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sábado, 21 de junio de 2014

JAPÓN DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX: LA CREACIÓN DE UN IMPERIO

Japón es un país donde conviven a la par la tradición y la modernización. A finales de siglo XIX, en 1866 tiene lugar la restauración Meiji, la cuál permite la modernización de Japón gracias a la implantación de un sistema liberal parecido al modelo occidental y la industrialización del país.

Estas medidas chocaron con la oposición de los samuráis y los señores feudales, con bien refleja la película El último samurái de Tom Cruise. Sin embargo, la era Meiji permitió a Japón convertirse en una potencia mundial tras la Primera Guerra Mundial.

La economía japonesa

Japón desarrolló una gran capacidad industrial centrándose en dos sectores: la industria textil con la producción de seda y algodón, haciendo competencia a Inglaterra y con la producción de acero a través de la empresa Yawata. El desarrollo de su economía vino acompañada de una política exterior expansionista y militar debido a su falta de materias primas, necesarias para el desarrollo de su industria que luego revendería sus colonias convertidas en manufacturas, convirtiéndose en la metrópolis del posterior imperio.

Al igual que sus homólogos europeos, nace una industria militar doméstica estrechamente controlada. En segundo lugar, debido a la falta de recursos en las islas de Japón, para poder mantener un sector industrial fuerte y con gran crecimiento, las materias primas como el hierro, petróleo y el carbón en gran parte se habían de importar a pesar de que el país disponía de una pequeña parte de éstas. Gran parte de estos materiales llegaba de Estados Unidos. Así, por el esquema de desarrollo militar industrial y el crecimiento industrial, las teorías mercantilistas prevalentes, hacían imprescindibles las colonias. Estas eran necesarias para competir con las potencias europeas. Corea (1910) y Formosa (Taiwán, 1895) fueron anexionadas muy pronto como colonias agrícolas. Además, el hierro y el carbón de Manchuria, la goma de Indochina y los vastos recursos de China eran los principales objetivos para la industria japonesa.

Este desarrollo industrial provocó un gran crecimiento demográfico ( la población pasó de 35 millones a 55 millones de habitantes) y la instauración de un sistema parlamentario a imagen y semejanza de la Prusia de Otto von Bismark: se creó un sistema de Cortes Bicamerales elegidas por sufragio censitario masculino.( se elaboró un sistema de turnismo de partidos similar al creado en España tras la Restauración borbónica).

La victoria en la guerra chino-japonesa (1894.-1895) y la firma del tratado de Shimonosekie, el cual permite a Japón anexionar Taiwan y la posterior victoria frente al imperio ruso de Nicolás II en 1905 son fundamentales para comprender la creciente hegemonía japonesa en el extremo oriente. La participación en la I Guerra Mundial a favor de los aliados y el crecimiento de las exportaciones durante el periodo bélico permitirán desarrollar la industria japonesa: empresas como Mitsubishi aparecen en estas fechas.


La deriva totalitaria

A pesar de que Japón era un sistema liberal sus ansias expansionistas lo irán transformando gradualmente en una potencia imperialista. En 1925 Japón permite el sufragio universal masculino. En esas mismas fechas, los japoneses empiezan una persecución contra los comunistas a través de la ley de Preservación de la Paz. El auge del ultranacionalismo perjudica gravemente a la población coreana que trabaja en territorio japonés, la creación de sociedades secretas ultranacionalistas de carácter militar (Escuela Imperial, Escuela del orden) y movimientos ultranacionalistas (Dragón oscuro, Océano Oscuro) afianzan la transformación de Japón en potencia imperialista.

El enfrentamiento con la China de Chang Kai Shek en 1928, la ocupación de Manchuria en 1931 tras el incidente Mukden, la conquista de la península coreana y la creación del estado de Manchuko son fundamentales para entender el imperialismo japonés: Japón es un país que carece de materias primas para su industria. Las diferentes conquistas del imperio del Sol Naciente permitirán a Hiro Hito conseguir las materias primas necesarias para que las industrias japonesas las conviertan en manufacturas, revendiéndolas a los territorios conquistados creando así un imperio colonial donde Japón sería la metrópolis. La firma del pacto Antikommintern con la Alemania de Hitler en 1936 y el posterior ataque a la China de Mao y Chang Kai Shek en 1937 afianzarían la política exterior japonesa: La creación de un Nuevo Orden asiático.

