Sin embargo, para Larra la sátira tiene otra función: debe tener una responsabilidad social y los escritores
satíricos de quienes destaca su mordacidad y su acrimonia, deben ser garantes de dicha responsabilidad desmontando el mito
popular de que solo son escritores que se dedican a criticar los defectos de
las personas.
Larra
afirma que para ser satírico se necesita perspicacia y penetración: el escritor
satírico debe desentrañar la verdadera naturaleza del ser humano para realizar
una buena sátira, debe descubrir el carácter de dicha persona y no realizar una
mera critica y burla de los defectos físicos de la persona: es decir, debe
realizar una introspección psicológica de las personas: criticar sus acciones y
sus actos.
Por tanto, la sátira tiene una función social: Intentar mejorar la
sociedad en la que habita el escritor.
Por
supuesto, las sátiras de Larra o Marcial, por ejemplo, no son iguales sino que
tiene rasgos distintivos puesto que las
etapas de la historia del hombre no son iguales. Valores como la sociedad, las
leyes, los gobiernos, la propia cultura, los propios valores éticos… varían y
los escritores de una época determinada no
enfocan de la misma manera la crítica, puesto que está supeditada a los valores
de dicha época; aunque la esencia de la sátira permanece: los autores critican
rasgos de la sociedad en la que habitan.
Larra realiza una
defensa de los escritores satíricos (y, por ende, de sí mismo), Destacando dos
aspectos fundamentales de los escritores satíricos:
- En primer lugar intenta establecer mediante ejemplos de la literatura (Aristófanes, Juvenal), que los escritores son buenos ciudadanos e iguales al resto de los hombres sin ningún tipo de defecto psicológico.
- En segundo lugar justifica que las sátiras no son sino un mecanismo de los propios escritores para denunciar la sociedad donde viven, criticando sus costumbres, el propio sistema político vigente y, además, a la propia sociedad de la época
Pero
los satíricos son necesarios porque realizan una crítica a la sociedad,
señalando sus carencias y sus defectos. La sátira se convierte en un elemento
de responsabilidad social porque pretender enseñar deleitando, mostrar dichos
defectos con el fin de arreglarlos y construir una sociedad mejor.
Los artículos
costumbristas son un claro ejemplo de literatura construidos para el periódico
y desde el periódico, con una perspectiva en la que el autor se dirige a unos
lectores con el propósito de mantener con ellos una relación directa a través
de una realidad común y cotidiana., creando una confidencialidad con sus
lectores.
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