viernes, 19 de junio de 2020

CLARA ZETKIN

Tal día como hoy, 20 de junio en 1933, partía a la inmortalidad revolucionaria la camarada Clara Zetkin, activista política revolucionaria, gran teórica y propagandista marxista alemana, dirigente histórica del movimiento comunista y obrero internacional, y gran defensora de los derechos de la mujer trabajadora.

Clara Eißner, mejor conocida como Clara Zetkin nacía el 5 de julio de 1857, en Wiederau (Sajonia) hija del jornalero y maestro de escuela del pueblo Gottfried Eißner y su esposa Josephine née Vitale. Creció en una aldea de clase trabajadora en Erzgebirge. De los diecisiete a los veintiún años cursa estudios de magisterio en un instituto privado de Leipzig. En este período entra en contacto con un grupo de estudiantes y emigrados rusos, entre los cuales se halla el revolucionario ruso Ossip Zetkin, afiliado a la socialdemocracia alemana. Entre 1878 y 1880 trabajó como educadora en Sajonia. En 1878 ingresó al Partido Socialista de los Trabajadores, hecho este que generó la ruptura de relaciones con su familia. Después de que Otto von Bismarck introdujera la "Ley Excepcional contra los Socialistas", Ossip Zetkin es expulsado de Alemania. El desterrado se traslada a Francia mientras Clara Zetkin abandona Alemania para instalarse en Austria. Después de un período de enseñanza en Linz, Clara Zetkin se traslada a Zurich, invitada por una amiga, Warwara, que procede de Petroburgo.

Es el verano de 1882. Zurich acoge a un notable grupo de refugiados rusos capitaneados por Plejanov y Vera Zassulich. La ciudad también era entonces el «centro de maniobras» de la socialdemocracia alemana. Allí era donde Bernstein y otros redactaban el «Sozialdemokrat», órgano del partido, y muchas otras publicaciones socialdemócratas destinadas a Alemania. El periódico era pasado de contrabando a Alemania por la famosa organización que dirigía Julius Motteler. Clara Zetkin se convierte muy pronto en una valiosa colaboradora de Motteler en el complicado trabajo que la organización requería. En Zurich la joven revolucionaria seguía además los cursos políticos que daba Bernstein. En noviembre de 1882, Clara Zetkin se traslada a París donde se casa con Ossip Zetkin. En París conoce a Pottier, el poeta de la Internacional, Louise Michel, Charles Longuet y su mujer Jenny, la hija mayor de Marx, la hermana de Jenny, Laura, esposa de Paul Lafargue y Jules Guesde, dirigente del ala marxista del movimiento obrero francés. Lafargue y Guesde habían fundado el Partido obrero marxista revolucionario de Francia. La Zetkin lleva en París una intensa vida política y, además de las innumerables y largas sesiones con los representantes de la oposición y con los exiliados políticos provenientes de toda Europa, participa en las manifestaciones de los obreros parisinos. En 1889, su esposo muere después de padecer tuberculosis. En el congreso fundador de la Segunda Internacional en París, fue una de las principales organizadoras, y desarrolló sus intervenciones sobre el movimiento proletario de mujeres. Exige la plena igualdad profesional y social de las mujeres, así como su participación activa en la lucha de clases. En 1890, después de revocarse la ley contra los socialistas, Clara Zetkin vuelve a Alemania. En 1893 participó en el III Congreso de la II Internacional celebrado en Zurich y en el que se encuentra por primera vez con Engels, que le manifiesta una profunda amistad y simpatía. La tarea que se ha propuesto realizar la joven revolucionaria es la de organizar el movimiento femenino socialdemócrata; pero ésta es una ardua tarea. En 1896 fundó y dirigió la revista socialdemócrata de mujeres "Die Gleichheit". En 1897, contrajo matrimonio con el pintor Georg Friedrich Zundel. En 1898, en el Congreso del partido celebrado en Stuttgart, la Zetkin intenta con todas sus fuerzas que en el orden del día se incluya, entre los puntos principales, el problema de los bernsteinianos.

