lunes, 22 de octubre de 2018

ROBERT CAPA


Robert Capa es el pseudónimo de los fotógrafos Ernö Friedmann, de origen húngaro, y Gerda Taro, de origen alemán, quienes unificaron sus trabajos en la personalidad de Capa para publicar sus fotografías como un solo autor y facilitar las ventas.


Ernö Friedmann y Gerda Taro
Ambos fotógrafos se hicieron un hueco en la historia por ser los primeros corresponsales de guerra que utilizaron cámaras de pequeño formato y por humanizar con sus fotografías la crueldad de las guerras.

La fotografía de Capa se caracterizada por la cercanía con la que tomaba las fotos y el dominio de la velocidad de obturación, el cual le permitía captar el movimiento de las situaciones con especial significado. A pesar de perder nitidez en las imágenes al aumentar la velocidad de obturación, Capa sabía captar el instante, dejándolo para la posteridad.

Ernö Friedmann nació en Budapest, Hungría en 1913, mientras que Gerda nació en Sttutgart, Alemania en 1910. Fueron conocidos por retratar como nadie algunas de las guerras más significativas del siglo XX.

Friedmann  abandonó su país a los 17 años debido a su ideología de izquierdas para ir a Alemania a estudiar periodismo y comenzó trabajando para la agencia Dephot. Es el rostro visible de Robert Capa y ha pasado a la historia por las coberturas que hizo de conflictos armados y que le llevaron a las primeras líneas de combate por todo el mundo. Sus fotografías mostraban no solo la barbarie de las guerras, sino también su lado más humano y desolador.

Ficha de Ernö Friedmann como fotógrafo autorizado por la junta de Defensa de Madrid

Bajo la personalidad de Capa, crearon un nuevo modelo de fotógrafo; un fotógrafo que acercaba con su cámara una realidad casi tangible. De hecho, fue el primer corresponsal de guerra en utilizar cámaras de pequeño formato para contar lo que sucedía en el frente. Desde 1936 obtuvo prestigio en todo el mundo por sus reportajes sobre la Guerra Civil española.

La valentía de Robert Capa le condujo a presenciar muchas batallas en primera línea, abandonando la posición neutral que debe tener un periodista, apoyando fervientemente la causa republicana durante la Guerra Civil Española; utilizando sus fotografías para reflejar el dolor y la crueldad de la guerra y buscar la adhesión de los receptores al bando republicano español.

En 1936, en medio de la guerra civil, Endre Ernő Friedmann y Gerda Taro (Robert Capa) pasaron por aquí e hicieron esta foto. Una foto mítica y emblemática de los horrores de la guerra. Vemos a unos niños jugando y a una mujer que sonríe mientras los mira desde la puerta. 
Juegan junto a una casa que ha sufrido los golpes de un bombardeo. Y todos, mujer y niños, parecen ajenos al fotógrafo que pasa por allí para inmortalizar el momento.

La foto se hizo muy famosa y se publicó en varios medios de la época. Pero nadie sabía dónde se hizo la foto.  Hasta que en 2010 el fotógrafo José Latova descubrió el lugar. Es una casa de una planta dividida en 14 viviendas de 25 m² cada una. Está en el Puente de Vallecas, en Madrid, en la calle Peironcely, 10. Se construyó en 1927 para albergar a la clase obrera. 

Y siempre ha estado en condiciones muy precarias. Después de 80 años los orificios de la metralla en la pared no se taparon bien y por eso se pudo localizar la casa.

En 2019 la casa se incluyó en el Catálogo de Elementos Protegidos de la Comunidad de Madrid. La idea era expropiar el inmueble, realojar a los inquilinos y destinar la casa a sala de exposiciones sobre los bombardeos en Madrid. Finalmente, la casa se ha expropiado por 870.000€. Los vecinos han sido realojados. Y una foto ha proporcionado una vida más confortable a las familias que quedaban allí.

"Children in front of a bullet-riddled building,
Peironcely, 10, Vallecas, Madrid".

