Uno de
los principales problemas económicos que padece España es la obtención de
materias primas para elaborar manufacturas. Para ello, recurre a la importación
de otros países en vez de autoproducirlas. No es porque no tiene los recursos
ni la maquinaria necesaria sino que lastra un problema desde el siglo XIX: el
latifundio.
Por
otra parte, hay que añadir la falta de espíritu emprendedor por parte de los
propietarios, que se dedican a vivir de las rentas sin sacar el máximo
beneficio a sus tierras, provocando un éxodo masivo de trabajadores, reduciendo
el número de trabajadores y abandonando zonas que pueden sacar un rendimiento
económico a través de la innovación.
El
latifundio es una consecuencia de la expansión y las conquistas de la corona de
Castilla en la época de Fernando III en el siglo XIII. Surge como consecuencia de una ocupación de
estados ya consolidados en un corto periodo de tiempo y podemos definirlo como
el pago a los servicios prestados por los diversos señores feudales por sus
conquistas en nombre de la corona de Castilla.
El
atraso tecnológico y económico del latifundio actual proviene de las masivas
migraciones a América durante el siglo XV- XVII así como del deterioro del comercio
con América en el siglo XIX y el fracaso de las políticas desamortizadoras de
Madoz y Mendizábal, quienes vendieron las tierras de la Iglesia con el fin de
repartir tierras a los campesinos para mejorar la situación económica de
España, que se fundamentaba principalmente en la agricultura. El resultado de
dichas políticas fueron las desapariciones de las tierras comunales de la
iglesia, la conversión de miles de agricultores en jornaleros sin tierra y una
dejadez por parte de la burguesía, la cual, en vez de intentar crear riqueza
con la implantación de maquinaria o nuevas tecnologías agrarias ( como el
sistema Norfolk de rotación de cultivos frente al barbecho), se acomodaron en su posición de terratenientes y
se dedicaron a vivir de sus rentas, sin
dar incentivos o mejorar las condiciones de sus jornaleros para que
estos pudieran sacar un mayor rendimiento y, por tanto, una mayor riqueza, a
las tierras.
Otro
problema del latifundio en Andalucía fue la implantación del monocultivo y todo
lo conlleva, el paro estacional (si toda la tierra está dedicada al
monocultivo, como, por ejemplo, la recogida de la aceituna, existe una estación
en la que los jornaleros pueden trabajar mientras que el resto del año están en
paro y son forzados a la emigración a otras zonas como, por ejemplo, Cataluña)
El cooperativismo es
un movimiento económico y social que defiende
la cooperación de sus integrantes (productores y consumidores) basándose en el Apoyo mutuo (trabajar en grupo para la solución de
problemas comunes), el Esfuerzo propio (la motivación, la fuerza de voluntad de
los miembros con el fin de alcanzar metas previstas), la Responsabilidad ( sentir un compromiso social con los propios cooperantes)
la Democracia directa ( la toma de decisiones colectivas mediante la participación
y el protagonismo de los propios jornaleros en la gestión de la cooperativa),
la igualdad (todos los asociados tienen iguales deberes y derechos), la
equidad( una justa distribución de los excedentes entre los miembros de la
cooperativa) y la solidaridad ( es decir, el apoyo y la cooperación en la
solución de problemas de los asociados, la familia y la comunidad).
El ejemplo más famoso de la pugna entre cooperativismo y el latifundismo se
da en Andalucía, destacando el pueblo sevillano de Marinaleda, el cual lleva
más de treinta años fomentando el modelo cooperativista, con estos resultados
económicos:
- La mayor parte de la economía local gira en torno a la cooperativa popular, instalada en una granja de la localidad donde son cultivadas y se hacen conservas de alcachofas, pimiento y otras legumbres.
- El salario de todos los trabajadores, sin importar cuál sea su puesto, es de 47 euros por jornada, seis días por semana, a razón de 1.128 euros al mes por 35 horas semanales. Los gastos no son muy elevados como el precio del alquiler de la tierra. Además se calcula que unos 600 de sus 2700 habitantes disfrutan del PER. Se trata de uno de los únicos lugares en España en el que la tasa de paro es prácticamente cero y además la localidad consigue dar trabajo a vecinos de otros municipios.