El debate fue uno de los más encendidos, contra el reformismo de Bernstein y de sus seguidores se levantaron dos cabezas de puente de la línea de clase del partido: Clara Zetkin y la joven Rosa Luxemburg, unidas por vez primera en la lucha política. Se habían conocido ya en Suiza, de donde volvía ahora la Luxemburg después de haber concluido sus estudios. Esta será la primera muestra de aquella gran amistad, respeto y también desacuerdo crítico que conducirá a las dos compañeras hasta la revolución de noviembre y el brutal asesinato de la Luxemburg por los esbirros de la reacción. En 1899 Clara Zetkin y Rosa Luxemburg se encuentran en el Congreso del partido celebrado en Hannover, donde el propio Bebel deberá enfrentarse con Bernstein, también en esta ocasión las dos mujeres se mantuvieron en el centro del debate. La primera había conducido la batalla desde «Die Gleichheit», la segunda había hecho publicar su brillante opúsculo antirreformista «¿Reforma social o revolución?». En 1907 fue nombrada jefa de la secretaría de mujeres SPD recién fundada. En el " Congreso Socialista Internacional ", que tuvo lugar en Stuttgart en agosto de 1907, se decidió la fundación de la Internacional Socialista de Mujeres, con Clara Zetkin como secretaria internacional. En 1910, en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, ella propuso el establecimiento del Día de la Mujer Trabajadora, que se celebraría por primera vez el año siguiente el 19 de marzo, y a partir de 1921, el 8 de marzo. En 1914, como una de las representantes del ala de izquierda del Partido Socialdemócrata Alemán, junto a su amigos y camaradas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht se opusieron a la Primera Guerra Mundial. En 1914, se divorció de su esposo, pues este se ofreció como voluntario para el ejército alemán en la PGM. En 1915, debido a su convocatoria de la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, Zetkin fue encarcelada por cuatro meses. En 1916 fue cofundadora de la Liga Espartaquista, que surgió del ala de izquierda del SPD, que se opuso a la política de conciliación de clases. En 1917, fue cofundadora del Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania, que daría paso a la creación del Partido Comunista de Alemania (KPD) en 1918, del cual Zetkin sería una de sus máximas dirigentes. De 1919 a 1920, Zetkin fue miembro de la Asamblea Estatal Constituyente de Württemberg, donde fue una de las primeras 13 diputadas. Desde el 25 de julio de 1919, participó en el comité especial para la redacción de una ley de bienestar juvenil. En 1919, año de fundación de la Internacional Comunista, la actividad de la Zetkin se funde con la del Partido comunista alemán y la del organismo internacional, a los que dedicará todas sus últimas energías. Empiezan también ahora sus encuentros con Lenin, al que ya había tenido ocasión de conocer diez años antes de la Revolución de Octubre, y al que había seguido viendo en congresos y conferencias socialistas, y durante la estancia de Lenin en Munich en sus últimos años de exilio. En 1920 visita por vez primera la Unión Soviética con ocasión del II Congreso de la Internacional Comunista. A partir de 1920, participó en los Congresos 2°, 3°, 4°, 5° y 6° de la Internacional Comunista y a partir de 1921 formará parte de su Comité Ejecutivo y del Presidium. Entre 1920 y 1933 fue diputada del Reichstag por el KPD. En 1920, el 2 de julio, como primer miembro del KPD, da un discurso en el Reichstag pidiendo solidaridad con la Unión Soviética. En su primer viaje a la Unión Soviética se hace amiga de Vladimir Lenin. En la década de los años 20 comienza a sufrir de distintos padecimientos, por lo que vive alternativamente entre Alemania y la Unión Soviética, donde puede ser tratada. Entre 1921 y 1925, fue jefa de la revista "La Internacional Comunista de Mujeres". Entre 1925 y 1933 fue Presidente del Socorro Rojo Internacional, organización mundial para la asistencia de las víctimas de la reacción y del fascismo.

En 1932, como presidenta por ser la diputada de mayor edad, da el discurso inaugural del recién elegido Reichstag. En su discurso, anuncia el colapso del orden social capitalista y aboga por un frente unido contra el inminente fascismo. Después de la toma del poder por parpe de los nazis, la exclusión del KPD del Reichstag como resultado del incendio del Reichstag en 1933, Clara Zetkin volvió al exilio, esta vez a la Unión Soviética. El 20 de junio de 1933, partió a la inmortalidad revolucionaria, después de padecer una enfermedad grave. Su cuerpo está enterrado en la necrópolis de la muralla del Kremlin. Clara Zetkin recibió la Orden de la Bandera Roja en 1927 y la Orden de Lenin en 1932 en la URSS.

Clara Zetkin



El 8 de marzo y el feminismo

Clara es considerada la impulsora fundamental del Día Internacional de la Mujer (8 de Marzo). Estudió para maestra en Leipzig y allí conoció a su futuro marido, Osip Zetkin.

De Zetkin podemos afirmar que su lugar histórico es más importante en la articulación práctica del feminismo que en la teórica; es decir, sus escritos son fundamentalmente conferencias y panfletos dispuestos a persuadir a las masas, una tarea de educación y proselitismo. Sin embargo precisamente por eso tiene tanta importancia analizar algunos de estos escritos, ya que se convierten en testimonio de la posición general de estas feministas socialistas adheridas a la Internacional. En concreto nos centraremos en otra de las tesis clave en la configuración del feminismo socialista: la afirmación de que los intereses de las mujeres no son homogéneos, sino que están en función de su pertenencia a las diferentes clases sociales. Zetkin desarrolla esta tesis a través del análisis de la familia, análisis que coincide prácticamente con la posición ya mantenida por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista. Como es bien conocido, Marx y Engels desmitificaron el carácter sagrado e inmutable de la familia burguesa, devolviéndola al terreno de las instituciones sociales tangibles y convirtiéndola en una categoría histórica transitoria. Según su análisis, la familia estaba inevitablemente abocada a una rápida disolución; de hecho hablar de familia proletaria carecía totalmente de sentido dadas sus espantosas condiciones de vida. Por otro lado, la familia burguesa, basada en la propiedad privada desaparecería con ésta. Así lo plantearon en el Manifiesto Comunista:

“En qué bases descansa la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado. La familia, plenamente desarrollada, no existe más que para la burguesía; pero encuentra su complemento en la supresión forzosa de toda familia para el proletariado y en la prostitución pública. La familia burguesa desaparece naturalmente al dejar de existir ese complemento suyo, y ambos desaparecen con la desaparición del capital.” (11)

Zetkin comienza su análisis desvelando los intereses de las mujeres de la alta burguesía. La familia de la alta burguesía se basa en un mero acuerdo económico, carece de sentido moral. Zetkin no encuentra ninguna función social a la mujer dentro de esta familia: ni es madre ni es esposa, a los hijos los cuida la servidumbre y con el marido el acuerdo es económico no amoroso. En consecuencia, si estas mujeres quieren dar sentido a sus vidas necesitan poder disponer libremente de su patrimonio. Su interés específico consiste en luchar por conquistar el derecho a disponer de su propio patrimonio contra los varones de su clase, que son quienes -obviamente- les niegan tal derecho. Resumiendo, su reivindicación es el derecho a la propiedad, y su enemigo, los varones de su clase social.

Respecto a la familia de la mediana y pequeña burguesía observa su progresiva proletarización y destrucción. Los trabajos liberales se han proletarizado y esto conlleva la disminución del número de matrimonios en esta clase social. La razón reside en que los varones -debido a la explotación capitalista- cuentan con un nutrido ejército de prostitutas para satisfacer sus deseos sexuales y esto les resulta considerablemente más económico que el matrimonio. En consecuencia, optan por no casarse, lo que genera la imperiosa necesidad de incorporarse al trabajo asalariado en las mujeres de esta clase social -aunque también lo deseen vivamente por otras razones. Sin embargo, sus compañeros de clase se oponen vehementemente a que las mujeres puedan competir en los trabajos liberales asalariados. Esta es la razón de su tajante negativa al sufragio femenino: saben que mediante éste las mujeres podrían cambiar las leyes y convertirse en incómodas rivales en un mercado de trabajo cada vez más precario. De nuevo el conflicto de intereses es un conflicto que enfrenta a ambos sexos. Ahora bien, también es imprescindible señalar que para Zetkin las aspiraciones de las burguesas están totalmente justificadas ya que además de constituir una legítima reivindicación económica, suponen también el justo derecho a ser sujetos autónomos de unas mujeres cansadas de “vivir como muñecas en una casa de muñecas.” (12)

Por último, analiza la cuestión femenina en la clase proletaria. Como señalábamos antes, en esta clase social, no puede hablarse con propiedad de familia. Las mujeres, los niños incluso, han sido arrancados del hogar por la voracidad del capital. Sin embargo, no todo es negativo: la mujer trabajadora se ha convertido en una fuerza de trabajo absolutamente igual al varón. Siguiendo al pie de la letra la predicción de Engels, Zetkin certifica la desaparición de la sujeción de la mujer en el proletariado. Los problemas de la proletaria no tienen nada que ver con sus compañeros de clase social sino con el sistema capitalista y la explotación económica: “como persona, como mujer y como esposa no tiene la menor posibilidad de desarrollar su individualidad. Para su tarea de mujer y madre sólo le quedan las migajas que la producción capitalista deja caer al suelo.” (13)



jueves, 18 de junio de 2020

VILMA ESPÍN

Su lucha contra la dictadura de Batista arranca ya en 1952, codo a codo con Frank País, con quien trabajó en la clandestinidad. Miembro de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, más tarde confundadora del PCC, diputada del Parlamento, miembro del Consejo de Estado, y un sinfín más de responsabilidades de primera linea desde las que dedicó su vida a la defensa de la Revolución y la profundización de un proceso siempre en marcha enfrentado a mil duras pruebas.
 
