martes, 31 de enero de 2012

LA RUPTURA DE LA CRISTIANDAD: LA REFORMA PROTESTANTE Y LA CONTRARREFORMA CATÓLICA

Pese al optimismo de los humanistas y la positiva coyuntura de siglo, la vida era muy corta y la muerte omnipresente. Comparada con la vida eterna, la terrenal carecía de valor, por lo que el objetivo era la salvación según la doctrina cristiana. precisamente la obsesión por la salvación está en la base de la Reforma, pues constituye el eje central de la doctrina de Martín Lutero, el principal de los reformadores.



La vida de un mundo sacralizado y la religiosidad popular

La mentalidad del antiguo régimen er amuy distintas: la mentalidad colectiva de la vida era vista sólo como la antesala de una vida futura. La muerte siempre estaba presente ya que la esperanza d evida era muy corta y el objetivo supremo era conseguir la salvación.

La sacralización de la existencia es la subordinación de la vida terrena a la vida considerada como eterna y toda Europa estaba fuertemente sacralizada empezando por la referencia cronológica que estaba vinculada a las creencias ya desde el siglo VI comenzando a generalizarse el uso de la "era cristiana" iniciada en el al año del nacimiento de Cristo. En el 1582 se empezó a utilizar en la Europa católica el calendario gregoriano, establecido por el papa Gregorio XIII y que finalmente el mundo protestante también acabaría aceptando.

Todas las festividades del calendario eran de carácter religioso: los santos del día se utilizaban par fechar cartas, contratos civiles y mercantiles, escritura del censo, etc. En el mundo protestante había menos festividades religiosas.

Desde el nacimiento hasta la muerte, la Iglesia regulaba los diversos momentos y circunstancias a través de los sacramentos, gracias a los cuales, existen una una fuente demográfica como los libros parroquiales que servían también para vigilar que se cumpliera con las prácticas religiosas, y en su caso reconvertir cuando se hacía redundando en un enorme poder del Clero.

Ars Moriendi


La religiosidad popular

Podemos distinguir dos claras mentalidades y culturas: las masas iletradas y las élites formadas.

El carácter transitorio de la existencia y objetivo esencial de la misma centrado en la salvación llevaban a una valoración de la muerte muy diferente: la despojaban del carácter excepcional. Como el objetivo supremo era la salvación, toda la existencia y actividad humana se dotaban de protecciones y seguridades para conseguir el objetivo empezando por el nombre que suponía la elección de un protector, sobre todo se elegía el nombre de los apóstoles o santos entre los hombres (más frecuentes Juan y Pedro) y entre las mujeres el nombre de la Virgen y su familia (María, Ana o Isabel), y era por tanto habitual, el uso de motes entre los hombres para distinguirlos.

Había otras protecciones como los santos patronos de las ciudades o de los oficios. Toda protección era poca para prepararse para el momento decisivo de la muerte y aún así buen parte de los creyentes tenían que expiar sus pecados durante un tiempo en el purgatorio. La existencia precisamente de esta iglesia purgante permitía prolongar al más allá la mediación clerical a travé de las indulgencias que tanto contribuyeron a la reforma de Lutero. Por otro lado una práctica más frecuente en el mundo protestante era la quema de brujas, en el mundo católico esta práctica no existía gracias a la Inquisición y a la protección de los santos.


Prácticas religiosas de las minorías cultas

Las gentes cultas criticaban habitualmente las prácticas religiosas de las masas teñidas de superstición, peregrinaciones, romerías, procesiones, penitencias públicas, tráfico de indulgencias, etc. Frente a estas prácticas proclamaban una religiosidad más íntima y personal, sin tantas mediaciones y centrada en la figura de cristo. Así lo hicieron los reformadores de los siglos XV y XVI, llegando al máximo en el período de la Ilustración.

Los dos culturas

Aparte de la religión, la existencia de dos culturas básicas, la de las masas iletradas y la de las élites formadas se manifiesta también en el terreno más propiamente cultural y se basa en el estudio de la alfabetización de las gentes. Para ello, se utilizó el tanto por ciento de la población que sabía firmar, si bien esto no implica que supieran escribir.  Un ejemplo fue Castilla la Nueva. En el mundo protestante debido al acercamiento personal a la Biblia el nivel de alfabetización fue superior, por ejemplo en Ginebra, la ciudad de Calvino, la enseñanza elemental se hizo obligatoria para todos por lo que excluía el analfabetismo.

Características de la cultura popular

La cultura entre las clases populares se transmitía básicamente de forma oral, la charla familiar, en el trabajo, en la taberna o en la iglesia era mucho más frecuente que en la actualidad. Todos los conocimientos orales que se habían ido transmitiendo de generación en generación se habían ido codificando en dichos y refranes que las élite culturales despreciaban.

Otras formas de transmisión oral de la cultura eran a través de la lectura en voz alta, copias de ciegos y pliegos de cordel o almanaques. Nada igualaba, sin embargo, a la enorme capacidad de las iglesias tanto católicas como protestantes en el dominio del menaje oral utilizando el púlpito y el confesionario.

La cultura libresca: la educación

Es difícil trazar la línea divisoria entre la cultura popular y la de las élites, ya el elemento esencial para diferenciarlas es el uso habitual de libros y textos escritos. El uso habitual de libros sería frecuentes entre ciertas profesiones como médicos, abogados, catedráticos y estudiantes universitarios que ya presupone para éstos el uso habitual de libros durante toda su vida.

También podemos medir esta cultura por la tenencia de bibliotecas y colecciones artísticas que están en manos de las élites de la nobleza y la Iglesia, como por ejemplo en España donde la Biblioteca del Conde de Condonar en Valladolid contaba en el siglo XVII con unos 15000 volúmenes o la Biblioteca real. Pero la gran revolución en el ámbito cultural es la aparición y difusión de la imprenta, ya que sólo gracias a ella, fue posible la enorme difusión de la Reforma protestante con la edición de miles de ejemplares de biblias. También fue posible la parición de grandes éxitos editoriales de algunos libros destacados. No obstante, esta difusión del libro tenía sus límites debido al elevado precio y control que ejercían sobre ellos los poderes civiles y eclesiásticos, siempre temerosos de sus contenidos. También limitaba la difusión el uso frecuente del latín (en textos eclesiásticos el uso del latín siguió presente hasta el Concilio Vaticano II), por este motivo era esencial una buena enseñanza que dependía, en gran medida del nivel social, la pertenencia a la monarquía y la nobleza o a quien pudiera permitírselo económicamente ya que se recurría a preceptores privados que se encargaban de la educación de sus pupilos dentro del hogar.

Para los nobles o gentes de buena posición que no quisieran o no pudieran permitirse un preceptor existían escuelas y colegios. Para el resto de la gente que estudiaba (que no debía ser un porcentaje muy elevado), existían las escuelas municipales en el ámbito privado o de la iglesia. en un primer nivel se encontraban las escuelas de primeras letras donde se enseñaba a leer y escribir, aritmética sencilla y catecismo, y luego existía un 2 º nivel, aún más restringido, formados por las escuelas de latinidad y de gramática.

En los niveles previos a la universidad, los gobiernos centrales no comenzarían a organizar y dirigir la enseñanza hasta finales del siglo XVIII, como consecuencia de los programas ilustrados y su marcada preocupación por la educación. Para las niñas la educación era muy básica salvo excepciones y se realizaba en casa o en un convento, lo que no evitaba que los niveles de analfabetismo fueran muy superiores al de los hombres.

El nivel más alto de la educación lo constituían las Universidades que experimentaron un gran crecimiento a comienzos de la Edad Moderna debido a la Reforma y por la fuerte demanda de juristas por parte de las nuevas monarquías del Renacimiento. Las facultades de Arte y Filosofía eran de carácter menor y las Facultades de Teología, Medicina y Cánones y Leyes eran las de carácter mayor.

