con la que tomaba las fotos y el dominio de la velocidad de obturación, el cual le permitía captar el movimiento de las situaciones con especial significado. A pesar de perder nitidez en las imágenes al aumentar la velocidad de obturación, Capa sabía captar el instante, dejándolo para la posteridad.

Ernö Friedmann y Gerda Taró

Ernö Friedmann nació en Budapest, Hungría en 1913, mientras que Gerda nació en Sttutgart, Alemania en 1910. Fueron conocidos por retratar como nadie algunas de las guerras más significativas del siglo XX. Es en Budapest donde una vecina, Eva Besnyö-futura fotógrafa de renombre- le enseña los rudimentos de la fotografía. endre sueña con ser periodista, pero encuentra su primera oportunidad laboral en la agencia berlinesa  Dephot, dirigida por Simon Guttmann. en 1932, por azar es enviado a copenhague para fotografiar a Leon Trotsky: su primer reportaje se publica y marca el inicio de su carrea. en 1933 huyendo del ascenso del nazismo, pasa por Viena y finalmente llega en tren a París.

Friedmann  abandonó su país a los 17 años debido a su ideología de izquierdas para ir a Alemania a estudiar periodismo y comenzó trabajando para la agencia Dephot. Es el rostro visible de Robert Capa y ha pasado a la historia por las coberturas que hizo de conflictos armados y que le llevaron a las primeras líneas de combate por todo el mundo. Sus fotografías mostraban no solo la barbarie de las guerras, sino también su lado más humano y desolador.

Ficha de Ernö Friedmann como fotógrafo autorizado por la junta de Defensa de Madrid

Los años treinta no son fáciles para los extranjeros: parís está lleno de refugiados en busca de trabajo y enfrentados a una fuerte xenofobia: La ciudad rebosa de fotógrafos foráneos, muchos de ellos húngaros. la prensa ilustrada sin embargo, demanda imágenes. endre se integra en este ambiente, se reúne en café con otros compatriotas y recibe el apoyo de André Kertész, a quien considera  como un tío, y que entonces trabaja sobre todo en el seminario Vu.

En septiembre de 134 conoce a Gerda Pohorylle, refugiada alemana que ha pasado por los calabozos de la Gestapo y que trabaja en la agencia Alliance Photo, dirigida desde octubre de 1935 por Maria Eisner. juntos inventan pseudónimos  con resonancia estadounidense para vender mejor sus imágenes: Endre Friedmann pasa a ser Robert Capa y Gerda Pohorylle se convierte en Gerda Taro. el nombre de Capa tarda aún un tiempo en consolidarse. En una carta del 3 de febrero de 1936 a su madre, que planeaba visitarlo en París, le pide que retrase el viaje: le explica que Gerda Taro lo está ayudando mucho a vender sus fotos a la prensa y que él empieza a abrirse camino como fotógrafo independiente. Capa tiene entonces veintitrés años, y junto  a Gerda Taro, está apunto de escribir una de las páginas decisivas en la historia de la fotografía.

Guerra Civil española

El 17 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil en España. Robert Capa y Gerda Taro, no dudan: hay que estar allí. Ambos apoyan con caridad a la República y se oponen al golpe militar respaldado por Hitler y Mussolini. Con sus cámaras- él con una Leica, ella con una Rolleiflex-llegan a Barcelona para retrata el ambiente revolucionario de una ciudad que acaba de derrotar a los sublevados.

Desde Barcelona parten hacia Aragón, Madrid, Toledo y Córdoba, siempre en busca del frente. en cerro muriano encuentra el combate; en Espejo, nada. Allí la Leica de Robert Capa capturó el instante en que un soldado republicano es disparado en su sien mientras cae al suelo por el impacto, dejando al vuelo su rifle; otras teorías respaldan el hecho que es un soldado que resbala y cae durante el entrenamiento militar. Por este motivo, y aunque es la fotografía de la Guerra Civil Española más famosa de la historia, hay tanto debate a su alrededor.

Muerte de un miliciano

Bajo la personalidad de Capa, crearon un nuevo modelo de fotógrafo; un fotógrafo que acercaba con su cámara una realidad casi tangible. De hecho, fue el primer corresponsal de guerra en utilizar cámaras de pequeño formato para contar lo que sucedía en el frente. Desde 1936 obtuvo prestigio en todo el mundo por sus reportajes sobre la Guerra Civil española.

La valentía de Robert Capa le condujo a presenciar muchas batallas en primera línea, abandonando la posición neutral que debe tener un periodista, apoyando fervientemente la causa republicana durante la Guerra Civil Española; utilizando sus fotografías para reflejar el dolor y la crueldad de la guerra y buscar la adhesión de los receptores al bando republicano español.

En 1936, en medio de la guerra civil, Endre Ernő Friedmann y Gerda Taro (Robert Capa) pasaron por aquí e hicieron esta foto. Una foto mítica y emblemática de los horrores de la guerra. Vemos a unos niños jugando y a una mujer que sonríe mientras los mira desde la puerta.  Juegan junto a una casa que ha sufrido los golpes de un bombardeo. Y todos, mujer y niños, parecen ajenos al fotógrafo que pasa por allí para inmortalizar el momento.

La foto se hizo muy famosa y se publicó en varios medios de la época. Pero nadie sabía dónde se hizo la foto.  Hasta que en 2010 el fotógrafo José Latova descubrió el lugar. Es una casa de una planta dividida en 14 viviendas de 25 m² cada una. Está en el Puente de Vallecas, en Madrid, en la calle Peironcely, 10. Se construyó en 1927 para albergar a la clase obrera. 