Sus fotografías en blanco y negro muestran el idealismo de los voluntarios y milicianos que defendieron la causa republicana y son un claro ejemplo de cómo la fotografía puede utilizarse como propaganda política: el reflejo del dolor, la tristeza, la crueldad de la guerra y la valentía de los milicianos cautivaban a los receptores, que rápidamente tomaban partido a favor del bando republicano. A diferencia de la propaganda bélica procedente del poder político, Capa humanizaba la guerra mostrando las carestías de los soldados, su rutina diaria en las trincheras, la vida social de las ciudades como Madrid, utilizando su cámara como un arma de denuncia de las guerras y convirtiéndola en un fiel reflejo de la crueldad de los conflictos bélicos.

Además de en el frente, las cámaras de Robert Capa tuvieron la capacidad de mirar hacia la retaguardia, ese lugar donde la población civil esperaba para saber el avance de un bando o de otro. Robert Capa plasmó el sufrimiento, la pobreza y la desesperación de los españoles que sufrieron las consecuencias del conflicto; ancianos, mujeres y niños que veían como su vida y su mundo desaparecían bajo el fuego de mortero.

Lanzándose en paracaídas, o arrastrándose a la playa junto a la primera oleada de soldados, logró documentar cinco de las principales guerras del siglo XX. Así, humanizó la guerra civil española, la segunda guerra mundial y la guerra en China entre los nacionalistas del Koumintag de Chan Kai Shek y los comunistas de Mao Tse Tung.

De todos estos conflictos informó con un arrojo que hacía honor a su divisa: “Si no son bastante buenas tus fotos, es que no estás bastante cerca”.

En 1938, cuando sólo tenía 25 años, la revista británica Picture Post no dudó en llamarle “el mejor fotógrafo de guerra del mundo”.

A finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, Capa viajó por todo el mundo como corresponsal de Magnum Photos, agencia que fundó en 1947 con Henri Cartier-Bresson, David Seymour, William Vandivert y George Rodger. La exposición también presenta retratos de algunas de sus amistades más famosas de esta época, como Ingrid Bergman, John Huston, Ernest Hemingway y Pablo Picasso.

El empeño de Capa por plasmar la guerra con la mayor inmediatez posible acabó costándole la vida mientras reflejaba la lucha por la independencia de la Indochina francesa en 1954.



Robert Capa y el exilio republicano


El 15 de enero de 1939, Capa registró con su cámara en 101 tomas la huida de miles de civiles de Tarragona. El bando franquista acababa de tomar Tarragona, el bastión catalán, en los que fueron los últimos coletazos de la Guerra Civil española y comenzaba la larga diáspora para los vencidos: el exilio republicano.

No resulta difícil, por tanto, imaginar el valor del material fotográfico almacenado en el modesto estudio parisino de Capa cuando los alemanes ocuparon la ciudad. Aquí se hallaba la obra íntegra de los tres fotógrafos, con imágenes que han construido una parte importante de la memoria de España: la vida de muchos de nuestros abuelos en las trincheras o en los campos de refugiados, los rostros de sus familias frente a la espera y la incertidumbre, la dureza del día a día y la falta de recursos básicos en el medio rural, los estragos de los ataques aéreos sobre la población civil en las grandes ciudades, heridos en los hospitales, bombardeos que cortan en vertical y exponen, desordenados, rotos y polvorientos, los objetos personales de lo que un día fue un hogar familiar, muertos con identidad republicana en las morgues esperando ser identificados, rostros anónimos de cansancio e incertidumbre en el sombrío caminar hacia el exilio. Cientos de dramas humanos, pero también imágenes que reflejan fuerza y optimismo durante el inicio y desarrollo de la guerra, como los retratos de las jóvenes milicianas catalanas de 1936 o el de los paseantes y vendedores callejeros de las grandes urbes que aspiran a la normalidad manteniendo sus rutinas durante los tres años que duró el conflicto.

