Los formatos de telerrealidad, es decir, los episodios televisivos donde se graba lo que les ocurre a personas reales son un género con mucha polémica. Para muchos, son programas muy completos que combinan aspectos lúcidos con otros de tipo informativo y educativo. Para otros, estos programas se basan en el sensacionalismo.
Los primeros formatos aparecieron en Estados Unidos en los años 50 y se asentaron a partir de la década de los 70, transmitiéndose al resto del mundo.
Sin embargo, el concepto no es tan moderno: ya hay claros ejemplos de shows en la antigüedad. El espectáculo siempre ha existido y siempre existirá.
El circo romano
El circo romano tuvo su origen en los antiguos ritos etruscos donde se sacrificaba a un prisionero sobre la tumba de un héroe caído en combate. tiempo después, se sustituyó el sacrificio por los combates de gladiadores.
Los juegos comenzaron a celebrarse en honor a Júpiter, en Roma a partir del 390 a.C y tenían una duración de 16 días. Era una obligación asistir a los juegos con la cabeza descubierta " en señal de respeto" a quienes daban su vida en la arena.
En la Antigua Roma, cualquier ritual que se acompañara de sangre tenía una connotación casi profética. Por ejemplo, cuando se practicaba el rito de «maldecir» a un enemigo, estos rezos se culminaban con el sacrificio de un animal; entre más grande y más costoso fuera éste, mayor era el tributo al dios invocado —por lo regular Némesis, a quien los romanos llamaban Envidia— y la efectividad de este conjuro. Del mismo modo, la sangre derramada de los gladiadores era un tributo para «apaciguar el espíritu de los muertos».
A partir del 212 a.C., los juegos se instituyeron en honor de Apolo —ludi apollinares— entre el 6 y el 12 de julio y, desde entonces, cada tanto fueron intercalándose las deidades a quienes estaban dedicados: Cibeles, Floralia, incluidas las infernales como Dis Pater y Proserpina, entre otros. En las principales provincias romanas se replicaban estos juegos entre los meses de febrero y julio; no se volvían a reanudar sino hasta la última semana de noviembre.
Los Juegos del Hambre: el circo romano moderno
Katniss Everdeen, la narradora de la historia, cuenta la historia de un Capitolio dominante y 12 maltratados distritos de la nación de Panem. Cada año, cada distrito es forzado a enviar un niño y una niña, llamados tributos, para pelear a muerte en los Juegos del Hambre anuales.
(aunque luego puedan volverse en contra de los gobiernos, como en el caso de Vietnam).
La parábola es terrible. La falta de respuesta de la sociedad civil ante una situación dramática queda reflejada perfectamente en las películas y novelas. Nos hemos acostumbrado tanto a la muerte y a la guerra que nos parece algo cotidiano y normal y carecemos de los mecanismos necesarios para reaccionar debido a la sobresaturación de información y desinformación y a la falta y voluntad de organización para revertir esta situación.
Necesitamos crear las herramientas necesarias para reaccionar ante tanto circo mediático y sensacionalismo. Y la única forma de hacerlo es a través de la concienciación, la reflexión y la rebeldía. La rebeldía no es ni más ni menos que el posicionamiento con otros valores y la decisión de hacerles frente. Rebeldía intelectual porque entiendo que existe otra manera de ver el mundo y de humanizarlo, rebeldía porque me niego a aceptar la realidad que me venden los medios de comunicación, rebeldía porque sé que detrás de cada tragedia existe una historia humana que merece ser relatada y dada a conocer a la opinión pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario