jueves, 20 de marzo de 2014

DIÁLOGO PARA PENSAR

Se reúnen en un bar un viejo sabio y un joven sabio. Empiezan una conversación:
  • Viejo: Mira, yo ya soy viejo. Ya he luchado suficiente. y ¿para qué? las cosas siguen igual . Nada ha cambiado. La gente no cambiará nunca. las cosas siempre serán igual.
  • Joven: Viejo,¿Acaso no hay motivos por los que merece la pena luchar? ¿por qué no seguir en las barricadas? ¿por que´no resistir hasta vencer? siempre hay que avanzar aunque sea predecible la derrota. Se puede perder mil batallas y, sin embargo, ganar la guerra.
  • Viejo:  Aun eres joven. Con los años y con el tiempo, te darás cuenta de que algunas cosas son así, imperecederas,  y así tienen que continuar. Es ley de vida, es lo natural.
  • Joven: Estoy en un brete: ¿Por qué dejar las cosas? ¿Por qué no proseguir? ¿es la edad la decadencia de nuestro porvenir? ¿debo rendirme? ¿debo abandonar la batalla? ¿dejar a un lado mi optimismo juvenil? entonces ¿ para qué quiero vivir?
  • Viejo: Cuando yo era joven, luché por cambiar el mundo. Mas aprendí a las duras que con sueños no pagas facturas. Es un consejo lo que te voy a dar: adaptarte a la sociedad o excluido serás. La gente no quiere complicaciones: no le gusta pensar porque les provoca sufrimiento, dolor y miedo. Estás a tiempo de elegir otra vida.
  • Joven: Seamos realista, exigimos lo imposible. soy un rebelde, si. pero un rebelde con causa: un rebelde que analiza el mundo, lo observa, aprende de él y se pregunta ¿por qué? ¿por qué suceden las cosas' ¿por qué la gente no tiene trabajo? ¿por qué cuesta más la cesta de la compra? ¿por qué no puedo tener una sanidad pública? ¿por qué mis hijos no pueden tener una educación digna y de calidad? ¿por qué van a tener que trabajar más años y cobrar menos? ¿por qué el futuro se pinta más negro para  ellos? Si me niegas mi rebeldía, mi derecho a desobedecer ¿entonces por qué merece la pena vivir? ¿por qué merece la pena luchar?
  • Viejo: La lucha es la supervivencia. La lucha es el vivir y el convivir. Si esto no cumples, pronto llegará tu fin.
  • Joven: gracias por el consejo, anciano. Muchas de tus palabras son sabias, pero la rebeldía en mí no encuentra salida: Para cambiar el mundo, he de cambiar primero mi vida.
Se va el joven sabio y el viejo medita:

Tener rebeldía todo el día, no garantiza una próspera cosecha. Pero tener rebeldía en la cabeza, nos garantiza ser seres humanos. No cambiaremos el mundo en un día, pero tenemos la certeza de recordar nuestra lucha con melancolía.

Como conclusión:
 La rebeldía es efímera, pero más vale haber sido rebelde que haber sido vegetal: este último se cultiva y es fácil de arrancar; la rebeldía en los recuerdos perpetuará.
La rebeldía no es un grito ronco de rabia: es conocer el mundo que te rodea, observarlo, ser consciente del dolor ajeno, tener empatía, preguntarte por qué sufre la gente, qué puedo hacer yo para cambiarlo.
Es necesario ser rebeldes con una cusa: rebeldes para aprender y sabios para comprender, pues más vale ser un hombre libre y sabio, que acabar como una oveja en un rebaño.

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