Otras muestran momentos íntimos y acontecimientos históricos, como el Segundo Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, con los actos públicos de José Bergamín, Anna Seghers, Tristan Tzara o Silvia Townsend Warner en Valencia y los momentos íntimos de Rafael Alberti, Arturo Serrano Plaja o María Teresa León durante sus horas de descanso en la casa madrileña de la Alianza. Más retratos de personajes como Federico García Lorca, André Malraux, Manuel Azaña, Dolores Ibárruri La Pasionaria, Miguel Hernández o Ernest Hemingway. Y la resistencia de Madrid, con los legendarios carteles del ¡No pasarán! como protagonistas. En definitiva, un testimonio excepcional de la memoria española contenida en miles de imágenes de los tres fotógrafos sobre soportes distintos: negativos, copias por contacto, positivados de época y publicaciones

El trabajo de Capa ilustra idóneamente el importante momento que tuvo lugar durante la Guerra Civil española, definida en términos fotográficos como«la línea divisoria entre los principales modelos de fotografía, desarrollados en las dos guerras mundiales»(Fontcuberta, p. 172). Sin embargo, para entender este importante momento no basta con considerar únicamente a los individuos que parecen directamente responsables de un acto único. Su contribución, aunque importante, es sólo un eslabón en una cadena, una fase en un proceso más complejo y vinculado a toda una red social, política, económica, intelectual, artística y tecnológica de una época que favoreció cambios en los principales modelos de comunicación del momento.

Uno de estos cambios decisivos fue el uso de la Leica. Esta cámara de pequeño formato comercializada en 1928 comenzó a popularizarse entre los fotógrafos en torno a los años treinta, de ahí que las imágenes obtenidas durante el conflicto español marcaran un punto y aparte respecto a la representación gráfica de las guerras previas, donde los combates habían estado fuera del alcance de las cámaras.


Con el objetivo como arma
y la verdad como bandera
vuestra cámara disparaba y la verdad capturaba
rompiendo muros y fronteras

testigos de un mundo en guerra y en estado de alarma
testigos y protagonistas de una era
donde la humanidad naufragaba
en un océano de muerte, mentiras y guerras

luz de la verdad frente a la ceguera y oscuridad
de la mentira y la censura de aquellos que intentaron
destruir al mundo y a la humanidad
entre sus armas y trincheras que de sangre regaron

Gerda y Friedmann, dos fotógrafos bajo la misma Capa comprometida
testigos y militantes de la vida y de la verdad
con el objetivo de luchar por un mundo nuevo para la humanidad
con la cámara como arma y reflejo de la historia y nuestra vida

martes, 16 de octubre de 2018

BLACK POWER

Tommie Smith y John Carlos han pasado a la historia de los Estados Unidos y a la historia global como atletas comprometidos.

Eran las Olimpiadas de 1968. El lugar, México. Tommie Smith ganó la carrera de los 200 metros con un récord del mundo de 19.83 segundos, con el australiano Peter Norman en segundo lugar con un tiempo de 20.06 segundos, y el también estadounidense John Carlos en tercera plaza de 20.10 segundos. Tras la carrera, los tres fueron a recoger sus medallas en el podio. Los dos atletas estadounidenses recibieron sus medallas, pero vestían guantes negros, representando la pobreza negra. Smith llevaba un pañuelo negro alrededor de su cuello para representar el orgullo negro. Carlos tenía su chándal desabrochado como muestra de solidaridad con todos los obreros estadounidenses y portaba un collar de abalorios que, según él, "era para las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje".

Cuando empezaron a entonar el himno estadounidense, tanto Smith como Carlos levantaron el puño. Smith llevaba un pañuelo negro que representaba a la población negra de Estados Unidos mientras que Carlos llevaba el chándal desabrochado en representación de todos los obreros de Estados Unidos.

Fue un acto reivindicativo, un acto de rebeldía frente a un sistema que, a lo largo de su historia, había basado su crecimiento económico en la explotación de la población negra y el proletariado estadounidense mientras millones de personas morían en su búsqueda del sueño americano.

Como dijo Smith "Si gano, soy americano, no afroamericano. Pero si hago algo malo, entonces se dice que soy un negro. Somos negros y estamos orgullosos de serlo. La América negra entenderá lo que hicimos esta noche"

La imagen del Black Power y de México del 68 ha quedado grabada en la historia colectiva. La imagen de Tommie y Smith, oro y bronce respectivamente en dichas Olimpiadas, ha sido utilizada en todo tipo de carteles, ilustraciones, camisetas, medallas, insignias… Vamos a analizar y diseccionar la imagen para entender el por qué.