No obstante las Universidades eran instituciones muy vinculadas a la escolástica medieval y poco abiertas a los cambios que tuvieron lugar en la ciencia y el conocimiento a lo largo de la Edad Moderna, por ello, salvo excepciones, muchas de las aportaciones humanísticas y avances científicos tuvieron lugar fuera de ellos en Centros como las Academias que surgen en los primeros siglos de la Edad Moderna.


Crisis de la religiosidad medieval y primeras tentativas reformistas

Desde la Baja Edad Media existía un descontento generalizado con la Iglesia, los papas, el clero o las prácticas religiosas, acompañado con el deseo de volver a las enseñanzas genuinas del evangelio, sin añadidos posteriores. La decadencia del papado ya se había hecho notar con la prolongada estancia de la sede en Aviñon (1309-77), y el cisma posterior (1378-1417). El concilio de Constanza (1414-1418), tampoco sirvió para consolidar su autoridad y prestigio ni tampoco los papas del Renacimiento, preocupados sólo por su poder temporal y demasiado mundano. En los siglos XIV y XV, los concilios superaban la autoridad del papa, y buen parte de las Iglesias europeas aspiraban a la independencia del poder de Roma.

El regalismo se extendió y emprendió un papel decisivo en la Reforma. Este consistía en la pretensión de los reyes de gobernar sus iglesias, quedarse con una parte conspicua de sus rentas e impedir las injerencias de un poder externo como el del papa. Los monarcas (empezando por los reyes Católicos) presionaban y, en ocasiones amenazaban a los papas. En Francia fue el galicanismo (por las iglesias galas) y en Inglaterra llegó a surgir una Iglesia separada de Roma sin Papa, la anglicana.

En Alemania también había fuerte pretensiones regalistas. la opresión a Roma servía de aglutinante de un incipiente sentimiento de germanidad, trufado también de xenofobia. Para muchos alemanes, el papa era un opresor de las libertades germánicas. En otras partes de Europa también se veía como una figura extraña y lejana, ajenas a su país e interesada en las rentas ahí obtenidas. No faltaron imágenes ridículas, panfletos o escrito denigratorios.

El desprestigio también afectaba a los eclesiásticos, no sin razón, pues muchas jerarquías de la Iglesia eran esencialmente señores temporales, preocupados por el poder y las rentas, con vidas poco ejemplares. Un claro ejemplo fue el cardenal Alessandro Farnase, nieto del papa Paulo III, que en el 1556, era titular de 10 obispados, 26 abadías y 133 beneficios inferiores. A muchos les faltaba formación y les sobraba interés por lo material, formando degradación de la creencia y la práctica religiosa. el absentismo en sus obligaciones también formaba parte de sus quehaceres. La creencia de la mayoría de las gentes en reliquias, la preocupación por atesorar indulgencias, las peregrinaciones (a veces pintorescas), las romerías, los disciplinantes y otra serie de prácticas habían desplazado lo esencial de la fe y la experiencia religiosa.

La obsesión por la salvación benefició a la Iglesia, creándose un auténtico tráfico de indulgencias, que tanta importancia tendría en la denuncia inicial de Lutero. Las indulgencias llegaron a experimentar extremos ridículos, como acudir a Halle, que contaba con una formidable colección de reliquias, y donde uno podía llegar a ganar 39 millones de días de indulgencia. Estas se ganaban con una serie de medios, como los actos de piedad o el desembolso de dinero. También había indulgencias especiales, que reyes, nobles, obispos u órdenes religiosas trataban de conseguirlas para venderlas a  posteriori.

Los banqueros intervenían en este negocio, que movía numerosas sumas de dinero y tuvo gran importancia en la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, pues el Papa, en última instancia, era el gran beneficiado de un tráfico que,a demás de su tesoro aumentaba su desprestigio y la idea de su avidez recaudatoria.

Esta religiosidad tan viciada se vio acompañada por un clima apocalíptico desde el comienzo del siglo XVI sobre todo en Alemania: la idea del fin del mundo y el juicio final inminente incrementaba la conciencia del pecado y un temor a Dios como temible juez. El anticristo, según el Apocalipsis, se vio retratado múltiples veces en diferentes personas. Lutero lo identificó con el Papa, pero también con el reformador radical Thomas Müntzer, de la misma forma que los católicos lo harían con Lutero.

La Biblia se convirtió en el producto estrella de las imprentas, siendo uno de los objetivos de los humanistas la depuración lingüística de su textos.


Erasmo de Rotterdam

Los grandes humanistas vacilaron ante la Reforma, tal vez porque eran, sobre todo, europeos universalistas. Entre ellos estaba Erasmo, quien estudió en Francia, en Inglaterra y en Italia, fue pensionado por Carlos V en los Países Bajos, en 1521, y finalmente, decidió instalarse en Basilea.
 
Simbólica trayectoria de un espíritu que busca un centro donde fijarse y que lo halla en el cruce de los caminos europeos, Basilea. Su espíritu conciliador, pero sobre todo su creencia en el libre albedrío del hombre, que es condenado por la teoría de predestinación de los reformadores, le impiden romper con Roma. Sin embargo, para conseguir transformar no solamente las almas, sino el sentido de la época, hubiera sido necesario un temperamento más apasionado y más vivo que el suyo.

Es posible que para describir el ambiente que provocó el movimiento religioso que se conoce como La Reforma, no exista un texto más decidor que el que escribió, en latín, Desiderio Erasmo, en 1511, en solo siete días, durante los cuales fue huésped de Tomas Moro, autor del célebre libro "Utopía". Erasmo tituló al suyo, no menos elogiado que Utopía, Elogio a la locura.

En un párrafo de su Elogio a la Locura, Erasmo, escribió:

"Mirad a vuestro alrededor: los Papas, los reyes, los jueces, los magistrados, los amigos, los enemigos, los grandes y los pequeños, todos tienen un solo móvil: la sed de oro". El Papa León X leyó el texto completo y lo celebró con carcajadas, pese a que estaba lleno de tan tajantes ataques a todo lo establecido y de las agudas ironías sobre modo de vivir de la sociedad de ese tiempo
Erasmo de Rotterdam

En el siglo XVI una parte muy importante de Europa, se había sustraído a la autoridad del Papa, porque los reformistas querían rescatar el ideal evangélico, que había sido traicionado por la Iglesia de Roma, que no renunciaba a su grandeza temporal ni corregía el sistema de nombramientos para las altas funciones eclesiásticas. Y todo ello, pese a que tales manifestaciones se iniciaron al comienzo del siglo XV.

La figura de Martín Lutero

Martín Lutero, monje agustino, que sufría una larga crisis religiosa al no admitir la idea de un Dios vengativo, encontró el remedio en la lectura de la Epístola a los romanos, de San Pablo; el texto que, al fundamentar la salvación en la fe, iba a ofrecer a las iglesias protestantes una teología, una moral y una mística. Lutero se sumergió en la lectura de la Biblia y enseñó su doctrina en la Universidad de Witenberg, época en la que los dominicos predicaban la indulgencia concedida por León X para la reconstrucción de San Pedro, es decir, la remisión de los pecados o la reducción de las penas para las almas del purgatorio a cambio de la entrega de sumas de dinero.

En un escrito redactado en latín, con un público reducido, expuso su concepto de la justificación (salvación del hombre) por la fe, en virtud d elos méritos de Cristo en la cruz (basado en san Pablo y san Agustín) y criticaba el engaño que se hacía a los fieles con las indulgencias, dada la incapacidad de la jerarquía para borrar las penas del Purgatorio.

Martin lutero

El nuevo y revolucionario invento de la imprenta consiguió que el texto estuviese difundido en cuestión de semanas. Preocupado ante una inesperada repercusión , Lutero redactó escritos en alemán y latín en los que expresaba su sumisión a la iglesia de Roma, e insistía en que era una discusión meramente académica.