Y siempre ha estado en condiciones muy precarias. Después de 80 años los orificios de la metralla en la pared no se taparon bien y por eso se pudo localizar la casa.

En 2019 la casa se incluyó en el Catálogo de Elementos Protegidos de la Comunidad de Madrid. La idea era expropiar el inmueble, realojar a los inquilinos y destinar la casa a sala de exposiciones sobre los bombardeos en Madrid. Finalmente, la casa se ha expropiado por 870.000€. Los vecinos han sido realojados. Y una foto ha proporcionado una vida más confortable a las familias que quedaban allí.

"Children in front of a bullet-riddled building,
Peironcely, 10, Vallecas, Madrid".

Sus fotografías en blanco y negro muestran el idealismo de los voluntarios y milicianos que defendieron la causa republicana y son un claro ejemplo de cómo la fotografía puede utilizarse como propaganda política: el reflejo del dolor, la tristeza, la crueldad de la guerra y la valentía de los milicianos cautivaban a los receptores, que rápidamente tomaban partido a favor del bando republicano. A diferencia de la propaganda bélica procedente del poder político, Capa humanizaba la guerra mostrando las carestías de los soldados, su rutina diaria en las trincheras, la vida social de las ciudades como Madrid, utilizando su cámara como un arma de denuncia de las guerras y convirtiéndola en un fiel reflejo de la crueldad de los conflictos bélicos.
Miliciana republicana

Además de en el frente, las cámaras de Robert Capa tuvieron la capacidad de mirar hacia la retaguardia, ese lugar donde la población civil esperaba para saber el avance de un bando o de otro. Robert Capa plasmó el sufrimiento, la pobreza y la desesperación de los españoles que sufrieron las consecuencias del conflicto; ancianos, mujeres y niños que veían cómo su vida y su mundo desaparecían bajo el fuego de mortero.

Lanzándose en paracaídas, o arrastrándose a la playa junto a la primera oleada de soldados, logró documentar cinco de las principales guerras del siglo XX. Así, humanizó la guerra civil española, la segunda guerra mundial y la guerra en China entre los nacionalistas del Koumintag de Chan Kai Shek y los comunistas de Mao Tse Tung.

De todos estos conflictos informó con un arrojo que hacía honor a su divisa: “Si no son bastante buenas tus fotos, es que no estás bastante cerca”.

En 1938, cuando sólo tenía 25 años, la revista británica Picture Post no dudó en llamarle “el mejor fotógrafo de guerra del mundo”.

Robert Capa y el exilio republicano

El 15 de enero de 1939, Capa registró con su cámara en 101 tomas la huida de miles de civiles de Tarragona. El bando franquista acababa de tomar Tarragona, el bastión catalán, en los que fueron los últimos coletazos de la Guerra Civil española y comenzaba la larga diáspora para los vencidos: el exilio republicano.

No resulta difícil, por tanto, imaginar el valor del material fotográfico almacenado en el modesto estudio parisino de Capa cuando los alemanes ocuparon la ciudad. Aquí se hallaba la obra íntegra de los tres fotógrafos, con imágenes que han construido una parte importante de la memoria de España: la vida de muchos de nuestros abuelos en las trincheras o en los campos de refugiados, los rostros de sus familias frente a la espera y la incertidumbre, la dureza del día a día y la falta de recursos básicos en el medio rural, los estragos de los ataques aéreos sobre la población civil en las grandes ciudades, heridos en los hospitales, bombardeos que cortan en vertical y exponen, desordenados, rotos y polvorientos, los objetos personales de lo que un día fue un hogar familiar, muertos con identidad republicana en las morgues esperando ser identificados, rostros anónimos de cansancio e incertidumbre en el sombrío caminar hacia el exilio. Cientos de dramas humanos, pero también imágenes que reflejan fuerza y optimismo durante el inicio y desarrollo de la guerra, como los retratos de las jóvenes milicianas catalanas de 1936 o el de los paseantes y vendedores callejeros de las grandes urbes que aspiran a la normalidad manteniendo sus rutinas durante los tres años que duró el conflicto.

Otras muestran momentos íntimos y acontecimientos históricos, como el Segundo Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, con los actos públicos de José Bergamín, Anna Seghers, Tristan Tzara o Silvia Townsend Warner en Valencia y los momentos íntimos de Rafael Alberti, Arturo Serrano Plaja o María Teresa León durante sus horas de descanso en la casa madrileña de la Alianza. Más retratos de personajes como Federico García Lorca, André Malraux, Manuel Azaña, Dolores Ibárruri La Pasionaria, Miguel Hernández o Ernest Hemingway. Y la resistencia de Madrid, con los legendarios carteles del ¡No pasarán! como protagonistas. En definitiva, un testimonio excepcional de la memoria española contenida en miles de imágenes de los tres fotógrafos sobre soportes distintos: negativos, copias por contacto, positivados de época y publicaciones

El trabajo de Capa ilustra idóneamente el importante momento que tuvo lugar durante la Guerra Civil española, definida en términos fotográficos como «la línea divisoria entre los principales modelos de fotografía, desarrollados en las dos guerras mundiales» (Fontcuberta, p. 172). Sin embargo, para entender este importante momento no basta con considerar únicamente a los individuos que parecen directamente responsables de un acto único. Su contribución, aunque importante, es sólo un eslabón en una cadena, una fase en un proceso más complejo y vinculado a toda una red social, política, económica, intelectual, artística y tecnológica de una época que favoreció cambios en los principales modelos de comunicación del momento.