El 20 de febrero de 1937, en Japón; obtiene la victoria electoral el partido liberal “Minseitō” imponiéndose sobre los conservadores ortodoxos del reconocido partido conservador “Rikken Seiyūkai” ("Amigos del Gobierno Constitucional"). Este acto será considerado un duro revés para el gobierno conservador de la época que estaba a punto de invadir China e iniciar la Segunda guerra chino-japonesa. El 27 de septiembre de 1940, el Imperio de Japón firmó el Pacto Tripartito con la Alemania Nazi y el Reino de Italia, siendo sus objetivos "establecer y mantener un nuevo orden de las cosas" en sus respectivas regiones del mundo y esferas de influencia, con la Alemania nazi en Europa, Japón Imperial en Asia y el Reino de Italia en el norte de África. Los firmantes de esta alianza son conocidos como las Potencias del Eje. El pacto también pide asistencia mutua si alguna de las potencias fuera atacada por un país aún no implicado en la guerra, con excepción de la Unión Soviética, y de la tecnología y la cooperación económica entre los signatarios.

Con la ocupación de la Indochina francesa en los años de 1940-41 y la continuación de la guerra en China, los Estados Unidos embargaron a Japón materiales estratégicos, tales como la chatarra y el petróleo, que eran sumamente necesarios para su esfuerzo de guerra. Los japoneses se enfrentaban con la opción de retirarse de China y de perder su influencia, o la captura y obtención de nuevas fuentes de materias primas en las colonias ricas en recursos del sudeste de Asia controladas por las potencias europeas - específicamente la Malasia británica y las Indias orientales holandesas.

Hiro Hito

Japón durante la Segunda Guerra Mundial

El comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939, dio a Japón una nueva oportunidad para extenderse por Sudeste asiático, después de haber alcanzado varios acuerdos diplomáticos. En septiembre de 1940 Japón estableció una alianza tripartita con Alemania e Italia, el denominado Eje Roma-Berlín-Tokio, que aseguraba ayuda mutua y total durante un periodo de diez años. Sin embargo, Japón consideró que el pacto firmado en 1939 entre Alemania y la URSS había liberado al Imperio de cualquier obligación contraída en la alianza anticomunista de 1936. Por tanto, en abril de 1941, Japón firmó un pacto de neutralidad con la URSS, que garantizaba la protección del norte de Dongbei(-)Pingyuan.

Al mismo tiempo, Japón intentó obtener acuerdos económicos y políticos en las Indias Orientales Neerlandesas. Estas acciones provocaron el embargo de petróleo estadounidense e incrementaron la hostilidad entre ambos países, bastante fuerte desde la invasión japonesa de China en 1937. En octubre de 1941 el general Hideki Tōjō se convirtió en el primer ministro japonés y ministro de Guerra, lo que no favoreció la normalización de las relaciones.

El 7 de diciembre de 1941 (domingo) sin aviso y mientras todavía se estaban celebrando negociaciones entre los diplomáticos estadounidenses y japoneses, varias oleadas de aviones japoneses bombardearon Pearl Harbor, en Hawái, la principal base naval estadounidense en el Pacífico ; poco después se lanzaron ataques simultáneos contra Filipinas, la isla de Guam, isla Wake e islas Midway, Hong Kong, Malasia británica y Tailandia. El 8 de diciembre (lunes), Estados Unidos declaró la guerra a Japón tras la declaración del presidente Franklin D.Roosevelt en el senado, al igual que el resto de los poderes aliados, excepto la URSS.

Un año después del éxito de estos ataques por sorpresa Japón mantenía la ofensiva en el Sudeste asiático y en las islas del Pacífico Sur. El Imperio designó el Este asiático y sus alrededores como la ‘Gran Esfera de Coprosperidad de Asia Oriental’ e hizo efectiva la propaganda del lema ‘Asia para los asiáticos’. Además, los elementos nacionalistas en la mayoría de los países de Asia Oriental daban apoyo tácito, y en algunos casos real, a los japoneses, porque vieron un camino aparente para liberarse del imperialismo occidental.

En diciembre de 1941, Japón invadió Tailandia, a cuyo gobierno obligó a firmar un tratado de alianza. Las tropas japonesas ocuparon Birmania, Malasia británica, Borneo, Hong Kong y las Indias Orientales Neerlandesas. En mayo de 1942, las Filipinas cayeron en manos niponas.

Volviéndose hacia Australia y Nueva Zelanda, las fuerzas japonesas desembarcaron en Nueva Guinea, Nueva Inglaterra (actualmente parte de Papúa-Nueva Guinea) y las islas Salomón. Un destacamento especial japonés también invadió y ocupó Attu, Agattu y Kiska en las Islas Aleutianas frente a la costa de Alaska, en Norteamérica (cf. Batalla de las Islas Aleutianas). Al final, la guerra se convirtió en una lucha naval por el control de las vastas extensiones del océano Pacífico.


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