El 31 de octubre de 1517, Lutero fijó públicamente sus 95 tesis contra el principio y la práctica de la indulgencia. Las tesis promovían los argumentos de Lutero contra lo que él consideraba un abuso de la práctica del clero al vender indulgencias plenarias, certificados que, según las creencias católicas, reducen el castigo temporal del purgatorio por los pecados cometidos por los compradores o sus seres queridos.

Lutero vio que el comercio de indulgencias era totalmente injustificado por la Escritura, la razón o la tradición, esto alentaba a las personas en su pecado y apartaba su mente de Cristo y del perdón de Dios. Fue en ese punto que la teología de Lutero se vio fuertemente relacionada con la de la iglesia. El Papa reclamó la autoridad “para cerrar las puertas del infierno y abrir la puerta del paraíso”. Un monje obscuro desafió esa autoridad. Sus contemporáneos supieron de inmediato que Lutero había tocado el nervio expuesto tanto de la jerarquía de la iglesia como de la práctica diaria de la Cristiandad.

A comienzos de 1520, Lutero expuso sus doctrina del principio del sacerdocio universal, la reducción del número de sacramentos a tres y, junto a la libertad cristiana del hombre interior, la necesidad de una ortodoxia, de una Iglesia y de una disciplina política. "A la nobleza cristiana de la nación alemana" se convirtió en una de las obras más importantes de Lutero

La bula Exxurge Domine del papa León X (15 junio 1520) condenaba 41 de las proposiciones de Lutero: esto provocó diverso incidentes en Alemania, como la quema de la bula y los principales libros canónicos. La bula Decret Romanun Pontifices en 1521 excomulgó a Lutero y lo declaró hereje.

Las 95 tesis

Por amor a la verdad y el deseo de sacarla a la luz, las siguientes proposiciones serán discutidas en Wittenberg, bajo la presidencia del Reverendo Padre Martín Lutero, Maestro de Artes y de Sagrada Escritura, y Profesor Ordinario en esta última disciplina y en este mismo lugar. Por lo tanto, pide que aquellos que no pueden estar presentes y debatir oralmente con nosotros, aunque ausentes, puedan hacerlo por carta.