- Los beneficios de las cooperativas son empleados para financiar otras acciones.
- Marinaleda ha llevado a cabo una peculiar gestión urbanística, una excepción local dentro de la crisis de la vivienda que actualmente tiene lugar en España derivada de la especulación inmobiliaria. Llegó a protagonizar noticiarios de toda España cuando se conoció la noticia de que era posible tener casa en este pueblo por no más de 15 euros al mes, ayudando uno mismo a la construcción de su vivienda. Éste constituye otro de los éxitos de la administración y del sistema organizativo de Marinaleda. Consiste precisamente en haber sabido organizar la distribución del suelo de forma que se evite la especulación y el precio de las viviendas sea el justo. Un tercio del territorio municipal ha sido adquirido bien mediante la compra o bien mediante las expropiaciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento. El alquiler de las casas alcanza el precio de 15,52 euros por mes. El Ayuntamiento ofrece a aquellos que lo necesitan un terreno y proporciona mediante ayudas los materiales necesarios para la construcción de la vivienda que realizan los propios inquilinos o bien éstos pagan a alguien que les remplace. Los obreros que construyen la casa son albañiles profesionales contratados por el ayuntamiento que asesoran a los vecinos y realizan los trabajos más complicados. Los futuros vecinos no saben cuál del grupo de casas que se construyen será la suya en el futuro. El Ayuntamiento percibe los beneficios que las plusvalías puedan entrañar.
Fuente: página web del ayuntamiento de Marinaleda
La principal lucha
del cooperativismo en Andalucía es la lucha por la tierra a través de las
diversas ocupaciones de latifundios y su transformación en cooperativas
dirigidas por los propios jornaleros. Las propias cooperativas son industrias transformadoras
cuyo fin es la autonomía alimentaria y la mejora de las condiciones laborales
de los jornaleros. Para ello, los jornaleros organizados en sindicatos como el
SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), los cuales mediante acciones de
desobediencia civil y la no violencia se han hecho oír mediante la ocupación de
bancos, aeropuertos y otros edificios públicos reclamando el cooperativismo
frente a los subsidios del gobierno, como el Plan de Empleo Rural (PER),
alegando que no necesitan caridad sino tierras para ser autosuficientes.
Fuente: página web del Sindicato Andaluz de Trabajadores
Después
de haber definido qué es el latifundio y el cooperativismo, plantearemos las ventajas
del cooperativismo frente al latifundismo:
- El latifundio aboga por el monocultivo mientras que el cooperativismo defiende el policultivo: Al haber más variedad de productos, la tierra puede ser trabajada durante más tiempo y los trabajadores pueden tener un empleo más estable debido a que cada estación cultivan un producto diferente, por tanto, el trabajo es continuo
- si el trabajo es continuo, el paro estacional que acarreaba el monocultivo de la aceituna, desaparece, creando más población activa que contribuye económicamente generando riqueza
- Al existir más variedad de productos, la gente no tiene que emigrar puesto que tiene un trabajo asegurado en el campo y se convierte en un eslabón de producción
- A través del cooperativismo, se ha desarrollado una industria agropecuaria donde se fabrican conservas de productos agrícolas
- En vez de mantener la tierra en barbecho, pueden utilizarse nuevos sistemas de producción agrícola como el sistema de rotación de cultivos (sistema Norfolk)
- Si los trabajadores se supervisan mutuamente e imponen sanciones graduales de forma consistente, se pueden eliminar conductas parasitarias.
- Un sistema de “supervisión colectiva” es más eficaz y eficiente que uno externo y represivo.
- Los propios trabajadores saben las capacidades productivas reales de sus compañeros y no es necesario compensarles por las tareas de supervisión.
- Una parte del excedente de la cooperativa al final del año fiscal es generalmente dividido entre ellos, en algunos casos en cantidades iguales y otros según el número de días trabajados.
- Las empresas autogestionadas pueden ofrecer un incentivo muy importante: al ser el trabajador copropietario de la empresa corporativizada puede incentivarle para sacar un mayor rendimiento
- La participación de los trabajadores puede y a menudo mejora la productividad
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