Uno de estos cambios decisivos fue el uso de la Leica. Esta cámara de pequeño formato comercializada en 1928 comenzó a popularizarse entre los fotógrafos en torno a los años treinta, de ahí que las imágenes obtenidas durante el conflicto español marcaran un punto y aparte respecto a la representación gráfica de las guerras previas, donde los combates habían estado fuera del alcance de las cámaras.


En China

En 1937, mientras la guerra en España se eterniza. empieza otro conflicto. Siguiendo con su política imperialista, Japón, que ya había ocupado la provincia de Manchuria, invade China. Este conflicto de enorme violencia.(Se calcula que en la masacre de Nainkin murieron 200 mil personas), no llegará a su fin hasta 1945.

El viernes 21 de enero de 1938, Robert Capa zarpa de Marsella para Hong Kong en compañía de John Fernhout, cámara habitual del director de cine Joris Ivenssa, con quien se reúne al llegar a su destino. Ivenssa , documentalista neerlandés, había estado en españa,dirigiendo junto a Ernest Hemingway un documental titulado Spanish Earth.

Ivenssa explicó que quiso "hacer volver a trabajar a Capa" tras la muerte de Gerda Taro, y que para ello le propuso que lo acompañara a China: Para este reportaje, que duró ocho meses, Capa tenía un contrato con la revista Life, que publicó cuatro de sus fotos en color: los cineastas acompañaron a las fuerzas nacionalistas del Kuomintang, aliadas con los comunistas de Mao contra la invasión japonesa.

Zhou Enlai frente a Marx en la sede del Comité Central de Hanou del PCCh

En septiembre, tras dos meses en China, Capa vuelve a París. Se había llevado algunas películas Kodak en color. Cuatro de las fotos resultantes son publicadas por Life en su número 17 de octubre de 1938. El color era algo insólito en la prensa de la época: solo la alemana y la estadounidense usaban la impresión en cuatricromía. fueron las primeras fotos en color publicadas por Capa, que más adelante lo utilizó a menudo, especialmente en sus primeros reportajes de la Segunda Guerra Mundial.

El ya internacionalmente famoso fotoperiodista fue enviado por la revista norteamericana Life a la gran nación asiática, e hizo muchísimas fotografías en blanco y negro de diferentes zonas de China (Hankou, Nanchang, Shandon, Xuzhou, Xi´an, Zhengzhou, Tai´erzhuang y Wuhan) utilizando una cámara telemétrica Contax II con objetivo Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/2 no revestido. 

Robert Capa lleva ya cinco meses en China, trabajando habitualmente en condiciones durísimas, con agotadores viajes diarios en tren de muchas horas a distintas ciudades del país, frecuentemente sometido a un calor asfixiante de más de 40º C, abundante polvo, dificultades para simultanear su trabajo como fotógrafo y como asistente de operador de cámara de cine (misión para la que ha sido contratado por Joris Ivens, que está rodando la película The 400 Million), virtual imposibilidad de obtener fotos exclusivas, ya que la mujer de Chiang-Kai-shek obliga a todos los fotoperiodistas a viajar juntos y muy controlados por espías a su servicio, e intenta por todos los medios evitar el rodaje de escenas que muestren la extrema pobreza imperante en la inmensa mayoría de China, o bien metraje o fotografías en que aparezcan tropas comunistas de Mao Tse-Tung, y por si todo ello fuera poco, un laboratorio fotográfico de Hankou había echado a perder un mes antes, durante la fase de secado, con los carretes ya revelados, uno de sus mejores reportajes sobre los campesinos y pescadores que transportaban tropas chinas sobre el río Amarillo, a bordo de balsas hechas con piel de cabra y pequeñas barcas rudimentarias.

Cuatro de las dieciocho Kodachromes expuestas por Capa dicho 19 de Julio de 1938 -con un carrete que le prestó Walter Bosshard- fueron publicadas por Life en doble página a todo color, dos meses más tarde, en su número del 17 de Octubre de 1938. Evidentemente, la inmensa mayoría de la producción fotográfica de Robert Capa durante su carrera profesional fue realizada con películas de blanco y negro de 35 mm, pero además del componente exótico de estas cuatro diapositivas Kodachrome expuestas por Capa en Hankou (China) el 19 de Julio de 1938, no cabe duda de que estas cuatro fotografías en color constituyen el primer ejemplo de uso de la mítica por excelencia emulsión (considerada la mejor de todos los tiempos, tanto por su calidad de imagen, ausencia de grano, impresionante gama de colores y viveza de los mismos, precisión cromática, extraordinaria definición, aún mejor acutancia, soberbio rango tonal y una enorme longevidad) en el ámbito del reportaje de guerra, 

 Kodachrome captando el bombardeo japonés sobre Hankou (China) el 19 de Julio de 1938.
 Foto: Robert Capa. Life Magazine 

Años cuarenta

En septiembre de 1939, Robert Capa cierra la verja del número 37 de la rue Froidevaux, en el 14º arrondissement de París, y va a la Havre para tomar un barco a Chile. lleva en su bolsillo el preciado visado de entrada a Estados Unidos. Atrás queda, a cargo de su ayudante y amigo Csiki Weiss y de su vecino Émile Muller, la mayor parte de su obra: negativos, impresiones, su máquina de escribir y su correspondencia, incluida la famosa "maleta mexicana". En Estados Unidos se reencuentra con su hermano y su madre, aunque, como tantos exiliados húngaros no es bien recibido al otro lado del Atlántico

A finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, Capa viajó por todo el mundo como corresponsal de Magnum Photos, agencia que fundó en 1947 con Henri Cartier-Bresson, David Seymour, William Vandivert y George Rodger. La exposición también presenta retratos de algunas de sus amistades más famosas de esta época, como Ingrid Bergman, John Huston, Ernest Hemingway y Pablo Picasso.

