¿POR QUÉ ESCRIBIMOS?

AL NO PODER ACEPTAR QUE SOMOS LIBRES EN JAULAS, NOS MOVEMOS EN MUNDOS DE PALABRAS QUERIENDO SER LIBRES

TRADÚCEME

COMPAÑEROS DE LUCHA EN PLUMA AFILADA

AVISO TODOS LOS TEXTOS ESTÁN REGISTRADOS

Blog bajo licencia Creative Commons

Licencia de Creative Commons

TODOS LOS TEXTOS ESTÁN REGISTRADOS

POEMAS, CUENTOS Y ESCRITOS REVOLUCIONARIOS DE DANIEL FERNÁNDEZ ABELLA is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License. Para utilizar primero y siempre sin ánimo de lucro ha de consultar al autor. Daniel Fernández Abella todos los derechos reservados.

jueves, 6 de noviembre de 2014

EL GENERAL MIAJA

El General Miaja fue el encargado de organizar la Defensa de Madrid, cuando Madrid estaba sitiada y en algunos barrios se combatía a bayonetazos casa por casa. A pesar de los tanques Fiat Ansaldo italianos, de los trimotores Junkers alemanes, de los legionarios henchidos de odio y de miedo, de los tan enloquecidos como engañados soldados musulmanes traídos de Marruecos, y a pesar de que el gobierno decidió salir corriendo; Madrid no cayó defendido por este hombre, por los madrileños, por cientos de jóvenes vascos y Asturianos, y por un puñado de románticos que creían en un sueño, Madrid no solo no cayó el siete de noviembre de 1936 sino que resistió aun dos años y medio más.

Biografía

Nacido el 20 de abril de 1878 en Oviedo el militar republicano José Miaja Menant fue el primero de los ocho hijos de Eusebio Miaja Alonso, obrero de la Fábrica de Armas de Oviedo, y de Elisa Menant Rodríguez, quien contribuía a la modesta economía familiar regentando una pequeña tienda de comestibles.

Tras cursar el bachillerato en su ciudad natal (Oviedo) ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1896. Una vez obtenida la patente de primer teniente, fue destinado a su ciudad natal, Oviedo, donde permaneció poco tiempo, siendo destinado a Melilla en 1900. Durante la guerra de Marruecos participó, entre otros, en los combates de Sidi Musa. Ascendido a comandante por méritos de guerra, regresó a la península donde llevó una gris carrera de guarnición como miles de oficiales. Aquellos combates, en cuyo curso se produjo la masacre del Barranco del Lobo, provocaron la Semana Trágica barcelonesa y costaron el puesto a Antonio Maura, fueron el bautismo de fuego para Miaja. 
José Miaja

Segunda República

Fue ascendido a general en agosto de 1932, se le confirió el mando de la 2ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica, acuartelada en Badajoz. Posteriormente, en 1932, el gobierno presidido por  Martinez Barrio le otorga el mando de la 1ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica, de guarnición en Madrid.

Cuando Gil Robles le pide un informe sobre los mandos militares sospechosos de confabular con la Revolución de Asturias de 1934, Miaja le contesta con otro, que denuncia el peligro que representan generales supuestamente antirrepublicanos como Mola, Franco, Goded y Fanjul.  Lo que supone en 1935 ser enviado a Lérida uno de los destinos alejados de la capital, que se solían dar a militares que no gozaban de la plena confianza del gobierno.

Leal al gobierno republicano

En 1936, Manuel Azaña le devuelve a su antiguo destino en Madrid y el 18 de julio le sorprende simultaneando aquél con el de jefe de la 1ª División Orgánica en sustitución del general Virgilio Cabanellas por enfermedad de éste. No obstante, decide permanecer leal al gobierno y es designado ministro de la Guerra en el fugaz gabinete de Diego Martínez Barrio, en la madrugada del 18 al 19 de julio de 1936. No acepta el mismo cargo en el gobierno formado por José Giral.

El 25 de julio de 1936 es nombrado Jefe de Operaciones del Sur, partiendo el 28 de julio de Albacete al mando de una fuerza de 5000 hombres con la que llega a las puertas de Córdoba, pero vacila y su indecisión le hace perder un tiempo que da lugar a la actuación de la aviación de los sublevados sufriendo una gran derrota el día 22 de agosto.

Tras el fracaso es trasladado a Valencia, donde toma el mando de la Tercera División Orgánica. A finales de octubre vuelve a Madrid como jefe de la Primera División Orgánica. En noviembre de 1936, al evacuar el gobierno la capital ante la inminente llegada de las tropas franquistas, fue nombrado presidente de la Junta de Defensa de Madrid. Con el teniente coronel Rojo como Jefe de Estado Mayor, logra detener al enemigo en el Manzanares tras feroces combates en la Ciudad Universitaria (en la denominada Batalla de la Ciudad Universitaria), alcanzando gran popularidad entre el pueblo madrileño. Sin Miaja no se hubiera impedido la entrada de Franco en Madrid.

En el transcurso de la guerra concentró más poder militar que ningún otro general republicano. Fue nombrado comandante del ejército del Centro, en febrero del año 1937, en sustitución del general Sebastián Pozas, al frente del cual tomó parte en las batallas de Jarama, Guadalajara y Brunete, por lo que se convirtió en uno de los militares más destacados de la zona republicana.

Fue nombrado comandante del recién creado Grupo de Ejércitos de la Región Central en abril del año 1938, con lo que se convirtió a efectos prácticos en el jefe militar de la zona centro-sur que todavía conservaba la República tras el corte de su territorio en dos. Durante el mes de mayo de 1938 ocho integrantes de la escolta personal del General Miaja fueron detenidos cuando preparaban su secuestro y posterior entrega a las autoridades nacionales. 

El general Miaja con la Junta de Defensa de Madrid

Últimos años

Considerando que la negativa de Franco a aceptar negociaciones era debida a la participación comunista en el gobierno, Miaja no dudó en secundar el golpe de Estado contra el gobierno de Negrín, encabezado por el coronel Casado en marzo de 1939, presidiendo el Consejo Nacional de Defensa que desplazó por la fuerza al gobierno de Negrín del poder republicano, sin conseguir la "paz honrosa" que perseguían.

El 26 de marzo de 1939 se exilió embarcando en Gandía en un barco británico que le llevó a Argelia, después a Francia, y finalmente a México donde murió el 14 de enero de 1958 a la edad de setenta y nueve años. Se dice que, en sus últimos días, afirmaba que “si hubiera conseguido doblar el ala derecha del enemigo en Brunete, estaría ahora en El Pardo dictando mis memorias”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario