Se realiza tras la llegada de la muerte del carnaval el miércoles de ceniza.
En la antigüedad, cuando se comía de vigilia toda la cuaresma, se acostumbraba a enterrar una canal del puerco a que la que se daba el nombre de sardina, cuyo uso se ha corrompido, puesto que lo que prohíbe la cuaresma es comer carne.
Por eso se celebran los carnavales como fiesta de desinhibición antes de la cuaresma.
Antes rompían marcha bailando disfrazados con pieles de animales postizas. Entonaban cánticos, luego bebían vino y terminaban incinerando y enterrando la sardina.
Finalmente, un gran coro de vírgenes dando vueltas se llevaba el ataúd.
El entierro de la sardina en Madrid
Los castizos cofrades (miembro de una cofradía) visten capas negras y chisteras
(sombrero de ala estrecha y copa alta, casi cilíndrica y plana por arriba), dedicando la mañana y parte de la noche a comer. Luego, encabezando una comitiva, jalonada de estandartes donde meten la sardina, la llevan a la pira y la incineran para después enterrarla.
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