En mayo de 1941 zarpa para Inglaterra como enviado de la revista Collier's mientras caen sobre Londres las bombas alemanas: es el Blitz, que Capa documenta en un conmovedor libro escrito por la periodista Diana Forbes-Roberston, The Battle of Waterloo Road.

Capa tiene que esperar hasta finales de 1942 para llegar al frente, concretamente el de África del Norte, donde acaban de desembarcar los aliados. acreditado ante el ejército de Estados Unidos, lo sigue durante su ofensiva en Túnez y se mantiene a su lado en el desembarco de Sicilia, trabajando de nuevo para Life. Sus fotos de la población liberada de Nápoles, y sobre todo de la batalla del valle de Liri, cerca de montecassino, son algunos ejemplos.

El momento ansiado por Capa llega el 6 de junio de 1944 con el desembarco de Normandía. Ante la inminencia del día D, Life ha reforzado su equipo de fotógrafos.. Los elegidos para desembarcar son Bob Landry y Robert Capa, el primero en Utah Beach y el segundo en Omaha Beach, un infierno donde los soldados americanos quedan a merced de las ametralladoras alemanas: ese día mueren dos mil quinientos hombres. capa fotografía como puede a los soldados saltando al agua para intentar llegar hasta la playa. a continuación, sube a otro bote para llevarse sus valiosos rollos de película, seguro de haber hecho buenas fotos.  Tardará un mes en poder ver sus imágenes del Día D, aunque nunca dejará de avalar la historia, reconocida actualmente como falsa, de que las películas se quemaron en el armario de secado. solo han salido once fotos, "ligeramente desenfocadas", pero no hacen falta más: es la exclusiva del siglo.
Normandía

Una vez enviadas sus fotos a londres, Capa vuelve de inmediato a Normandía. Su llegada a Bayeux sorprende a sus colegas, que lo daban por muerto. Persistiendo en su búsqueda de los combates, cubre los dos meses de la batalla de Normandía. El 25 de agosto entra en París con la 2º división blindada del general Leclerc. Más adelante, siguiendo a las  fuerzas norteamericanas, llega  Berlín, y el 18 de abril de 1945, en Leipzig, logra hacer una impactante serie de fotografías del último soldado muerto de la guerra, en pleno combate, como siempre, como punto final de la cobertura de cuatro años de guerra.

La Libération de Paris

Unión Soviética

Robert Capa viajó a la Unión Soviética en 1947 con el escritor John Steinbeck, como parte de una colaboración para ilustrar el libro Russian Journal.  Llegaron a Moscú en el verano de 1947. Lejos de encontrarse con la monstruosa sociedad que les habían descrito, Capa y Steinbeck quedaron impresionados por la inquebrantable esperanza y fortaleza de un pueblo que había sobrevivido contra todo pronóstico, emergiendo de los horrores de la guerra. Desde los cansados ​​y adustos habitantes de una Moscú recién construida, hasta el increíble espíritu del pueblo georgiano y la belleza de su región, a través de imágenes y textos, « Un diario ruso» captura el carácter único de los lugares y comunidades que visitaron, así como las innumerables peculiaridades del Estado comunista.

Durante su estancia, recorrieron Moscú, Stalingrado, Georgia y Ucrania, aunque Capa comentó irónicamente su decepción por no encontrar un comportamiento salvaje y espectacular, ya que consideraba a los rusos demasiado "rectos y trabajadores" para un fotógrafo de su tipo. Capa vuelve del viaje con casi cuatro mil negativos. este reportaje, el primero para la agencia magnum, es un éxito: el libro se publica en estados Unidos y francia. a Capa le resulta más inspirador fotografiar Hungría y sobre todo el nacimiento del estado de Israel, adonde viajará tres veces: en 1948, 1949 y 1950.

Capa regresó del viaje con casi cuatro mil negativos, y Steinbeck con varios cientos de páginas de notas. Dedicados a priorizar el retrato individual sobre una narrativa exhaustiva, Steinbeck y Capa compartían el deseo de registrar los detalles cotidianos de la vida soviética y a las personas singulares que conocieron durante sus viajes. Al escribir sobre el fotógrafo tras su prematura muerte en 1954, Steinbeck elogió la capacidad de Capa para lograrlo: «Podía fotografiar el movimiento, la alegría y la tristeza. Podía fotografiar el pensamiento… Observen cómo captura la inmensidad del paisaje ruso y a un solo ser humano. Vean cómo su lente podía mirar a través de los ojos hasta la mente de un hombre».


Últimos reportajes 1947-1954

El empeño de Capa por plasmar la guerra con la mayor inmediatez posible acabó costándole la vida mientras reflejaba la lucha por la independencia de la Indochina francesa en 1954. El paisaje con el que se encontró Capa a su llegada no era el mismo que en tantas otras ocasiones; aquí la selva lo invadía todo. Montado en un vehículo de una unidad francesa, el fotógrafo tomaba instantáneas del paisaje mientras los soldados iban desactivando lentamente las minas que infestaban la carretera. Pero Capa no estaba satisfecho con los encuadres que le ofrecía su cámara y decidió bajar del vehículo. Un error que se demostraría fatal.