 Pero sin duda uno de los logros más importantes de Vilma Espín son los Círculos Infantiles, presentes en toda la isla y que apoyan desde 1961 en la integración laboral de la mujer cubana y el cuidado de los niños y niñas más pequeños. 1130 círculos infantiles, que atienden a 154000 criaturas, dan una imagen viva de la obsesión de Vilma, de Fidel y de la Revolución por cuidar de los más pequeños, apoyando a la par la integración de las mujeres a nivel laboral, social, político,etc.

Si algo ejemplifica Vilma, es la lucha de la mujer cubana no solo en su contribución al proceso revolucionario de la isla , sino para, paralelamente, contribuir a su emancipación y su empoderamiento como mujeres libres, rompiendo estereotipos, tabúes y prejuicios anclados en lo más profundo de cualquier sociedad. Así, nuestra Vilma funda en 1960 la FMCCuba como uno de los ejes vertebradores del proceso revolucionario cubano.
 
En las propias palabras de Vilma: “Estamos muy conscientes de lo que hemos conquistado, estamos decididas a luchar sea como sea por defender nuestra realidad, nuestro futuro y el porvenir de nuestros hijos”.

Vilma Espín falleció el 18 de junio de 2007 en La Habana y sus restos descansan en el Mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País, lugar histórico ubicado en la montaña de Mícara, en la zona oriental de la nación caribeña.

La obra de Vilma no solo por la inmensa causa de la Revolución, sino además por la emancipación y el empoderamiento femenino, la volvieron entrañable para el pueblo cubano, que la sigue recordando como una presencia constante.

Su nacimiento en una familia acomodada realzaron más su desprendimiento a favor de la causa humanitaria de la Revolución.

Creciendo entre mis latidos
con profundas proyecciones,
Vilma está en los corazones
multiplicando sonidos.

Espina clavada en mi alma y en la historia
mujer guerrillera y camarada
revolucionaria de vanguardia y pionera
siempre presente en mi memoria

Cuba te llora y te recuerda cada día
por tu ejemplo y valentía
desde Santiago hasta la Habana
compañera, guerrillera, hermana

Rosa y espina de mi colorido jardín
Compañera Vilma Espín, 
camarada que se fue

al paraje de la gloria,
a trazar surcos de historia
junto a Frank, Celia y Haydée.

Vilma Espín

jueves, 4 de junio de 2020

LA ATLÁNTIDA

Las descripciones literarias de la naturaleza, pueden comprobarse fácilmente.

Podemos citar algunas que son falsas y otras que deben corresponder a una realidad; por ejemplo, la celebración del Domingo de Ramos es uno de estos errores inducido por Lucas, pues en el país montañoso de Judea no crecían palmeras. En cambio, las descripciones de Homero tienen verosimilitud, porque a pesar de su simbolismo poético, con ellas se puede reconstruir el viaje de Ulises.

El arqueólogo Heinrich Schlieman apasionado lector de la Ilíada y poseedor de un certero instinto llegó a la convicción de que debió existir la ciudad de Troya descrita por Homero, y con la Ilíada en el bolsillo, pese a las burlas de los especialistas, partió en su búsqueda. En 1970 en Hissarlik encontró su supuesto emplazamiento enterrada bajo los escombros de cuatro ciudades superpuestas, exactamente como Homero la había descrito. Incluso encontró la bañera de Helena.

Schlieman prosiguió sus trabajos arqueológicos: Micenas (1876), Orcómeno (1880), Tirinto (1884) y la isla de Itaca; tambiém descubrió los restos de la civilización micénica.

Quien haya leído las tradiciones de los escritores antiguos sobre la Atlántida desaparecida, sobre todo el relato de Platón, no duda un instante de que no se trata de una fábula, sino de un hecho cierto. Se pueden inventar mentiras, pero no verdades.