En el Nombre nuestro Señor Jesucristo. Amén.
  1. Nuestro Señor y Maestro Jesucristo, cuando dijo “haced penitencia”, quería que toda la vida de los creyentes fuera arrepentimiento.
  2. Esta palabra no puede ser entendida como la penitencia sacramental, es decir, la confesión y la satisfacción, que es administrada por los sacerdotes.
  3. Sin embargo, no sólo significa el arrepentimiento interior; No, no hay arrepentimiento interior sino obran exteriormente diversas mortificaciones de la carne.
  4. Por lo tanto, la pena del pecado continúa mientras perdure el odio a sí mismo. Porque éste es el verdadero arrepentimiento interior, y continúa hasta nuestra entrada en el reino de los cielos.
  5. El papa no tiene la intención de remitir, y no puede remitir ninguna penalidad que no sea la que él ha impuesto ya sea por su propia autoridad o por la de los Cánones.
  6. El papa no puede remitir ninguna culpa, sino declarando que ha sido remitida por Dios y asintiendo a la remisión de Dios; Aunque, ciertamente, puede conceder la remisión en los casos reservados a su juicio. Si se desprecia su derecho a conceder la remisión en tales casos, la culpa seguiría siendo totalmente imperdonable.
  7. Dios no remite la culpa a nadie a quien no humilla antes, y somete lo al sacerdote, Su vicario.
  8. Los cánones penitenciales se imponen sólo a los vivos y, según ellos, nada debe imponerse a los moribundos.
  9. Por lo tanto, el Espíritu Santo en el papa es amable con nosotros, porque en sus decretos siempre hace excepción y nos beneficia en caso de muerte y necesidad.
  10. Ignorantes y perversos son los hechos de aquellos sacerdotes que, en el caso de los moribundos, reservan penitencias canónicas para el purgatorio.
  11. Este cambio de la pena canónica a la pena del purgatorio es evidentemente una de las cizañas que fueron sembradas mientras los obispos dormían.
  12. En épocas anteriores las penas canónicas se impusieron no después, sino antes de la absolución, como pruebas de la verdadera contrición.
  13. Los moribundos son liberados por la muerte de todas las penas; Ya están muertos a las reglas canónicas, y tienen derecho a ser liberados de ellos.
  14. La salud imperfecta (del alma), es decir, el amor imperfecto, de los moribundos trae consigo, por necesidad, gran temor; Y cuanto menor es el amor, mayor es el temor.
  15. Este temor y horror es suficiente por sí solo (para no decir nada de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, ya que está muy cerca del horror de la desesperación
  16. El infierno, el purgatorio y el cielo parecen diferir como la desesperación, la causa de la desesperación, y la seguridad de la salvación.
  17. Con las almas en el purgatorio parece necesario que el horror crezca menos y que el amor aumente.
  18. No parece probado, ya sea por razón o por Escritura, que estas almas estén fuera del estado de mérito, es decir, de amor creciente.
  19. Una vez más, no parece probado que las almas en el purgatorio, o al menos algunas de ellas, tengan total certeza de su propia bienaventuranza, aunque nosotros podamos estar bastante seguros de ello.
  20. Por tanto, cuando el papa habla de “remisión plenaria de todas las penas”, no significa simplemente el indulgencia de “todas ellas”, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
  21. En consecuencia, yerran los predicadores de las indulgencias, pues dicen que por las indulgencias del papa un hombre es liberado de todo castigo, y salvado.
  22. Así pues, el papa no remite ninguna pena a las almas en el purgatorio que, según los cánones, habrían tenido que pagar en esta vida.
  23. Si es posible conceder a cualquiera la remisión de todas las penas, esta remisión sólo puede concederse a los más perfectos, es decir, a los pocos.
  24. Esto necesita, por lo tanto, que la mayor parte de la gente sea engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de la pena.
  25. El poder que el papa tiene, en general, sobre el purgatorio, es igual que el poder que cualquier obispo o cura tiene, de una manera especial, dentro de su propia diócesis o parroquia.
  26. El papa hace bien cuando concede la remisión a las almas (en el purgatorio), no por el poder de las llaves (que él no posee), sino por vía de la intercesión.
  27. Doctrina de hombre la que dice que tan pronto como una moneda entra en la caja de dinero, el alma sale volando (del purgatorio).
  28. Es cierto que cuando la moneda entra en la caja de dinero, la ganancia y la avaricia pueden aumentar, pero el resultado de la intercesión de la Iglesia está solamente en el poder de Dios.
  29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.
  30. Nadie está seguro de que su propia contrición es sincera; Mucho menos de que él haya la remisión completa.
  31. Raro como es el hombre que es verdaderamente penitente, es también el hombre que verdaderamente compra indulgencias, es decir, tales hombres son los más raros.
  32. Serán condenados eternamente, junto con sus maestros, los que se creen seguros de su salvación porque tienen cartas de indulgencia.
  33. Los hombres deben estar en guardia contra los que dicen que el indulgencia del papa es ese inestimable don de Dios por el cual el hombre se reconcilia con Él.
  34. Porque estas “gracias del indulgencia” sólo conciernen a las penas de la satisfacción sacramental, y éstas son nombradas por el hombre.
  35. No predican doctrina cristiana los que enseñan que no es necesaria la contrición en aquellos que tienen la intención de comprar almas fuera del purgatorio o para comprar confessionalia.
  36. Todo cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión total de pena y culpa, incluso sin cartas de indulgencia
  37. Todo cristiano verdadero, ya sea vivo o muerto, tiene parte en todas las bendiciones de Cristo y de la Iglesia; Y esto le es concedido por Dios, incluso sin cartas de indulgencia.
  38. Sin embargo, la remisión y la participación [en las bendiciones de la Iglesia] que son concedidas por el papa no son en modo alguno despreciables, ya que son, como he dicho, la declaración de remisión divina
  39. Es muy difícil, incluso para los teólogos más afanosos, al mismo tiempo, recomendar al pueblo la abundancia de indulgencias y la verdadera contrición.
  40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero los indulgencias liberales sólo relajan las penas y hacen que sean odiados, o por lo menos, proveen una ocasión para odiarlos.
  41. Los indulgencias apostólicos deben ser predicados con cautela, la gente puede pensar falsamente que son preferible a otras buenas obras de amor.
  42. Se debe enseñar a los cristianos que el papa no pretende que la compra de indulgencias sea comparada en modo alguno con las obras de misericordia.
  43. Se debe enseñar a los cristianos que quien da a los pobres o presta a los necesitados hace un trabajo mejor que comprar el indulgencia.
  44. Porque el amor crece por obras de amor, y el hombre se hace mejor; Pero por indulgencias el hombre no crece mejor, sólo más libre de pena.
  45. A los cristianos se les debe enseñar que el que ve a un hombre necesitado, y sin atenderle, da su dinero para comprar el indulgencia, no compra las indulgencias del papa, sino la indignación de Dios.
  46. Se debe enseñar a los cristianos que a menos que tengan más de lo que necesitan, están obligados a retener lo que es necesario para sus propias familias, y de ninguna manera a desperdiciarlo con indulgencias
  47. Se debe enseñar a los cristianos que la compra de indulgencias es una cuestión de libre albedrío, y no de mandamiento.
  48. Se debe enseñar a los cristianos que el papa, al conceder indulgencias, necesita, y por lo tanto desea, su devota oración por él, más que el dinero que traen.
  49. A los cristianos se les debe enseñar que los indulgencias del papa son útiles, si no ponen su confianza en ellos; pero totalmente perjudiciales, si a través de ellos pierden el temor de Dios.
  50. Se debe enseñar a los cristianos que si el papa conociera las exigencias de los predicadores de indulgencia, preferiría que la Basílica de San Pedro se conviertiera en cenizas, que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
  51. A los cristianos se les debe enseñar que sería el deseo del papa, como es su deber, dar de su propio dinero a muchos de aquellos de quienes algunos vendedores de indulgencias ganan dinero, a pesar de que la iglesia de San Pedro podría tener que ser vendido.
  52. La seguridad de la salvación por medio de las cartas de indulgencia es vana, aunque el comisario, aunque el propio papa, pusieran su alma como prenda.
  53. Son enemigos de Cristo y del papa, quienes para que las indulgencias puedan ser predicadas, silencian completamente la Palabra de Dios en algunas Iglesias,
  54. Se hace daño a la Palabra de Dios cuando, en el mismo sermón, se gasta un tiempo igual o mayor en hablar de indulgencias que en predicar la Palabra.
  55. Debe ser la intención del papa que, si las indulgencias, que son una cosa muy pequeña, se celebran con una campana, con procesiones y ceremonias únicas, entonces el Evangelio, que es lo más grande, debe ser predicado con cien campanas, cien procesiones, cien ceremonias.
  56. Los “tesoros de la Iglesia”, de donde el papa distribuye las indulgencias no son suficientemente nombrados ni conocidos entre el pueblo de Cristo.
  57. Que no son tesoros temporales es ciertamente evidente, porque muchos de los vendedores no derrochan tales tesoros tan fácilmente, pero si los acumulan.
  58. Ni son los méritos de Cristo y de los santos, porque aun sin el papa, éstos siempre trabajan gracia para el hombre interior, y la cruz, la muerte y el infierno para el hombre exterior.
  59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la Iglesia eran los pobres de la Iglesia, pero habló según el uso de la palabra en su tiempo.
  60. Sin temeridad decimos que las llaves de la Iglesia, dadas por el mérito de Cristo, son ese tesoro;
  61. Porque está claro que para la remisión de las penas y de los casos reservados, el poder del papa es por sí mismo suficiente.
  62. El verdadero tesoro de la Iglesia es el Santísimo Evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
  63. Pero este tesoro es naturalmente el más odioso, porque hace que el primero sea el último.
  64. Por otra parte, el tesoro de las indulgencias es naturalmente más aceptable, porque hace que los últimos sean los primeros.
  65. Por lo tanto, los tesoros del Evangelio son redes con las que antes solían pescar hombres de riquezas.
  66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las que ahora pescan las riquezas de los hombres.
  67. Las indulgencias que los predicadores claman como las “más grandes gracias” son verdaderamente tales, en cuanto promueven la ganancia.
  68. Sin embargo, son en verdad las gracias más pequeñas comparadas con la gracia de Dios y la piedad de la Cruz.
  69. Los obispos y curas están obligados a admitir los comisarios de las indulgencias apostólicas, con toda reverencia.
  70. Pero aún más están obligados a vigilar con todos sus ojos y atender con todos sus oídos, para que estos hombres no predicen sus propios ensueños en lugar de la comisión del papa.
  71. ¡El que habla en contra de la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito!
  72. ¡Pero el que se guarda contra la lujuria y la licencia de los predicadores de indulgencia, que sea bendecido!
  73. El papa tiembla justamente contra aquellos que, por cualquier arte, inventan el perjuicio del tráfico de indultos.
  74. Pero mucho más pretende condenar a aquellos que usan el pretexto de las indulgencias para intrigar en perjuicio del amor y la verdad.
  75. Pensar que las indulgencias papales son tan grandes que pueden absolver a un hombre aunque haya cometido un pecado imposible como haber violado a la madre de Dios, esto es locura.
  76. Nosotros decimos, por el contrario, que las indulgencias papales no son capaces de borrar lo menor de los pecados veniales, en lo que se refiere a su culpabilidad.
  77. Se dice que incluso San Pedro, si ahora fuera papa, no podría otorgar mayores gracias; Esto es una blasfemia contra San Pedro y contra el papa.
  78. Nosotros decimos, por el contrario, que incluso el actual papa, y cualquier otro, tiene mayores gracias a su disposición. A saber, el Evangelio, las virtudes espirituales, los dones de curación, etc., como está escrito en I. Corintios XII.
  79. Es blasfemia decir que la cruz, adornada con las armas papales y erguida por los predicadores de indulgencias, es de igual valor que la Cruz de Cristo.
  80. Los obispos, los curas y los teólogos que permiten que tal conversación se extienda entre el pueblo, tendrán una cuenta que rendir.
  81. Esta predicación desenfrenada de indulgencias no hace fácil, ni siquiera para los hombres eruditos, salvar el respeto debido al papa de la calumnia, ni siquiera de los cuestionamientos astutos de los laicos.
  82. A saber: ¿Por qué el papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
  83. Otra vez: ¿Por qué continúan las misas mortuorias y de aniversario por los muertos, y por qué no devuelve ni permite la retirada de las dotaciones fundadas en su favor, ya que es malo rezar por los redimidos?
  84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por qué no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
  85. Asimismo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
  86. Una vez más: ¿Por qué el papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
  87. Y otra vez: ¿Qué es lo que remite el papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?
  88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?
  89. Dado que el papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
  90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la iglesia y al papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
  91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.
  92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: “Paz, paz”; y no hay paz.
  93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: “Cruz, cruz” y no hay cruz.
  94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
  95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.
Wittenberg, 31 de octubre de 1517.

Aunque en los años siguientes hubo posibilidad de concordia, e incluso Carlos V estuvo dispuesto a conceder importantes cesiones para conseguirlo, se vieron frustradas nuevamente por las circunstancias. Con la reforma, muchos príncipes y nobles vieron un interés personal, pudiendo disminuir así el poder de la iglesia y el emperador, aumentando el suyo propio, además de una fuente de financiación apoderándose de bienes de conventos, iglesias,etc

La reunión de concordia se fue aplazando hasta que resultó inútil. Para Carlos V, la resolución del conflicto creado era un cuestión decisiva para la paz de sus territorios alemanes. Por ello resultó de gran importancia, la Dieta de Worms (1521), a la que asistió Lutero, ya declarado hereje, con el salvoconducto del emperador. En él proclamó sus doctrinas, y cuando pidieron que se retractase, apeló a su conciencia. El resultado fue la condena del emperador y su proscripción en el Imperio: la protección del duque elector de Sajonia lo protegería el resto de su vida,aunque limitó sus movimientos.

