viernes, 5 de julio de 2013

EL PERIODISMO ES REVOLUCIONARIO

Decía Orwell que en un mundo de mentiras decir la verdad se convierte en un acto revolucionario. Por desgracia, los propios estados que se autodenominan "democráticos" han transformado el periodismo y a los periodistas en una mercancía más, en una burla grotesca, en otra forma de conseguir beneficio desprestigiando la esencia de esta profesión.

Existen leyes que permiten ejercer libremente nuestra profesión periodística. Sin embargo, vivir en un régimen democrático no significa tener garantizado el completo y correcto ejercicio de la libertad de expresión: La censura, en un régimen democrático, suele llevarse a cabo, principalmente, informando de forma interesada y silenciando hechos y voces críticas que puedan estorbar, molestar o perjudicar los intereses económicos o políticos de entidades o personas.

Sumergidos en este océano de individualismo, de egoísmo puro, de materialismo arcaico y deprimente, donde el pensamiento crítico es silenciado por los muros de la necedad, del dinero y de la necesidad de ser "políticamente correcto"; como periodista, como escritor y como revolucionario tengo la imperiosa necesidad de alzar la voz contra las murallas de la censura, del egoísmo, de la estupidez, de la propaganda que realizan los Medios de Comunicación, ahora convertidos en grandes empresas con fines lucrativos que han prostituido hasta la saciedad la esencia con la que nació el periodismo: la labor didáctica de enseñar a la gente que puede vivir en democracia, que puede vivir en libertad, que puede desarrollar un pensamiento crítico y propio, que el ser humano tiene derecho a adquirir libremente información para que libremente pueda tomar sus decisiones.

Es más que probable que, por acción u omisión, estemos creando un mundo de personas sin dignidad, entregadas a la servidumbre voluntaria; que seguramente sea una de las formas más despreciables de esclavitud.

Pero ante este panorama, no queda sino batirnos, combatir hasta alcanzar la victoria, luchar por conseguir un periodismo revolucionario que eduque a la gente, que les ayude a generar un pensamiento crítico, que les permita adquirir la imperiosa necesidad de leer, de preguntarse, de aprender, de dialogar, de organizarse, de defender sus derechos, de luchar para conquistar nuevos derechos, de generar una rebeldía.

Pero que esa rebeldía no sea un grito en un desierto, sino un grito de la inteligencia y de la voluntad que dice que nos resignamos, que no acatamos sus decisiones. Y para ello, el periodismo tiene que cumplir esa labor: crear un pensamiento crítico en la gente.

Los periodistas, como sucedía en la antigüedad, al escribir debemos ceñirnos el relato de los acontecimientos y dar veracidad a estos: para ello, el periodista debe dar un relato fiel de los hechos, evitando crear propaganda o entretenimiento, creando una sociedad bien informada que sepa detectar las verdades y distinguirlas de las mentiras.

Para que exista la veracidad, el periodista debe ser objetivo, evitando los juicios personales, manteniendo la estructura de pirámide invertida a la hora de elabora una noticia e intentando no tomar partido públicamente sobre los hechos históricos que estaban cambiando el mundo.

Durante el siglo XX se reivindicó la figura del periodista como una figura capaz de transmitir información de forma objetiva, sin doblegarse a los intereses empresariales, creando dos posiciones enfrentadas: el periodismo de verificación frente al periodismo de interpretación opinativa.

Para evitar que el periodismo acabe convirtiéndose en un instrumento adoctrinados más que refuerza un determinado interés político o económico, el periodismo de verificación cumple cinco conceptos que forman las bases de las disciplinas de verificación:
  • no añadir más de lo que cuentas ( transcribir directamente lo que tus fuentes te han contado)
  • no engañar al lector (transcribir los hechos sin interpretaciones personales y sin omitir detalles o reescribir la historia),
  • la trasparencia del método ( indica respeto por parte del periodista al público, mostrando los motivos cívicos del periodista y demostrando que no existe una intención personal a la hora de transmitir información),
  • la originalidad: es decir, tomar la iniciativa y realizar tu propio trabajo
  • la humildad: saber admitir los errores y nuestras propias limitaciones
Para que le periodista pueda dar una información veraz, se han creado varias técnicas para conseguirla:
  • edición escéptica: permite cuestionar la veracidad y claridad de un artículo sin poner en duda el trabajo del periodista; es decir, se valora si faltan datos, si son reales…
  • test de veracidad: permite saber los apoyos que tiene esa noticia, si se ha verificado, si hay material de apoyo, si es imparcial y objetiva, si falta algo, si las citas son exactas…
  • no dar nada por sentado: tener el beneficio de la duda y preguntarse siempre por los hechos acontecidos
  • el lápiz rojo de Tom French: verificar y revisar el trabajo periodístico, haciendo aclaraciones y comprobando que están todos los datos
  • fuentes anónimas: preguntarse qué conocimiento tiene sobre el suceso en cuestión y los motivos por los que nos lo cuenta
Puesto que el periodismo es un trabajo en equipo, no solo el periodista debe cumplir todo lo descrito anteriormente. Los editores deberán mediar entre los partidarios de la censura y aquellos que defienden una libertad de expresión a ultranza; los reporteros deben limitarse a informar, evitando su punto de vista y sus prejuicios, buscando así la objetividad a la hora de realizar la noticia, y, por último, los ciudadanos deben reclamar a los periodista que hagan bien su trabajo porque una sociedad bien informada es sinónimo de una sociedad libre y democrática.


Vivir en un régimen democrático no significa tener garantizado el completo y correcto ejercicio de la libertad de expresión

Ver más en: http://www.20minutos.es/carta/555052/0/censura/prensa/democracia/#xtor=AD-15&xts=467263
Vivir en un régimen democrático no significa tener garantizado el completo y correcto ejercicio de la libertad de expresión. En un sistema democrático, lamentablemente, también existe la censura, aunque ésta se ejerza de una forma más sutil y solapada que en los regímenes totalitarios. La censura, en un régimen democrático, suele llevarse a cabo, principalmente, informando de forma interesada y silenciando hechos y voces críticas que puedan estorbar, molestar o perjudicar los intereses económicos o políticos de entidades o personas.

Ver más en: http://www.20minutos.es/carta/555052/0/censura/prensa/democracia/#xtor=AD-15&xts=467263
Vivir en un régimen democrático no significa tener garantizado el completo y correcto ejercicio de la libertad de expresión. En un sistema democrático, lamentablemente, también existe la censura, aunque ésta se ejerza de una forma más sutil y solapada que en los regímenes totalitarios. La censura, en un régimen democrático, suele llevarse a cabo, principalmente, informando de forma interesada y silenciando hechos y voces críticas que puedan estorbar, molestar o perjudicar los intereses económicos o políticos de entidades o personas.

Ver más en: http://www.20minutos.es/carta/555052/0/censura/prensa/democracia/#xtor=AD-15&xts=467263

1 comentario:

  1. Tienes razón. Todo lo que desentona en el rebaño de ovejas revoluciona lo establecido. Nada desentona más en un mundo de falsedades artificiosas que la pura y simple verdad
    Alfonso J. Vázquez

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