Platón relata en Timeo que el primer legislador de Atenas, Solón (hacia el año 600 A. J.), se trasladó a Egipto para estudiar la legislación del antiguo Estado del Nilo. Los sacerdotes lo recibieron con honores, pues conocían bien a sus antepasados. El propio Solón, según le dijeron, no podía saber nada de sus antepasados, pues el antiguo reino griego había sido destruido por los terremotos y con él habían desaparecido todos los testimonios. Pero ellos, que vivían en la tierra cenagosa del Nilo, libre de terremotos, y que, al contrario de los griegos, estaban familiarizados con la historia, sabían todavía bastante de aquel reino. En efecto, los antepasados de Solón habían dirigido el alzamiento de los pueblos sometidos de la cuenca del Mediterráneo contra el reino tiránico de la Atlántida. Así los griegos -lo que también es muy significativo y suena a verídico- aparecen ya en los comienzos de la historia como los primeros luchadores por la libertad.

La descripción que los egipcios esbozaron de la isla Atlántida conserva todavía, a pesar de las numerosas adulteraciones que ha debido sufrir desde Solón hasta Platón, los rasgos inconfundibles de lo que se llama islas de estela. A cinco días de navegación de la costa de Gibraltar, había en el Atlántico una cadena de islas y el rey de la isla mayor había conseguido el dominio. Estas islas tenían elevadas montañas, y por su clima marítimo estaban pobladas de bosques y, lo que es característico de las islas de estela, eran ricas en fuentes termales. Se hacía llegar el agua a las ciudades, a las casas y pórticos, con lo que los habitantes de la Atlántida dieron a los pueblos antiguos el ejemplo para la instalación de las termas, que admiramos en las ruinas de las ciudades antiguas.

Al igual que todos los reinos costeros e insulares de la historia, los reyes de la Atlántida adquirieron su poderío gracias al comercio marítimo, y crearon un imperio colonial como más tarde los fenicios, cartagineses, griegos, romanos,, normandos, venecianos, portugueses, holandeses, españoles, ingleses y japoneses- Esto significa el absurdo político de que un reino insular pequeño domine el mundo, pero tal hecho, de vez en cuando, ha resultado típico de la historia.

Hacia el año 9.000 a.C. las islas fueron sacudidas por violentos terremotos y debieron hundirse en el mar. Esta interpretación tiene todos los rasgos de veracidad, desde el punto de vista de las ciencias naturales. Bastaría colocar a Japón , en lugar de la Atlántida para tener en el Pacífico el retrato de la hermana del Atlántico. Es posible que en los tiempos futuros no se sepa nada de nuestra historia cultural, pero un investigador puede descubrir los indicios de culturas universales, como nos ha sucedido a nosotros, como han sido descubiertos restos en América del Sur o China. Hoy tenemos escudos ingleses que han sido desenterrados en África del Sur y Australia ¡y por todas partes la misma escritura! Hoy, hay certezas de culturas similares a ambos lados del Atlántico - los mayas, los incas, los aztecas-en el lado americano y, en el euroasiático las civilizaciones babilónicas de Asia Menor, los etruscos prerromanos de Italia, los aqueos helénicos de Homero, las culturas de Micenas y Creta y las mauritánicas antiguas del norte de África.

Todos estos pueblos adoraban al Sol en templos orientados astronómicamente, utilizaban un calendario del mismo tipo fundamental, embalsamaban a sus muertos y el conocimiento de la redondez de la Tierra, 3.000 años antes de Moisés; sin embargo, se retrocedió después al extremo que, en Europa Occidental, hace 300 años se quemaba en la hoguera al que enseñaba estos conocimientos, ya presentes en los hombres de ciencia 5.000 años a.C.

La Atlántida, como todas las culturales insulares, solo debió ser el rebrote de una civilización continental, lo mismo que Inglaterra es un brote del Imperio Romano y el Japón, la hija insular de la madre China. En la costa occidental de Europa, en los Pirineos y en las vertientes de la Riviera se han descubierto en las cuevas de las montañas los restos culturales de razas que encontraron su fin, evidentemente, en la época glaciar, cuyas últimas generaciones, probablemente, vivieron en esas cuevas. Y los pintores que cubrieron las paredes de estas cuevas no era hombres primitivos - en el sentido peyorativo que se da a esta expresión -; en cambio, podemos usar el símil para decir que fueron miembros de una escuela de impresionista, en el XXX a.C., hija tardía de su civilización. Sin embargo, todavía, no podemos decir que, la Atlántida, el continente perdido que es un problema resuelto