Gran parte del éxito de la Reforma se debe a la fuerza de los escritos de Lutero, y al hecho de dirigirse no solo a los cultos, sino también a la gente común distribuyendo no sólo en latín, sino también alemán. En su Tratado sobre el papado de Roma (1520), expone su creencia en una iglesia sin jerarquías, una comunidad de creyentes de Cristo, única cabeza, basado en el primado exclusivo de las Sagradas Escrituras.

El ataque más virulento a la Iglesia de Roma lo reservaba, sin embargo, para el tercero de sus libros de aquel años decisivo, La cautividad babilónica de la Iglesia, en el que manifestaba su doctrina sobre los sacramentos, que consideraba meros signos salvíficos y reduce de 7 a 2, los únicos establecidos por Cristo: el bautismo y la eucaristía.

La Iglesia, basándose en la distinción aristotélica y escolástica de materia (substancia) y forma (apariencia), justificaba la presencia de Cristo en la eucaristía mediante la teoría de transubstracción en virtud de la cual la consagración convierte las sustancias del pan y vino en cuerpo y sangre de Cristo, aunque manteniendo la forma externa del pan y el vino. En contra de ella, Lutero defiende la presencia simultánea tanto de la sustancia original (pan y vino) como el cuerpo y la sangre de Cristo. Dicha teoría, conocida como consubstracción, se convertía en uno de los puntos fuertes de la doctrina del reformador.

Lutero considera que el sacrifico de la cruz se realizó una única y exclusiva vez, oponiéndose a la idea de repetición de la Iglesia. En La Cautividad fueron sus ideas un punto de inflexión pues atacaba buena parte de las prácticas religiosas obteniendo múltiples reacciones en contra como la Universidad de París o Enrique VIII de Inglaterra. En la Libertad del cristiano parece que aún podría haber acuerdo, incluso intentó transmitir respeto hacia León X.

Con el tratado Sobre los votos monásticos atacaba a los fundamentos de la vida religiosa al considerarla una invención humana, consiguiendo numerosas deserciones de monjes y frailes que se pasaron a la Reforma.aunque también perdió adeptos como Dervo arbitrio (1525) de humanistas incapaces de conciliar la centralidad de su creencia en el ser humano con la antropología pesimista de lutero. Hacia el final de su vida destaca la edición completa de la Biblia en Alemán (nuevo y antiguo Testamento) con una difusión de cien mil ejemplares.

La aportación de Lutero fue una simplificación de la creencia y la práctica religiosa, con un lenguaje más vernáculo y eliminando las angustias de la liberación del alma, aunque el verdadero impulso se lo dieron los gobernantes y príncipes. Las principales afirmaciones de Lutero responden a una lógica bastante coherente. Las dos básicas son: la salvación solo por la fe, gracias al sacrificio único de cristo en la cruz, y las sagradas escrituras: su planteamiento implicaba la inexistencia de una Iglesia visible, pues sólo habría la fe y la comunidad de creyentes sin jerarquías. al final se dio cuenta de la necesidad de aportar una mínima organización. En uno de su últimos escritos, manifiesto a la nobleza cristiana de Alemania, apelará a los poderes civiles como protector y cabeza de su organización eclesiástica. también establece una especie de nuevo clero, los pastores, que podrán casarse, y la organización basada en las diócesis,encabezadas por el obispo nombrado por el príncipe.

En Sajonia, el modelo electoral controlado por él, da una idea de su desarrollo. El Consistorio se creó como tribunal de juristas y teólogos, inicialmente para resolver asuntos vinculados al matrimonio, aunque fue acumulando competencias sobre las iglesias, hasta llegar a controlar la vida personal d elos fieles, con investigaciones y penas diversas, como expropiación de bienes. Llegaron a tener su propio sistema de control no muy distinto a las inquisiciones: aunque, a diferencia, se notó una mayor alfabetización, por la necesidad de acceder a la Biblia, y la transferencia al poder civil de la asistencia de pobres y enfermos, en la línea de lo que preconizaban los humanistas

Otros movimientos religiosos de la época

Otros movimientos fueron el de Zuinglio, seguidor de Lutero, en Suiza, el calvinismo, en Francia, que definió el papel de la gracia y la predestinación, rechazó la noción del sacramento y afirmó la necesidad de una Iglesia celadora del dogma y de una autoridad civil. En Inglaterra, surgió al anglicanismo, una doctrina hostil al luteranismo, emprendida por Enrique VIII al no obtener dispensa papal para su matrimonio con Catalina de Aragón. Entonces, bajo la batuta de Cromwell, consejero del rey, el 11 de febrero de 1533, hizo votar en el Parlamento la subordinación de la Iglesia a la Corona. Y más tarde, el Papa otra vez negó licencia al divorcio con Catalina y a su nuevo matrimonio con Ana Bolena. En 1534, el rey confirmó el cisma anglicano.

El suizo Zwinglio (1484-1531) fue otro reformador de gran importancia. Los fermentos subversivos de su teología influyeron en las reformas radicales más que los planteamientos de Lutero. De amplia formación humanista, estudió en las universidades de Viena y basilea, y se le ordenó sacerdote: acompañó a la guardia suiza del papa y presenció la terrible batalla de Marignano (1515), lo que le llevó a predicar el pacifismo, y bajo la influencia de Erasmo y Lutero se pasó a la Reforma: en los años siguientes atacó la abstinencia pascual, se casó, defendió el matrimonio de los clérigos y dejó clara la autoridad absoluta de las Sagradas Escrituras.

Zwinglio 

En Zurich, en 1523 se celebró la disputa teológica, y los 67 tesis que se discutieron fueron preparadas por él: durante las transformaciones, las ciudad adoptó un modelo bastante rigurosos inspirado por él, donde dominaba la predicación y órganos y cantos fueron suspendidos. la enseñanza fue muy importante, financiada con rentas de la colegiata, y se convirtió en una importante escuela bíblica con las primeras introducciones de la Biblia en Alemán (1529)

En sus obras, Zwinglio admitía solo dos sacramentos, el bautismo y la cena (eucaristía), pero ambos como carácter puramente simbólico. Para el suizo no había presencia real y física del cuerpo y sangre de Cristo, algo que lo diferenciaba de Lutero.

Su idea inicial de una iglesia invisible, quedó descartada rápidamente. Surgió en Zúrich una iglesia Inquisitorial, gobernada por un Consejo secreto del que formaban parte los gobernantes de la ciudad y los predicadores, bajo la guía del reformador. El Consejo secreto controló la vida personal d ela población mediante el tribunal matrimonial (inquisición), ampliando su foco de control llegando hasta las "ideas". Su idea de llevarlo a toda Suiza encontró oposición en los cantones rurales católicos apoyados por Austria. Tras la disputa pública en la Dieta Federal de Baden en la que ganaron los católicos, Zwinglio fue excomulgado aunque continuó protegido por la ciudad.

Los católicos y protestantes se enfrentaron en el campo de batalla: aunque los protestantes tenían de su lado a los cantones de Berna (los más ricos) y Basilea, además de la ciudad de Constanza que se había adherido a la Reforma, Zwinglio, llevado por los tiempos del belicismo de su época de capellán, se enfrentó a los católicos que lo derrotaron en la Batalla de Kappel (1531). Zwinglio murió en el campo de batalla. Aún así, los católicos no obtuvieron ninguna ventaja por tal victoria: suiza se dividió en fronteras entre protestantes y cantones católicos, y desde el poder civil se elegía el bando, y la población no conforme debía callar o emigrar.