24 de Mayo de 1954. Procedente del aeropuerto de Gia Lam en Hanoi (donde había llegado el 9 de mayo de dicho mes), Robert Capa aterriza en la base aérea de Nam Dinh, ubicada a las afueras sur de esta ciudad ( 72 kilómetros al sureste de la capital de Vietnam del Norte), a bordo de un pequeño avión Morane Saulnier MS-500 Criquet de enlace, con motor Argus As 10 de 8 cilindros y 240 caballos de potencia fabricado en Francia, en compañía de John Mecklin (corresponsal de Time) y el general René Cogny, comandante de las fuerzas francesas en Vietnam del Norte. 

Pese a la corta distancia existente entre ambas ciudades, se ha optado por el transporte aéreo de ambos periodistas y del alto oficial para evitar los riesgos que supondría el viaje por tierra, ya que el Vietminh está muy activo en las zonas de Thu´o´ng Tin, Cao Cuán, Phú Xuyén, Hu´ng Yên, Duy Tiên, Kim Báng, Lý Nhân, Hanh Liêm y Binh Luc, que jalonan de norte a ligeramente sureste el espacio que las separa, y los altos mandos franceses desean garantizar al máximo posible la seguridad de los tres ( Donald M. Wilson, corresponsal de Life magazine en Indochina y que había acompañado a Capa en Laos entre el 10 y el 16 de Mayo de 1954 durante la cobertura del traslado de heridos graves franceses en helicópteros procedentes de Diem Bien Phu y que fueron a continuación llevados en aviones a Hanoi para ser tratados, había cedido su asiento a John Mecklin, porque la pequeña aeronave sólo tenía dos plazas disponibles para reporteros y además tenía varias crónicas pendientes de mecanografiar para la oficina de Life en Nueva York). 

Durante este viaje en avión, Capa hace una fotografía muy premonitoria al general francés René Cogny en la que capta por sorpresa al alto oficial francés junto a un mapa de la zona, con expresión facial pensativa y de gran preocupación. La fortaleza francesa de Den Bien Phu (425 km al oeste de Hanoi ) ha sido conquistada muy recientemente, el 7 de mayo de 1954, por las fuerzas del Vietminh dirigidas por Nguyen Giáp. Las tropas francesas han luchado con gran valor y lo seguirán haciendo hasta el final, pero René Cogny sabe que la guerra está perdida, tal y como revela la imagen definitoria creada por Robert Capa. 

El general René Cogny fotografiado por Robert Capa en el interior del avión Morane Saulnier MS-500 Criquet durante el vuelo desde Hanoi a Nam Dinh el Lunes 24 de Mayo de 1954, pocos minutos antes de aterrizar en la base aérea francesa de Nam Dinh  © Robert Capa / ICP New York 

Capa hace la foto desde muy cerca al militar francés disparando su cámara telemétrica Contax IIa acoplada a un objetivo Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/2 diseñado por Ludwig Bertele, que había sido junto con el Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/1.5 la mejor óptica standard del mundo entre 1932 y 1953, año en que aparecieron los primeros objetivos Leitz Summicron 5 cm f/2 con vidrio óptico LaK9 en montura de rosca LTM39, que fueron a partir de ese momento el referente cualitativo óptico y mecánico para formato 24 x 36 mm.

Nam Dinh, ciudad desde la que Robert Capa iniciaría su marcha hacia Thai Binh un día después, el 25 de mayo de 1954, para hacer un reportaje sobre los fuertes franceses de Doai Than y Thanh Ne, en el distrito de Kien Xuong, Provincia de Thai Binh, que iban a ser volados y abandonados por la columna francesa.  siendo recibidos por Jean Lacapelle, jefe del sector francés, que les sugiere que le acompañen al día siguiente durante una misión de repliegue de fuerzas que consistirá en evacuar y destruir los pequeños fuertes franceses de Doaithan y Thanh Ne, ubicados en el extremo sureste del Distrito de Kien Xuong en la Provincia de Thai Binh, muy cerca ya de la frontera con el Distrito de Tien Han.

Poco después, Capa, que ya había estado en Nam Dinh tres días antes, el 21 de mayo de 1954, haciendo un reconocimiento preliminar previo a un reportaje sobre la situación militar en la desembocadura del río Rojo.

25 de Mayo de 1954

A las 7:00 h de la mañana, Robert Capa, John Mecklin y Jim Lucas suben a un jeep del ejército francés que les espera junto a la puerta del Hotel Moderno, conducido por uno de los hombres del coronel Lacapelle, y se dirigen a las afueras noreste de Nam Dinh dirección Thai Binh. Pocos kilómetros más adelante, aguardan junto a un tramo del río Rojo (Sông Hông) a que la fuerza francesa formada por 2.000 hombres y 200 vehículos a motor (incluyendo camiones, vehículos blindados semioruga, jeeps y carros de combate) sea transbordada en ferry al otro lado de esta gran vía fluvial. Tras cruzar el río, la columna de tropas francesas avanza en dirección a la Provincia de Thai Binh, internándose en su región de Vu Thu, y aproximadamente a las 8:40 h de la mañana  son atacados en el tramo de carretera entre Bong Dien y Nghia Khe por francotiradores del Vietminh que realizan disparos de larga distancia (entre 500 y 800 metros) con fusiles Mosin Nagant M44 rusos calibre 7,62 x 54R y rifles SKS calibre 7,62 x 39 mm (entre 350 y 400 metros) y producen algunas bajas entre los conductores de los camiones que van en cabeza.  La tensión aumenta enormemente. Se teme una operación envolvente por parte de las fuerzas del Vietminh, que se hallan camufladas entre la muy profusa vegetación circundante y les aventajan notablemente en número. 



