domingo, 27 de noviembre de 2011

CARTA A UN CAMARADA

Querido camarada:

Te escribo desde un rincón oculto para informarte de nuestra situación: Hace ya tiempo que realizamos una manifestación donde recalcamos nuestro compromiso social y político con estas tierras que algunos llaman nación y las apropian como suyas, negando al pueblo la historia de dichos pueblos que la transformaron en lo que ahora es. Pecaré de ingenuo al denominar nuestra tierra como región de pueblos, pero esa es la realidad: no existió un pueblo, así como existieron pueblos que consiguieron crear una conciencia nacional, un sentimiento emancipador y aglutinador bajo la palabra Patria, nosotros nunca nos unimos frente a un enemigo común bajo una misma bandera de libertad, batallamos entre nosotros antes y ahora. Somos reinos de taifas siempre en guerra, siempre odiándonos. Debemos referirnos, pues, a nuestra historia colectiva para explicar nuestras ideas revolucionarias, para saber qué respuesta dar y que sociedad queremos.

Nuestro país ha sido, y es, un país anclado en sus tradiciones más antiguas. Todavía algunos se creen que somos el ombligo del mundo, posición que perdimos hace tiempo, cuando la globalización y un mundo cada vez más conectado e interdependiente surgió. El individualismo reinante en la sociedad, el miedo, el egoísmo... acaba mezclándose con el rechazo hacia todo aquello que suponga cambios en los pueblos de esta región de tierra. Toda esa mezcolanza de chovinismo, patrioterismo rancio es concebido como una espada que pretende mantener el orden en la llamada nación. Chovinismo absurdo que solo mencionan cuando sus privilegios se ven amenazados y luego olvidan cuando deben defender los derechos y libertades que garantizan a sus ciudadanos que puedan vivir en libertad. No sirve de nada un nación que no garantiza a sus habitantes unos derechos para que puedan vivir y cumplir con sus deberes.  si ese pacto no existe, no existirán nación ni conciencia nacional. Una sociedad cada vez más precaria, cada vez más individualista y cada vez más idiotizada es clave para mantener vivo ese status quo que beneficia a la clase dominante.

Nuestro compromiso, afirmo, es la unión de las diversas doctrinas revolucionarias mediante una vía política y social, como medio de cambio: no nos sirve de nada realizar revueltas callejeras aisladas destruyendo todo a nuestro paso como un incendio sin control. Las acciones destructivas no hace sino alejarnos de la sociedad que nos llama vándalos y somos perseguidos por un estado que trata de mantener el orden y la armonía entre sus ciudadanos. toda rebelión nace del pensamiento, de la toma de conciencia y de las ideas. una rebelión ordenada, organizada con una alternativa, con un mundo nuevo es la clave. un mundo nuevo que llevamos en nuestro corazones y que vamos sembrando en las mentes que buscan nuevas ideas y, que con perseverancia, compromiso, constancia y paciencia, germinaran en la sociedad. El calabozo no pudo bloquear la voz que nos llegó para movilizar a todos. Fijemos en los ejemplos de otros países, donde la acción sindical unida al apoyo de las clases trabajadoras, pequeño burguesas de tintes progresistas, los partidos de izquierdas y movimientos sociales alternativos nos dan un claro esquema de que juntos podemos cambiar el mundo si nos organizamos y nos unimos bajo una nueva bandera, siempre roja: la bandera de la emancipación de la humanidad.

No sobrarán palabras déspotas y comentarios burlescos, unidos a una campaña de represión y desprestigio por parte de las clases dirigentes, pues si algo se aprende de la historia es que aquel o aquellos que consiguen el poder no quieren compartirlo pues forma parte de nuestra naturaleza humana, el gen egoísta.

Pero albergaremos la esperanza, porque aunque la utopía parezca alejarse cada vez que nos acercamos a ella, recordad que la utopía sirve solamente para una cosas: para caminar.
Sin más, un saludo revolucionario.
Socialismo o barbarie, que diría la camarada Luxemburgo, esa es la alternativa. Alternativa para salvar al mundo y a la humanidad.

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