En Zurich, la figura de Zwinglio fue sustituida por la figura más moderada de Heinrich Bullinger, quien logró clarificar los límites entre poder civil y religioso. Desde los años 70 del siglo XVI, el zwingianismo, bastante más moderado de las épocas de su creador, alcanzó alguna expresión por centroeuropa, Francia, Escocia, y sobre todo en el Palatinado renano.

Rebeliones y reformas radicales

Mientras Lutero estaba encerrado en el castillo de Warburg, a raíz de la dieta de Worms, en Wittenberg. Andrea Bodenstein (1477-1541) conocido como Karlstadt, decano de la Facultad de Teología donde lutero daba clases, predicó una igualdad social, que se convirtió en tomas y saqueos de iglesias de Wittenderg. Lutero lo denunció de manera escrita, pero tuvo que presentarse en persona en la ciudad para restablecer el orden. las doctrinas de Lutero hacían referencia a una libertad espiritual, no a una libertad social que trastornara el orden de las cosas. Karlstadt hubo de emigrar.

Inmediatamente, el malestar de unos caballeros del suroeste de Alemania, viendo comprometida su situación por la inflación tanto como por las transformaciones políticas y militares, fueron liderados por los humanistas ulrich von Hutten y el caballero Franz con Siekingen. Estos intentaron aprovechar la Reforma para ocupar y secularizar las tierras del arzobispo de Tréveris (1522-1523). El ataque fracasó no sólo por la eficaz resistencia del arzobispo, sino por solidaridad que encontró en príncipes alemanes, que adscritos a la reforma o no, no querían que sus privilegios se vieran cuestionados.

Los campesinos se rebelaron un años después, prácticamente toda la región excepto Baviera, incluidos territorios gobernados por los Habsburgo. Fue un movimiento desorganizado con muchos focos donde se mezclaba un movimiento antiseñorial con el Evangelio, con ideas d ereparto igualitario: su objetivo principal fueron monasterios y castillos, con frecuentes acciones violentas y la destrucción de imágenes junto con reacciones anticlericales.

Hubo reacciones más moderadas de algunos campesinos (los Doce artículos de Memmimgen) y otros más radicales con el surgido en Tirol (1525-1526) bajo la inspiración de Michael Gaismar, que proyectaban una sociedad utópica e igualitaria desapareciendo la propiedad privada.

Coincidiendo con las rebeliones campesinas, tuvo lugar la utopía de Thomas Müntzer (1489-1525). Vinculado a Lutero al principio y perfilando su idea con las sucesivas expulsiones a las que fue objeto, en la ciudad libre de Mühlhuausen (Turingia), realizó su ideal de Iglesia dirigida por los elegidos, que identificó con los pobres, y que estos darían paso al reino de Dios en la tierra. Dispuesto a defender su ideal con las armas, organizó a sus 300 fieles a los que se sumaron miles procedentes de bandas rebeldes, y se puso al frente convencido de que Dios dirigiría a sus partidarios. el 15 de mayo de 1525 fueron derrotados en la Batalla de Frankenhausen por las tropas de Felipe de Hesse y el duque Jorge de Sajonia. Müntzer fue torturado y decapitado, y fue la derrota más importante de los campesinos a manos de los nobles, mejor pertrechado y organizados, que diferencias religiosas aparte, priorizaban el restablecimiento del orden.

Thomas Müntzer 

Ante esta represión violenta se sumó Lutero en su obra Contra las hordas ladronas y asesinas de los campesinos que incitaba a los señores a "pinchar , rajar, golpear y estrangular, como si de un servicio de Dios se tratara": laira de Lutero también se manifestó en contra de dos grandes enemigos surgidos de la Reforma pero más radicales que él. Uno fue Ulrich Zwinglio, y los otros los anabaptistas, lo que s conoce como una serie de grupos y tendencias poco organizadas, que se autodenominaban hermanos y que fueron perseguidos por los poderes civiles, Lutero y Zwinglio.

La dieta de Spira (1529) prohibió al anabaptismo en todo el imperio, denominado así por rebautizar o posponer el bautizo hasta la edad adulta. También defendían la igualdad, sin iglesia ni organización civil y eran muy sectarios, excluyendo a los demás y considerándose los elegidos por el espíritu. Fueron condenados a vagar de un lado a otro, buscando tierras donde realizar sus ideales. Se convirtieron en pacifistas, enemigos de los impuestos y contrario a cualquier compromiso cívico. Sus manifestaciones en Suiza fueron duramente reprimidas. al principio buscaban una transformación personal, pero luego intentaron influir en las sociedad. otros grupos, convencidos con la proximidad del fin del mundo, intentaron instaurarlo en tierra de Jerusalén. El peletero Melchor Hoffman, que se presentaba como el profeta Elías, predijo en estrasburgo el fin de los tiempos y exterminio de los impíos para el año 1553, pero al no ocurrir ninguna de ambas cosas, pasó el resto de su días encarcelado.

La experiencia más significativa se dio en los Países Bajos, donde el panadero Haarlem Jan Matthys hizo realidad en la ciudad de Münster (1534-1535) la idea de que el reino de Dios había de establecerse por la espada y la violencia, por lo que instauró con sus seguidores un régimen de propiedad común, sin moneda ni víveres privados y con las puertas de las cas abiertas. Aunque el profeta murió pronto intentando expandir su doctrina, fue sucedido por el sastre Juan Van Leiden, quien incrementó sus dominios sobre la ciudad, cesó al Consejo, y considerándose el designado por Dios, se atribuyó el poder, acompañado de 12 jueces, en recuerdo de las doce tribus de Israel. Fueron asediados por el desposeído obispo y una alianza de príncipes católicos y protestantes.

Leiden decretó la poligamia en 1534, bajo pena de muerte para quien se opusiese, y como el número de varones se reducía por el asedio, obligó a todos los hombres en edad de casarse a tomar mujeres sin límites ya la mujeres a aceptar sin dilación. Llegó a tener 12 esposas y se  hizo ungir rey del pueblo de Dios, de la nueva Sión.  Con la escasez de alimentos expulsó a niños, mujeres y ancianos, muchos de los cuales fueron asesinados al traspasar las murallas. todo concluyó cuando por traición abrieron la puerta de la ciudad el 13 de junio de 1535: la represión fue brutal, llegando a pasar por la parrilla a los responsables dejado sus cadáveres en las jaulas de hierro de las Torres de la Iglesia de San Lamberto. Los últimos anabaptistas fueron influenciados por Menno Simnos (1496-1561), aunque este era mucho más moderado, sin rechazar los poderes civiles y eclesiásticos. tras su muerte el anabaptismos e fue extinguiendo.

Van Leiden

Este es un sucinto enfoque de los movimientos religiosos provocados por los comportamientos de la Iglesia de Roma, que originó la Reforma.

La segunda generación de reformadores. Juan Calvino

A partir de los años 40 del siglo XVI surgió una nueva generación de reformadores donde destacó Calvino. Autor de una obra escrita de cuarenta mil páginas, a la que se añade una colosal correspondencia, infatigable, invulnerable, de una lucidez fulgurante en todo momento, dando hasta doscientas ochenta conferencias por año, Calvino se convirtió de hecho en dictador de la ciudad de Ginebra, que pudo ser considerada la Roma protestante.

Juan Calvino, de Noyon era un eclesiástico tibio a quien las nuevas ideas religiosas inflamaron bruscamente. Jean Cauvin, que cambió más tarde su apellido convirtiéndolo en Calvin (en español, Calvino), pertenecía a una católica y culta familia francesa de Noyon, donde él había nacido el 10 de junio de 1509. Hizo carrera eclesiástica en Montaigu de París, se licenció en derecho en Orleans y asistió a cursos de filología humanista en Collège de lecteur royales de París. Tras las persecuciones a la Reforma se refugió en Basilea donde escribió Institución de la religión cristiana (1536).

