jueves, 22 de diciembre de 2011

CARTA CONTRA EL SERVICIO MILITAR

General Sánchez Ramírez, del departamento de reclutamiento de Madrid:

Le escribo esta carta para mostrarle así mi negativa de participar en el servicio militar obligatorio. Puede considerarme objetor de conciencia, pues no tengo Patria. Recuerdo una frase que rezaba así. El que se considera patriota es un tarado mental. Tu país son tus amigos y eso de verdad importa.

No es mi intención faltarle al respeto, pero espero que entienda mi objeción a realizar dicho servicio. No lo considero necesario pues no hay guerra entre pueblos sino guerra entre gobernantes codicioso de poder que tratan de imponer un nuevo imperialismo basándose en el concepto de “guerra Justa”. No existen guerras justas: es algo irracional, es una lucha constante de poder y sed de codicia por recursos y tierras; por un afán de creerse una raza superior que debe doblegar a aquellas que considera basura, desperdicios humanos… recuerde que no existe sino una sola raza y es la raza humana: a pesar de nuestras diferencias en los rasgos de pigmentación de la piel, de nuestras lenguas, de nuestras religiones ( otro punto discordante que ya le hablaré en su momento), todos estamos compuestos por carne, hueso, piel y músculo. Somos materia viva, carbono en su mayor parte y, al morir, volveremos a la tierra de donde surgimos para dar más calor y más fuerza a los nuevos brotes de esperanza.

No soy servil. No me considere anarquista, pues no lo soy, pero soy humano. Trato a todo el mundo por igual y aborrezco a aquellos que someten a otros generando odio, muerte, caos, pobreza… en general, una situación caótica, pues lo que queda tras un batalla no es sino una tierra devastad donde los árboles no darán más frutos pues han sido arrancados de raíz, donde la naturaleza llama a sus hijos a devorar nuestros cuerpos muertos, descompuestos, donde las huellas de los tanques destrozan un paisaje que antes era hermoso y alegraba la vista y ahora preferimos estar ciegos para no contemplar las barbaridades humanas.
Finalmente, tras todo lo expuesto anteriormente, reitero mi posición pacifista y humanista. No serviré a ningún ejército pues va en contra de mis principios y de mi razón.

Usted puede hacer la guerra. Está en su derecho como hombre libre, pero no debe imponer sus ideas y objetivos a sus semejantes, pues vulnera su propia libertad y los esclaviza a una vida de servidumbre. Puede hacer, si eso, pactos en los que se comprometa a respetar las decisiones individuales dispares: las que le apoyen en su campaña y las que discrepen de esta.

Finalizo, con un cordial saludo.
UN OBJETOR DE CONCIENCIA,
UN PACIFISTA,
UN HUMANISTA.

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