Además, todos ellos temen la posibilidad de ser atacados también en cualquier momento con potentes minas adosadas, cañones sin retroceso de 57 mm Tipo 36 (copias chinas del rifle sin retroceso M18A1 norteamericano) o los todavía mucho más eficaces rifles sin retroceso SKZ Sung Khong Giat de 75 mm (diseñados por Tran Dai Nghia y fabricados artesanalmente en talleres, con muy bajo coste de producción, mediante el uso de railes de acero transformados en piezas de bazooka con tolerancias inferiores a 0.5 mm) que podrían destruir los tanques de la columna francesa. 

El 25 de mayo sigue a una unidad durante su patrulla por los arrozales. Capa decide salir de la protección del jeep y sigue haciendo fotos a gran velocidad, asumiendo riesgos que su experiencia le permite calcular si la oportunidad de obtener buenas fotos así lo exige, pero siempre con el factor de incertidumbre y azar presentes, que pueden provocar la muerte, de repente y de modo inesperado, en cualquier momento. 

Desde hace varios minutos, las tropas francesas avanzan a través de un gran arrozal ubicado a la izquierda de la carretera que conduce a Thahn Né. Caminan lentamente, con mucha cautela, y algunos de ellos llevan detectores de minas. Y pese al asfixiante calor, todos los soldados están con sus cascos puestos por temor a disparos en la cabeza de los francotiradores del Vietminh.

Están siendo atacados desde diferentes distancias, ya que los francotiradores del Vietminh ubicados a ambos lados de la carretera, les disparan con carabinas SKS y fusiles Mosin Nagant M44 con mira telescópica larga, mientras que por su parte, las dotaciones de mortero del Viet Minh poseen una enorme experiencia y pericia en el manejo de este arma, siendo capaces de determinar el azimut de fuego y sus ajustes de elevación en muy pocos segundos, disparando sus obuses de 60, 81 y 82 mm con gran precisión y efectividad y cambiando rápidamente de posición.

Capa percibe claramente el enorme peligro y que el Viet Minh domina claramente la situación disparando desde los bosques adyacentes, camuflados entre la maleza y sin necesidad de forzar un choque masivo de fuerzas, manteniendo la iniciativa con respecto a donde y cuando atacar, teniendo a la columna francesa en tensión y bajo constante observación desde puntos específicos, moviéndose con gran velocidad y seleccionando los tramos de terreno más propicios para las continuas emboscadas que van minando la moral del enemigo, arreglándoselas a la vez para ocultarse entre la espesa vegetación para evitar ser detectados desde tierra o aire, y llevando la iniciativa táctica en todo momento.

El fotógrafo se mantiene agazapado tras el vehículo, tratando de protegerse de una posible bala de francotirador o de la metralla de un proyectil de mortero, siendo éste último el factor de riesgo más temido, ya que los obuses de morteros de 60 mm Tipo 31 y 63 del Vietminh tienen un radio de acción letal de aproximadamente 22 metros en el momento de su explosión, mientras que sus morteros de 81 y 82 mm lanzan proyectiles con un alcance mortífero de 35 metros en derredor al estallar.


La onda expansiva lanza su Nikon S a varios metros de distancia (el fotoperiodista norteamericano Sal di Marco pudo ver a principios de los años setenta manchas de sangre en esta cámara que estuvo expuesta en la antigua Nikon House de Nueva York, y que es hoy en día propiedad de la Nikon Historical Society), mientras Capa, inconsciente y tumbado de espaldas sobre el suelo, tiene su mano izquierda aferrada a su cámara Contax IIa con la que ha hecho su última foto, en blanco y negro. 

Mecklin y Lucas llegan al lugar de la explosión a las 15:10 h. Capa ha perdido mucha sangre y está agonizando. De repente, llega el coronel Lacapelle, que ha oído la deflagración. Ve a Capa en el suelo y llama rápidamente a una ambulancia que se lleva a Capa al puesto de primeros auxilios más cercano, ubicado en el fuerte de Dong Qui Thon, 5 km atrás, donde un médico vietnamita certifica la muerte de Robert Capa. 

El reportaje de John Mackin, el periodista que lo acompaña, ocupa dos páginas en el número de Life del 7 de junio de 1954: "Capa estaba tumbado boca arriba, con la pierna destrozada,a treinta centímetros de un agujero hecho en el suelo por la explosión. también tenía una herida grave en el pecho. Su mano izquierda estaba crispada en la cámara de fotos. Empecé a llamarlo por su nombre. la segunda o tercera vez se le movieron los labios un poco, cuando se molesta a una persona dormida. Fue su último movimiento."

Sin darse cuenta, el fotógrafo había pisado un mina antipersona. Sin perder un segundo, los militares organizaron una operación de evacuación, pero ya era tarde. La vida de Robert Capa se había desvanecido de la manera más violenta posible, aunque en el ejercicio de la profesión que tanto amaba, como hizo su querida Gerda: buscando el encuadre perfecto. Robert Capa, se convirtió, así, en el primer corresponsal norteamericano muerto en combate.