Juan Calvino

Siguiendo el ejemplo de Erasmo, él también se refugió en Basilea para publicar allí libremente sus obras, algo que era imposible en otro sitio de Europa. En 1536 publicó La institución cristiana, editada primero en latín y posteriormente en francés. Poco tiempo después es invitado por Ginebra, ciudad que había pertenecido anteriormente a Saboya y que buscaba la manera de defender su independencia contra sus duques y contra los reyes de Francia, que eran católicos. Calvino reformó por completo la ciudad por medio de sus ordenanzas eclesiásticas; creó una Universidad que debía convertirse en el centro de una especie de internacional evangélica, orientada hacia Francia. Tuvo que marcharse por roces con el reformador Guillermo Farel. En Estrasburgo escribió Tratado sobre la Santa Cena (1541) en el que pondera entre Lutero y Zwlingo su doctrina de relaciones entre Dios y el hombre: su teoría desembocaría en una predestinación inapelable.

Hombre de partido, eliminó a sus adversarios, hasta con la hoguera cuando fue necesario; rígido moralista, gobernó las costumbres valiéndose de la prisión para conseguirlo. 

Autor de una obra escrita de cuarenta mil páginas, a la que se añade una colosal correspondencia, infatigable, invulnerable, de una lucidez fulgurante en todo momento, dando hasta doscientas ochenta conferencias por año, Calvino se convirtió de hecho en dictador de la ciudad de Ginebra, que pudo ser considerada la Roma protestante.

En Ordenanzas eclesiásticas de la Iglesia de Ginebra, establece 4 ministerios: 
  • los pastores (encargados de transmitir la palabra)
  • Los diáconos (para asistir a pobres y enfermos)
  • los doctores (encargados de enseñar y eliminar el analfabestismo)
  • el Consistorio, formado por pastores, laicos y delegados del poder civil
Por encima de ellos estaba el reformador. El Consistorio prohibió los juegos de azar y lujos, aunque la sombra de la Inquisición también se dejó plasmar. El ejemplo más conocido es la quema de Miguel Servet, médico, por haber escrito contra la Trinidad y a favor del anabaptismo.

Materialmente galvanizados, los ginebrinos se lanzaron a todos los caminos de Europa,. Los calvinistas destruyeron las estatuas y las pinturas de las iglesias porque, para ellos, eran manifiestas prueba de idolatría. La agitación provocada por Calvino estaba en sus comienzos. El calvinismo, en realidad, constituía tanto una forma política como una forma mística, muy diversa de la de Lutero, quien defendía el acuerdo con los príncipes, si es que no defendía la sumisión completa a ellos.

Calvino - aunque en Ginebra ahogara materialmente la democracia - proclamó el derecho de oposición de los individuos. La idea ya había sido estimada por algunos pensadores de la Edad Media y ella llevó al espíritu de los ciudadanos el concepto moderno de la democracia. A su muerte fue reemplazado por su discípulo Teodoro de Beza.

El calvinismo era un modelo riguroso ya dusto, más basado en el antiguo testamento. El calvinismo prendió en muchas partes de Europa como Escocia, Hungría, Polonia y Bohemia. Los dos grandes conflictos religiosos de final de siglo entre Francia y Países Bajos fueron por causa de la resistencia que encontró su expansión. Ello hizo evolucionar en oposición a la monarquía, no solo en ambos territorios, sino también en textos como el del misógino reformador escocés John Knox, Primer trompetazo contra el escandaloso gobierno de las mujeres (1558).

El anglicanismo

En Inglaterra, surgió al anglicanismo, una doctrina hostil al luteranismo, emprendida por Enrique VIII al no obtener dispensa papal para su matrimonio con Catalina de Aragón. Entonces, bajo la batuta de Cromwell, consejero del rey, el 11 de febrero de 1533, hizo votar en el Parlamento la subordinación de la Iglesia a la Corona. Y más tarde, el Papa otra vez negó licencia al divorcio con Catalina y a su nuevo matrimonio con Ana Bolena. En 1534, Enrique VIII sancionó el Acta de Supremacía, por la cual se autoproclamó máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra. De esta manera, provocó la ruptura con la Iglesia católica, tras la cual se divorció y contrajo matrimonio con Ana Bolena.

Durante el reinado de Enrique VIII, Cromwell y Cranmer establecieron las primeras estructuras doctrinales y litúrgicas del anglicanismo y en 1539 promovieron la disolución de las abadías y monasterios católicos, confiscando todos sus bienes.

Las principales características del anglicanismo son las siguientes:
  • El anglicanismo se considera una especie de punto medio entre los protestantes y los católicos, aceptando los principios básicos de los protestantes pero manteniendo un sistema más parecido al de los católicos. Esto se debe a que su creación estuvo tanto entre la reforma protestante como en la Contrarreforma y su visión fue neutral en ello.
  • El único texto válido para esta religión es lo que contiene la Biblia, siendo común que en los actos religiosos se lea la Biblia en lugar de realizar la típica misa católica. Se considera que todos los valores de la religión nacen con la Biblia, por lo que ningún otro texto es valido.
  • Los únicos sacramentos válidos son el bautismo y la eucaristía, aunque en ocasiones se usan otros sacramentos por su importancia histórica. Esto ha creado una gran controversia a lo largo de las Iglesia, ya que muchas figuras anglicanas han defendido la figura de los sacramentos, mientras otras los niegan.
  • No se rinde culto a la figura de la Virgen ni a la de ningún otro santo, ya que considera que toda persona bautizada es santa.
  • Las personas religiosas se pueden casar, al contrario de lo que pasa en religiones como la católica en la que deben permanecer sin casarse.
  • Los anglicanos han acercado posturas con la homosexualidad, siendo mucho más abiertos con este colectivo que otras religiones de semejante corriente.
  • La mujer tiene mayor relevancia que en otras religiones, siendo posible la ordenación de mujeres, algo impensable en otras religiones.
  • Se considera que la salvación se debe lograr mediante la fe, aunque algunas figuras defienden que los actos y los sacramentos pueden ayudar.
Enrique VIII

El concilio de Trento y la Contrarreforma católica

La Contrarreforma fue un proceso de renovación espiritual que se produjo dentro de la Iglesia católica, a partir de la década de 1540. También se la conoce como Reforma católica. Todos buscaban un concilio para poder definir las bases doctrinales de la Iglesia, pero los papas intentaron retrasar todo lo posible la reunión pues la consideraban un ataque a su poder. Finalmente se celebró, muy tarde para compensar las diferencias surgidas, pero sirvió para mejorar la formación, la práctica y religiosidad y calidad moral del clero y fieles. Con el objetivo de discutir las medidas a tomar frente a la crisis de la Iglesia, el papa Paulo III convocó al Concilio de Trento, que sesionó desde 1545 hasta 1563 en la ciudad de Trento, en el norte de Italia.

Las consecuencias de la Contrarreforma fueron las siguientes:
  • Tomó relevancia la Inquisición, una institución medieval que perseguía y castigaba a las personas que se desviaban del dogma católico.
  • La fe no solo se reduce a la Biblia sino también a la tradición cristiana y el magisterio, encargado de interpretarla.
  • Se fortalecieron las órdenes religiosas orientadas a la evangelización, como la Compañía de Jesús, fundada en 1534 por San Ignacio de Loyola, o la Congregación “de Propaganda Fide” para la reunificación de los cristianos y la difusión de la fe fundada por Gregorio XV en 1622. 
  • Se impusieron normas estrictas a la producción artística dentro de la esfera religiosa, con el objetivo de que las imágenes no se desviaran del dogma.
  • Se estableció que los representantes de la Iglesia serían los únicos autorizados para interpretar las Sagradas Escrituras.
  • En la eucaristía se confirmó la presencia de Cristo mediante la transbustación
  • Se fijaron dogmas cuestionados por el protestantismo, como la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, la concepción virginal de María, la validez de los 7 sacramentos, entre otros.
La actitud intransigente de la Iglesia católica frente al protestantismo, sumada a los intereses políticos de las monarquías reinantes, provocó una serie de conflictos que derivaron en las guerras de religión a lo largo del siglo XVII. En el ámbito disciplinar, se incrementaron las medidas como prohibir la acumulación de beneficio, remarcar el celibato y la formación de sacerdotes. Paulo IV creó un Índice de Libros Prohibidos. Se crearon nuevas órdenes como los Jesuitas, con fidelidad al absoluta al Papa. Esta orden tuvo relevancia en la educación de las élites y en la conquista del Nuevo Mundo.