El puño levantado

El puño cerrado es un gesto histórico. Un símbolo del movimiento obrero que justifica la necesidad de unión de la clase obrera.Mi mano derecha -dijo Smith a la prensa- se levantó por el poder de la América negra; la izquierda de Carlos, por la unidad de la América negra. Juntas formaron el arco de unión y poder. Mi bufanda negra representó el orgullo negro y nuestras medias negras sin zapatillas, a la pobreza negra de la América racista." (E.Fernández Moores, La Nación, El Black Power de México’68, 40 años después, 8 de octubre de 2008)

No es un gesto agresivo, sino defensor de la unidad de todos los obreros. Es una representación del internacionalismo, idea presente de forma muy clara desde antes de la formación de la Primera Internacional (1864), y en especial en un texto básico como el Manifiesto Comunista de Marx y Engels de 1848.

La idea que representa es la defensa del interés colectivo por encima del nacional. Ello explica la frase de “los obreros no tienen patria”, y la consigna final: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”. Levantar el puño no puede ser considerado como un gesto violento, porque su sentido histórico es el de querer expresar la unidad de aquellos que en cualquier parte del mundo viven en peores condiciones, y si hay algún principio del marxismo que aún sigue en pie ese es el del internacionalismo. 



La mirada hacía el suelo

La mirada se define como el mirar a la otra persona en o entre los ojos, o más generalmente, en la mitad superior de la cara. En los Juegos Olímpicos, la mirada de los atletas se dirige hacia arriba como señal de orgullo al sonar el himno de su país. El atleta representa en ese momento al país y sus valores, ideologías, símbolos y cultura. En el momento de celebrar una victoria deportiva, la mirada se eleva hacia arriba como muestra de orgullo de los valores que representa la nación. En el caso del Black Power, la mirada de Tommie y Smith se dirige hacia el suelo en señal de respeto a todos aquellos muertos en Estados Unidos que buscaban una mejora de sus condiciones de vida y no lo consiguieron.

Guante y pañuelo negros, símbolos del Black Power

Stokely Carmichael consideraba el concepto de Black Power como una forma de solidaridad entre individuos dentro de su movimiento político. Con su concepción y articulación de la palabra, consideraba que su movimiento no sólo era un movimiento contra la segregación racial, sino para combatir el racismo extendido entre la sociedad estadounidense. Una y otra vez insistió: por última vez, “Black Power” significa personas negras uniéndose para formar una fuerza política que elige representantes u obliga a sus representantes a defender sus intereses.

Tanto Martin Luther King como Malcom X defendieron la reinvidicación del color negro como un color con belleza y atracción. Había que recuperar el orgullo racial y la memoria de África, y no confiar más en la buena voluntad y el paternalismo de los blancos y el Estado.

La connotación negativa del color negro es histórica: el negro establece la diferencia entre el bien y el mal. La negación, los sentimientos negativos, la maldad, el odio, la mala suerte… culturalmente ha estado asociado al color negro.

Sin embargo, el negro es señal de protesta y rebeldía ante las condiciones existentes. El color negro es color contracultural: los grupos sociales que optan por usar este color comunican que tratan de vivir al margen de la cultura y de su país.

Asimismo, el negro es asociado a la elegancia: Quién viste de negro renuncia incluso al color, por eso se dice que es un tipo de elegancia sin riesgo. Esto se ve claramente en la moda a través de los trajes elegantes, el frac y el esmoquin.

El negro es el color de la juventud porque es el que muestra la edad de una persona con mayor claridad. Los años sesenta son los años del movimiento feministas, del movimiento obrero, del movimiento de los derechos sociales y el primer movimiento estudiantil: el negro y el rojo son los colores predominantes en Mayo del 68.

En África es el color considerado como más bello. El símbolo de la libertad de África es una estrella negra de cinco puntas.

El chándal desabrochado en representación de todos los obreros de Estados Unidos.

Carlos llevaba el chándal desabrochado en señal de todos los obreros estadounidense y portaba un collar de abalorios que, según él, "era para las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje".