Con el objetivo como arma
y la verdad como bandera
vuestra cámara disparaba y la verdad capturaba
rompiendo muros y fronteras

testigos de un mundo en guerra y en estado de alarma
testigos y protagonistas de una era
donde la humanidad naufragaba
en un océano de muerte, mentiras y guerras

luz de la verdad frente a la ceguera y oscuridad
de la mentira y la censura de aquellos que intentaron
destruir al mundo y a la humanidad
entre sus armas y trincheras que de sangre regaron

Gerda y Friedmann, dos fotógrafos bajo la misma Capa comprometida
testigos y militantes de la vida y de la verdad
con el objetivo de luchar por un mundo nuevo para la humanidad
con la cámara como arma y reflejo de la historia y nuestra vida

martes, 16 de octubre de 2018

BLACK POWER

Tommie Smith y John Carlos han pasado a la historia de los Estados Unidos y a la historia global como atletas comprometidos.

Eran las Olimpiadas de 1968. El lugar, México. Tommie Smith ganó la carrera de los 200 metros con un récord del mundo de 19.83 segundos, con el australiano Peter Norman en segundo lugar con un tiempo de 20.06 segundos, y el también estadounidense John Carlos en tercera plaza de 20.10 segundos. Tras la carrera, los tres fueron a recoger sus medallas en el podio. Los dos atletas estadounidenses recibieron sus medallas, pero vestían guantes negros, representando la pobreza negra. Smith llevaba un pañuelo negro alrededor de su cuello para representar el orgullo negro. Carlos tenía su chándal desabrochado como muestra de solidaridad con todos los obreros estadounidenses y portaba un collar de abalorios que, según él, "era para las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje".

Cuando empezaron a entonar el himno estadounidense, tanto Smith como Carlos levantaron el puño. Smith llevaba un pañuelo negro que representaba a la población negra de Estados Unidos mientras que Carlos llevaba el chándal desabrochado en representación de todos los obreros de Estados Unidos.

Fue un acto reivindicativo, un acto de rebeldía frente a un sistema que, a lo largo de su historia, había basado su crecimiento económico en la explotación de la población negra y el proletariado estadounidense mientras millones de personas morían en su búsqueda del sueño americano.

Como dijo Smith "Si gano, soy americano, no afroamericano. Pero si hago algo malo, entonces se dice que soy un negro. Somos negros y estamos orgullosos de serlo. La América negra entenderá lo que hicimos esta noche"

La imagen del Black Power y de México del 68 ha quedado grabada en la historia colectiva. La imagen de Tommie y Smith, oro y bronce respectivamente en dichas Olimpiadas, ha sido utilizada en todo tipo de carteles, ilustraciones, camisetas, medallas, insignias… Vamos a analizar y diseccionar la imagen para entender el por qué.


El puño levantado

El puño cerrado es un gesto histórico. Un símbolo del movimiento obrero que justifica la necesidad de unión de la clase obrera.Mi mano derecha -dijo Smith a la prensa- se levantó por el poder de la América negra; la izquierda de Carlos, por la unidad de la América negra. Juntas formaron el arco de unión y poder. Mi bufanda negra representó el orgullo negro y nuestras medias negras sin zapatillas, a la pobreza negra de la América racista." (E.Fernández Moores, La Nación, El Black Power de México’68, 40 años después, 8 de octubre de 2008)

No es un gesto agresivo, sino defensor de la unidad de todos los obreros. Es una representación del internacionalismo, idea presente de forma muy clara desde antes de la formación de la Primera Internacional (1864), y en especial en un texto básico como el Manifiesto Comunista de Marx y Engels de 1848.

La idea que representa es la defensa del interés colectivo por encima del nacional. Ello explica la frase de “los obreros no tienen patria”, y la consigna final: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”. Levantar el puño no puede ser considerado como un gesto violento, porque su sentido histórico es el de querer expresar la unidad de aquellos que en cualquier parte del mundo viven en peores condiciones, y si hay algún principio del marxismo que aún sigue en pie ese es el del internacionalismo. 



La mirada hacía el suelo

La mirada se define como el mirar a la otra persona en o entre los ojos, o más generalmente, en la mitad superior de la cara. En los Juegos Olímpicos, la mirada de los atletas se dirige hacia arriba como señal de orgullo al sonar el himno de su país. El atleta representa en ese momento al país y sus valores, ideologías, símbolos y cultura. En el momento de celebrar una victoria deportiva, la mirada se eleva hacia arriba como muestra de orgullo de los valores que representa la nación. En el caso del Black Power, la mirada de Tommie y Smith se dirige hacia el suelo en señal de respeto a todos aquellos muertos en Estados Unidos que buscaban una mejora de sus condiciones de vida y no lo consiguieron.

Guante y pañuelo negros, símbolos del Black Power

Stokely Carmichael consideraba el concepto de Black Power como una forma de solidaridad entre individuos dentro de su movimiento político. Con su concepción y articulación de la palabra, consideraba que su movimiento no sólo era un movimiento contra la segregación racial, sino para combatir el racismo extendido entre la sociedad estadounidense. Una y otra vez insistió: por última vez, “Black Power” significa personas negras uniéndose para formar una fuerza política que elige representantes u obliga a sus representantes a defender sus intereses.

Tanto Martin Luther King como Malcom X defendieron la reinvidicación del color negro como un color con belleza y atracción. Había que recuperar el orgullo racial y la memoria de África, y no confiar más en la buena voluntad y el paternalismo de los blancos y el Estado.