España tuvo un papel protagonista en la nueva espiritualidad, destacando los místicos (sentido noticia amorosa y no puramente intelectiva, de contemplación infusa, de experiencia inmediata a Dios). destacan Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, que destacaron en la literatura en el Siglo de Oro español.

La aparición del arte barroco sirvió a este propósito: Las iglesias y catedrales barrocas presentaban espacios amplios y abiertos, ventanas iluminadas y cúpulas profusamente pintadas, con el altar como centro de atención, pero que invitaban al feligrés a entrar en un espacio sagrado, que animaba a mirar hacia arriba y alrededor de las distintas obras de arte, incluido el propio edificio  para impresionar sobre la grandeza de Dios y el lugar del individuo en su mundo, sirviendo como una encarnación de las advertencias bíblicas "La tierra es del Señor y su plenitud" (Salmo 24:1) y "Dios está en el cielo y tú en la tierra; por tanto, que tus palabras sean pocas" (Eclesiastés 5:2). 


La compañía de Jesús

La Compañía de Jesús tuvo un papel decisivo durante la Contrarreforma, la reacción de la Iglesia a la reforma del protestante Lutero, y relevante fue su papel en el transcurso del Concilio de Trento, entre 1545 y 1563, en el que destacó la participación de los teólogos jesuitas Salmerón y Laínez.

La Compañía de Jesús nació entre 1538 y 1541 gracias a la iniciativa de Ignacio López de Loyola. La institucionalización de la nueva orden no se produjo hasta dos años después, cuando Paulo III la aprobó por medio de la bula Regimini militantes ecclesias. Sus constituciones la dotaron de un grado de modernidad que la diferenciaba claramente del resto de las órdenes de la época. Desde un primer momento destacó por su carácter plenamente renacentista. La Compañía se caracterizó especialmente por su obediencia absoluta al Papa. Asimismo, adaptó el sentido monástico a la necesidad de movilidad del apostolado en un mundo en constante cambio.

San Ignacio de Loyola, obra de Rubens

Una nueva geografía religiosa. La Europa confesional

Desde 1521, el Luteranismo se extendió con facilidad. el primero en pasarse fue Alberto de Brandeburgo, gran maestres de Orden teutónica, que secularizó parte de las posesiones que le pertenecían de la orden para convertirla en un ducado para él en 1525. Al final de la vida de Lutero, Alemania estaba dividida en dos: norte y centro afín a la Reforma y sur católico.

La expansión del calvinismo por los Países Bajos, Francia y Escocia, junto la separación de Inglaterra de la iglesia católica contribuyeron a diseñar un nuevo mapa religioso europeo. Esto potenció el aumento del poder civil sobre la iglesia, que era uno de los objetivos de los humanistas y de los príncipes y señores. Al mismo tiempo se remarcaban las diferencias entre las diferentes personalidades, monarquías y estados del renacimiento


Fechas de Interés´
  • 1483-1546. Martin Lutero
  • 1484-1531:Ulrich Zwinglio
  • 1509-1554:Calvino
  • 1511:Lutero viaja a Roma
  • 1517: publicación de las 95 tesis de Lutero
  • 1521:dieta de worms, excomulgación de lutero por negarse a retractarse
  • 1524-1525: levantamientos campesinos
  • 1530: dieta de Augsburgo, entre luteranos y católicos. Se aprueba una confesión inspirada por Lutero
  • 1531: batalla de Kappel. La liga de cantones y ciudades católicas suizas derrota Zwinglio
  • 1534: se publica la traducción alemana completa de la Biblia realizada por Lutero
  • 1536. imposición del calvinismo en Dinamarca
  • 1545-1563: concilio de Trento
  • 1566: movimiento iconoclasta calvinista en Países Bajos
La Iglesia y el clero en el siglo XVII

Era llamado el primer orden del Estado, es decir, la clase más alta. En las ceremonias, los obispos figuraban antes que los señores más grandes del reino. Los obispados, los cabildos, los conventos de frailes o de religiosas poseían muy extensos dominios, cuyas rentas percibían, y tenían derecho a imponer el diezmo de todas las cosechas. Estaban exentos de todos los tributos pagados por los demás súbditos; no pagaban al rey más que uno llamado donativo gratuito. A partir del concordato de 1516, el rey nombraba todos los obispos y casi todos los abades. El papa no tenía otro derecho que instituir a los que el rey le designaba. Todos los viernes, Luis XIV tenía consejo con su confesor para hacer la lista de los nombramientos, que se llamaba la hoja de los beneficios. Nombraba por lo común a gentes que recomendaban los personajes de la Corte.

Muchos eran sacerdotes procedentes de la clase media. Pero casi todos los obispados y las abadías que tenían buenas rentas se daban a nobles o a parientes de los ministros, y algunos lograban más de una. El Gran limosnero, que no cobraba más que 24.000 libras anuales como obispo de Orleáns, tenía cerca de 1.00.000 como abad de varias abadías. El 0bispo de Estrasburgo, al mismo tiempo abad de Saint-Germain-des-Prés, cobraba más de 700.000 libras, y no se juzgaba bastante rico, decía "que se moría de hambre".

Las abadías no se daban a frailes. El rey las ponía en encomienda, las daba a personas extrañas al convento y que muchas veces ni siquiera eran sacerdotes, a magistrados, a rortesanofi, a niños aún. Algunos vivían en la Corte, vestidos casi como seglares, con sotana corta que llegaba a las rodillas y manto de esclavina corta, y usaban barba y peluca. Se les llamaba "abades de Corte".

Los curas, por el contrario, no contaban con ingresos regulares. Cada iglesia pertenecía a un patrono, que era un obispo, un abad o un señor heredero del que en otro tiempo la había fundado. El patrono tenía el derecho de nombrar al cura titular, que percibía la mayor parte de las rentas. Por lo común, este titular no servía directamente la iglesia, tenía un suplente. El cura encargado del servicio vivía pobremente de una pequeña parte de las rentas, llamada congrua, y del pie de altar (se daba este nombre al dinero que daban los feligreses por los casamientos, bautismos y entierros).

Los frailes y las monjas se habían hecho más numerosos. En el siglo XVII se habían fundado varias nuevas grandes Congregaciones. Las más importantes de varones eran: los Oratorianos, formadas por sacerdotes dedicados a estudios; los Lazaristas, fundados por San Vicente de Paúl para ir a las misiones al extranjero; los Trapenses, que trabajaban en el campo; los Hermanos de las escuelas cristianas, fundados para regentar las escuelas primarias.

Las principales órdenes femeninas eran; las Carmelitas, fundadas en 1603, que vivían recluidas en conventos; las Ursulinas, creadas en 1608; las Visitandinas, fundadas en 1619 por San Francisco de Sales, y cuyos conventos fueron muy pronto internados de señoritas; las Hermanas de la Caridad, que instituyó en 1633 San Vicente de Paúl para cuidar a los enfermos (más tarde fueron llamadas "hermanas de San Vicente de Paúl").

Los eclesiásticos eran todavía agentes de la autoridad, unos llevaban los registros en que se inscribían los bautismos, los matrimonios, los fallecimientos, lo que llamamos hoy "registro civil".

No era posible casarse más que en la iglesia, y era necesario un permiso del clero para poder enterrar en el cementerio. Cuando el Gobierno quería hacer pública una orden o una prohibición, la enviaba a los curas, que el domingo la leían en la plática.

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