Estados Unidos es representado ante la opinión pública como la “tierra de las oportunidades”. Su desarrollo industrial, económico y su asentamiento como potencia mundial se debe a la venta del Sueño Americano: la idea de una vida mejor promulgada por el gobierno y los medios de comunicación.

Esta idea tiene su reverso en la creación de una sociedad civil, la falta de integración de los extranjeros en la sociedad estadounidense, el problema racial, el problema nacional con la aparición de la Mafia italiana e irlandesa, provoca la creación de ghettos, de segregación laboral y racial, la aparición del racismo y movimientos ultranacionalistas como el Tea Party o el Ku Kux Klan…

La chapa del movimiento social a favor de los derechos humanos

Botón Histórico usado por los atletas en los Juegos Olímpicos de 1968, en la Ciudad de México. Todos los 3 atletas de pie en el podio, en el famoso soporte victoria, estaban usando este botón.

El Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos propuso un boicot por los afroamericanos de los Juegos Olímpicos si no se cumplía su pliego de reclamos de derechos civiles. Con el tiempo, llamó al boicot fuera, pidiendo a sus miembros protestar a su manera. Fue lo que hizo Smith y utilizó este momento, frente al mundo para hablar en contra de la opresión racial. Así, convirtió este momento en uno de los símbolos centrales de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, y en una de las mejores representaciones de lo compleja que era 1968.


Descalzos, como símbolo de la pobreza de los negros

El calzado, al igual que otra vestimenta, se ha convertido en un símbolo que distingue entre civilización o barbarie. Las primeras civilizaciones, como Egipto, Grecia y Roma, utilizaron el calzado como elemento de distinción y status social. En la edad contemporánea y en nuestros días, el calzado es un distintivo entre clases y grupos sociales. El uso de un determinado calzado indicada tu nivel económico y tu grupo social. Los atletas llevaban los pies descubiertos para expresar su condición social y política ante el mundo.




La imagen del Black Power provocó un efecto inmediato en la opinión pública. Podemos hablar entonces de la teoría de la Aguja Hipodérmica, que defiende que los efectos de los medios de comunicación son: directos, inmediatos y uniformes e influyen en los sentimientos y emociones. No obstante, hay que tener en cuenta que existen límites. Uno de ellos es el tejido socio-grupal que recibe el mensaje, tal y como apuntan Hovland y Lazzarsfeld.  El contexto en el que los dos atletas levantaron el puño, había sido abonado por las revueltas de estudiantes y obreros días antes de los  JJOO. De ahí, que el impacto de este símbolo fuera inmediato. Pero, el México de aquel 1968, estaba dirigido por líderes políticos que intentaron por todos los medios manipular la información

Está claro que Smith y Carlos sabían bien lo que hacían, su objetivo había sido minuciosamente estudiado. Por ello, eligieron un acontecimiento de repercusión mediática mundial que llevara hasta el gran público la necesidad de crear una conciencia activa a favor de la igualdad de derechos sociales para los negros.  Su postura supuso una afirmación y  el refuerzo de valores adquiridos a través de las corrientes de Luther King y Malcolm X, yendo un paso más allá: retando a los medios, que fueron los verdaderos vehículos transmisores de su mensaje. Sin el impacto de la imagen televisiva, su hazaña hubiera quedado en algo menos que un gesto anecdótico.



jueves, 4 de octubre de 2018

ASTURIAS: TIERRA DE RESISTENCIA Y SOCIALISMO

Empezaba a amanecer en el horizonte
cogimos todos los picos y las fiambreras
para sacar el carbón del monte
y llevarlo a la cuenca minera

íbamos todos juntos cantando
no llevábamos armas
sólo llevábamos la razón y los puños

Todos nos unimos como hermanos
y entre todos creamos un breve utopía
donde revindicamos nuestros derechos

de ganar nuestros sustento con nuestras manos
de que en nuestras vidas hubiera una leve mejoría
de tener garantizado pan, trabajo , libertad y techo

muchos cayeron muertos en la tierra fría
otros muchos fueron encarcelados
entre los barrotes de la injusticia

Nada ni nadie ha sido olvidado
seguís en nuestra memoria, compañeros
hijos del carbón, el frío y el acero