La connotación negativa del color negro es histórica: el negro establece la diferencia entre el bien y el mal. La negación, los sentimientos negativos, la maldad, el odio, la mala suerte… culturalmente ha estado asociado al color negro.

Sin embargo, el negro es señal de protesta y rebeldía ante las condiciones existentes. El color negro es color contracultural: los grupos sociales que optan por usar este color comunican que tratan de vivir al margen de la cultura y de su país.

Asimismo, el negro es asociado a la elegancia: Quién viste de negro renuncia incluso al color, por eso se dice que es un tipo de elegancia sin riesgo. Esto se ve claramente en la moda a través de los trajes elegantes, el frac y el esmoquin.

El negro es el color de la juventud porque es el que muestra la edad de una persona con mayor claridad. Los años sesenta son los años del movimiento feministas, del movimiento obrero, del movimiento de los derechos sociales y el primer movimiento estudiantil: el negro y el rojo son los colores predominantes en Mayo del 68.

En África es el color considerado como más bello. El símbolo de la libertad de África es una estrella negra de cinco puntas.

El chándal desabrochado en representación de todos los obreros de Estados Unidos.

Carlos llevaba el chándal desabrochado en señal de todos los obreros estadounidense y portaba un collar de abalorios que, según él, "era para las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje".

Estados Unidos es representado ante la opinión pública como la “tierra de las oportunidades”. Su desarrollo industrial, económico y su asentamiento como potencia mundial se debe a la venta del Sueño Americano: la idea de una vida mejor promulgada por el gobierno y los medios de comunicación.

Esta idea tiene su reverso en la creación de una sociedad civil, la falta de integración de los extranjeros en la sociedad estadounidense, el problema racial, el problema nacional con la aparición de la Mafia italiana e irlandesa, provoca la creación de ghettos, de segregación laboral y racial, la aparición del racismo y movimientos ultranacionalistas como el Tea Party o el Ku Kux Klan…

La chapa del movimiento social a favor de los derechos humanos

Botón Histórico usado por los atletas en los Juegos Olímpicos de 1968, en la Ciudad de México. Todos los 3 atletas de pie en el podio, en el famoso soporte victoria, estaban usando este botón.

El Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos propuso un boicot por los afroamericanos de los Juegos Olímpicos si no se cumplía su pliego de reclamos de derechos civiles. Con el tiempo, llamó al boicot fuera, pidiendo a sus miembros protestar a su manera. Fue lo que hizo Smith y utilizó este momento, frente al mundo para hablar en contra de la opresión racial. Así, convirtió este momento en uno de los símbolos centrales de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, y en una de las mejores representaciones de lo compleja que era 1968.


Descalzos, como símbolo de la pobreza de los negros

El calzado, al igual que otra vestimenta, se ha convertido en un símbolo que distingue entre civilización o barbarie. Las primeras civilizaciones, como Egipto, Grecia y Roma, utilizaron el calzado como elemento de distinción y status social. En la edad contemporánea y en nuestros días, el calzado es un distintivo entre clases y grupos sociales. El uso de un determinado calzado indicada tu nivel económico y tu grupo social. Los atletas llevaban los pies descubiertos para expresar su condición social y política ante el mundo.




La imagen del Black Power provocó un efecto inmediato en la opinión pública. Podemos hablar entonces de la teoría de la Aguja Hipodérmica, que defiende que los efectos de los medios de comunicación son: directos, inmediatos y uniformes e influyen en los sentimientos y emociones. No obstante, hay que tener en cuenta que existen límites. Uno de ellos es el tejido socio-grupal que recibe el mensaje, tal y como apuntan Hovland y Lazzarsfeld.  El contexto en el que los dos atletas levantaron el puño, había sido abonado por las revueltas de estudiantes y obreros días antes de los  JJOO. De ahí, que el impacto de este símbolo fuera inmediato. Pero, el México de aquel 1968, estaba dirigido por líderes políticos que intentaron por todos los medios manipular la información

Está claro que Smith y Carlos sabían bien lo que hacían, su objetivo había sido minuciosamente estudiado. Por ello, eligieron un acontecimiento de repercusión mediática mundial que llevara hasta el gran público la necesidad de crear una conciencia activa a favor de la igualdad de derechos sociales para los negros.  Su postura supuso una afirmación y  el refuerzo de valores adquiridos a través de las corrientes de Luther King y Malcolm X, yendo un paso más allá: retando a los medios, que fueron los verdaderos vehículos transmisores de su mensaje. Sin el impacto de la imagen televisiva, su hazaña hubiera quedado en algo menos que un gesto anecdótico.



jueves, 4 de octubre de 2018

ASTURIAS: TIERRA DE RESISTENCIA Y SOCIALISMO

Empezaba a amanecer en el horizonte
cogimos todos los picos y las fiambreras
para sacar el carbón del monte
y llevarlo a la cuenca minera

íbamos todos juntos cantando
no llevábamos armas
sólo llevábamos la razón y los puños

Todos nos unimos como hermanos
y entre todos creamos un breve utopía
donde revindicamos nuestros derechos

de ganar nuestros sustento con nuestras manos
de que en nuestras vidas hubiera una leve mejoría
de tener garantizado pan, trabajo , libertad y techo

muchos cayeron muertos en la tierra fría
otros muchos fueron encarcelados
entre los barrotes de la injusticia

Nada ni nadie ha sido olvidado
seguís en nuestra memoria, compañeros
hijos del carbón, el frío y el acero