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martes, 6 de marzo de 2012

EL METAL del FUTURO

En el progreso del hombre y de la ciencia, muchas veces ha intervenido la casualidad, como en el caso del acero inoxidable. Bearle buscando una aleación metálica que no fuera atacada por el orín, desechó unas muestras, arrojándolas a un rincón de su laboratorio, y meses más tarde, buscando una herramienta, comprobó que las muestra que había desechado, se mantenían tan brillantes como el día en las había arrojado a un rincón de su sala de trabajo.

Era el acero inoxidable.

Pero, los científicos, en las décadas siguientes a esta afortunada casualidad, han descubierto metales de gran utilidad, como el aluminio, 60% más abundante que el hierro, aunque presentaba más dificultades para extraerlo de sus menas.

En una clase de química, un joven estudiante escuchó predecir a su profesor que quien descubriese un método para obtener aluminio barato, se haría inmensamente rico. El nombre de este aventajado estudiante era Martin Hall y, por cierto, conocía la teoría de Davy, la que establecía que haciendo pasar una corriente eléctrica a través de un metal fundido, era posible separar los iones metálicos y depositarlos en el cátodo. Lo primero que trató de hacer Hall fue disolver el aluminio; decidió que éste debía ser la criolita, mineral muy abundante solo en Groenlandia y provisto de este material realizó su experimento. Disolvió el óxido de aluminio en la criolita y la sometió a una corriente eléctrica: en cl cátodo recogió aluminio puro.

Otro científico, el químico alemán Alfred Wilm, en 1908, agregó al aluminio un porciones de cobre y magnesio, y obtuvo lo que se llama duraluminio, aleación que ha sido empleada en la construcción de aviones.

La tierra contiene distintos metales, como hierro, aluminio, magnesio - que es más abundante y más liviano que el aluminio -, sodio, potasio, calcio y titanio. El acero, sin duda, fue sido el más importante elemento del progreso del siglo XIX, tal como ha sido el aluminio en el XX.

¿Y, podría ser el titanio el metal del siglo XXI? Porque, el titanio, es un metal habitualmente tetravalente, cuyas propiedades son un intermedio entre el silicio y el estaño, tiene una magnífica combinación de buenas cualidades - pesa la mitad que el acero, es mucho más resistente que el aluminio o el acero, es capaz de soportar enormes temperaturas y es casi inmune a la corrosión, características que lo han convertido en un material de uso creciente en las industrias ¿Puede pensarse que el titanio llegará a ser el metal del siglo XXI?

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